mario

De origen madrileño, cuando inicié el Camino contaba con 59 años. En la actualidad resido en Castellón de la Plana. Casado y con 3 estupendas hijas. He sido Marino Mercante de profesión y como tal navegué durante 27 años, después accedí a la Administración del Estado  en el ISM, siendo transferido a la Administración de la Comunidad Autónoma de residencia donde presté mis servicios durante mi último año de vida laboral. Fue cuando me jubilé el 1 de enero de 2001, cuando me surgió la idea de emprender un viaje muy especial, realizar a pie el Camino de Santiago.

    La idea fue madurando durante la primavera y una vez convencido de mi decisión adquirí la mochila, el calzado y complementos que consideré mas adecuados para la peregrinación y utilicé a fondo los dos meses de verano para entrenarme.

    Normalmente hacía  de 15 a 20 km diarios por todo tipo de terreno. Salía al amanecer, de 6:30 a 7:00 horas  y de 10:30 a 11:00 horas ya estaba de vuelta en casa, así evitaba en lo posible el fuerte calor de la época estival. En total hice 750 Km  controlados, justo los que separan a Santiago de Roncesvalles; entonces consideré que ya me encontraba preparado física y  mentalmente y que había llegado el ansiado momento para iniciar el peregrinaje.

      Mi objetivo era realizar todo el recorrido del Camino Francés desde S. Jean-le-Pied-de-Port ya que al estar jubilado disponía de todo el tiempo necesario para ello, pero al final opté por hacerlo desde Roncesvalles  de una tirada . Muy a mi pesar y por motivos ajenos a mi voluntad, tuve que suspenderlo en Santo Domingo de la Calzada sin haber logrado el objetivo, aunque el esfuerzo de esos primeros 190 Km. mereció la pena. Tal fué la huella que dejó grabada en mi interior esa primera aproximación al Camino, que una vez repuesto y entrenado, lo reanudé en la primavera siguiente.

    Aunque “Mi Diario” va dirigido preferentemente a mi familia y círculo de amistades, creo que también merecerá el interés de futuros peregrinos e incluso de los amantes del Camino ya curtidos veteranos, por lo menos, esa es mi modesta intención.

   Aunque la mayoría de las imágenes intercaladas en el texto han sido tomadas durante el recorrido, me he permitido la licencia de emplear algunas copias de diferentes web’s sobre el Camino teniendo en cuenta su relación con mi relato.

      Sin más preámbulos, doy comienzo a “Mi Diario” deseando sirva de acicate para que otras personas interesadas y que se encuentran indecisas  pierdan el miedo y se apunten a la peregrinación; no importa la edad o el sexo ni si emprenderlo en solitario o en compañía, de verdad, puedo asegurarles que no se arrepentirán. Por lo menos para mí, ha sido una experiencia que no olvidaré mientras viva.

         Castellón de la Plana, Septiembre 2002

logo_camino

Mi Primer Camino

A mi esposa Loli y mis hijas Lolita, Esther y Merce que me ayudaron

con sus ánimos a emprender tan ardua como apasionante aventura.

"...una franja alargada y lechosa entre infinidad de estrellas que centellean en una noche sin luna con cielo limpio y profundo..."

Polvo, barro, sol y lluvia

  es el Camino de Santiago ….”

Anónimo/Eugenio Garibay

Castellón-Zaragoza

domingo, 2-sep-2001

Aproximación

Con la mochila ajustada a mi espalda y el bordón a mi diestra, siendo las dos menos veinte de la tarde del domingo día 2 de septiembre, se encuentra este peregrino dispuesto para salir de Castellón en autocar de la Empresa Hife con destino a Zaragoza. A despedirme me acompañan, mi esposa Loli y mi cuñado Antonio.

El viaje a Zaragoza se me hace muy pesado por las continuas paradas del autobús que entra en todos los pueblos habidos y por haber y eso hace que los kilómetros se te hagan interminables; -todo sea por el Camino- debo resignarme.

A las ocho y cuarto llego a Zaragoza. A pie de andén se encuentran esperándome mi hija Loli y mi yerno Carlos. Después de desprenderme de la mochila en su casa, salimos a tapear por los estupendos bares que esta bella ciudad tiene la fortuna de poseer. Una vez repuesto el estómago y desentumecidas las piernas, a descansar.

Basílica del Pilar (Zaragoza)

Zaragoza-Roncesvalles

lunes, 3-sep-2001

La Gran Colegiata

          El autocar con destino a Pamplona, tiene su salida a las once y cuarto, así que no tengo necesidad de madrugar y por otra parte, mi yerno Carlos al encontrarse de vacaciones me acompañaría en su coche.

          El autocar pertenece a la Empresa “Conda” cuya sede se localiza en la Calle Navarra a la salida de Zaragoza por la carretera de Logroño. Llegados al lugar de salida me despido de Carlos y por teléfono de mi hija Loli que se encuentra en la Óptica.

          Al andén llega a última hora una muchacha con la mochila bien cargada y al instante intuyo que se trata de una peregrina que se dispone a realizar el Camino de Santiago como un servidor, por lo que la conversación estaría asegurada durante todo el trayecto.

          Coincidimos en el autocar en la misma fila de asientos, ella en el lado izquierdo y yo en el derecho. Ella se percata al instante que yo también voy a hacer el Camino porque la pinta que llevo no es precisamente la de un hombre de negocios, así que durante un cuarto de hora nos observamos por el rabillo del ojo y solo faltaba el pistoletazo de salida para iniciar la conversación, pistoletazo que obviamente me corresponde darlo a mí.

          Nos presentamos, ella aparenta unos cuarenta y tantos, su nombre Vicenta nacida en El Cabañal (Valencia) pero trabaja como ATS en un hospital de Denia en la unidad de hemodiálisis. A Zaragoza la había acompañado uno de sus hermanos que es camionero. Demuestra gozar de una gran locuacidad.

          Aprovecharía los 10 días que le quedan de vacaciones para dedicarlos a hacer lo que buenamente pueda del Camino, pues le chifla sobremanera el contacto con la Naturaleza y desea descargarse lo que pueda del estrés acumulado en sus obligaciones.

          Me comenta que hace unos años había estado en Nicaragua como cooperante de una ONG instruyendo a los campesinos de ese país para que pudieran sobrevivir lo mas dignamente posible con los escasos medios de vida que disponían. Allí le enseñaron a construir tiendas de campaña lo que le ha servido para construirse una muy ligera de plástico que es la que lleva en la mochila pues piensa pasar alguna noche de acampada libre. Le advierto que tenga cuidado ya que en los Pirineos el tiempo es muy variable y puede formarse una tormenta sin apenas avisar. Me contesta que procurará instalarse cerca de alguna casa y si la cosa se pusiera fea poder llamar a la puerta en busca de ayuda.

          Le comento que yo soy marino mercante de profesión y como tal había recorrido bastante mundo y tocado muchos puertos. Me contesta que ella muestra un gran aprecio por la mar e incluso había hecho alguna singladura en velero por el Mediterráneo. Me relata la anécdota de un viaje muy interesante que hizo con un amigo desde el sur de Italia a Gandía en un yate. Resulta que una mañana avistaron un cachalote que pronto se plantó atrevida y peligrosamente muy cerca del costado, emergió su cabeza y por uno de sus enormes ojos permaneció un rato inmóvil mirándola fijamente lo que le causó una gran excitación. Estaba tan histérica que le entraron ganas de lanzarse al agua para acercarse al cetáceo, pero su amigo advirtiendo sus suicidas intenciones, le amenazó con atarla al palo si no se calmaba. A Dios gracias, el cachalote fue alejándose poco a poco del yate y con un buen salto y limpia inmersión se zambulló definitivamente en las profundidades. Fue un acontecimiento difícil de olvidar mientras viviese.

          Nos vamos intercambiando informaciones familiares y diferentes anécdotas de nuestras vidas.

          Mientras, ella tuvo que quitarse los calcetines pues le estaban abrasando los pies, mal comienzo para un gran viaje.

Pamplona

      Sin apenas darnos cuenta, el autocar se planta en Pamplona y una vez en los andenes de la Estación de Autobuses, por cierto muy vieja y saturada de gases, huimos rápidamente al exterior. Le digo que yo tenía la intención de ir a comer a Casa Manolo pues había leído que era un restaurante donde se comía muy bien y ella se apunta.

      Nos indican donde se encuentra el restaurante y hacia allí dirigimos nuestros pasos, con tan mala fortuna que resulta ser el día de descanso del personal. Preguntamos a un chico por un sitio alternativo donde poder saciar nuestros estómagos vacíos y nos recomienda el “Otano” en la calle San Nicolás del Casco Viejo. Creo que no salimos perdiendo, pues la verdad es que nos metimos entre pecho y espalda unas pochas de Sangüesa exquisitas, unos pimientos del piquillo rellenos de carne y una manzana asada con helado que aplacaron totalmente el hambre. Todo rico, rico, rico… como diría el maestro de cocina televisivo Arguiñano.

      Durante la comida, Vicenta me explica que tenía intención de empezar el Camino en Saint-Jean-Pied-de-Port pero duda como llegar hasta allí –el autobús de La Montañesa nos dejaría en Roncesvalles-, baraja la posibilidad de ir a Bayona y de allí en autobús al pueblo tras-pirenaico, pero al final decide ir a Roncesvalles y allí que fuera lo que Dios quisiese.

      Como todavía es pronto y el autobús no saldrá hasta las seis de la tarde, nos sentamos a reposar la comida en un banco a la sombra en la amplia Plaza Príncipe de Viana con su hermosa y florida fuente en el centro. A las cinco abren las tiendas y la acompaño para comprar sus calcetines “Cool Max”, después un poco más de banco y a la Estación de Autobuses.

      Hay dos autobuses para Roncesvalles, nos asignan plaza en el segundo pues el primero está ya completo. Durante el trayecto vamos observando el paisaje intentando adivinar por donde discurre el Camino que tendremos que patear de regreso a Pamplona, los bosques se suceden de una ladera a otra. Todo lo que contemplamos a través de las ventanas del autobús se nos antoja impresionante.

Albergue de Roncesvalles

 A las siete y cuarto el autobús nos deja ante la gran Colegiata de Roncesvalles. Nos despedimos deseándonos todo lo mejor y sobre todo BUEN CAMINO perdiéndose ella entre el bullicio. Va a intentar contactar con otros peregrinos que quieran compartir un taxi para llegar a S. Jean. Ya no la volví a ver más.

      En una dependencia de la Colegiata me sellan la Credencial que mi hija Loli me había conseguido en Zaragoza y como el Albergue estaba al cien por cien, creo oportuno reservar habitación en el hostal La Posada.

Capilla de la Colegiata de Roncesvalles

La Misa Solemne del Peregrino en la iglesia de la Colegiata resulta impresionante, cantada al estilo gregoriano por tres sacerdotes y sus acólitos. A su término, el celebrante anima a los peregrinos a que nos acerquemos hacia el altar y tiene unas palabras de aliento para todos en sus respectivas lenguas. Bendición y para concluir, el canto de la Salve. Fueron unos momentos de gran emoción.

      La cena en el restaurante del Hostal La Posada muy bien, ensalada navarra de cogollos, espárragos y anchoas y trucha a la navarra y de postre flan. Después a llamar por teléfono a la familia y a dormir que mañana habrá que madrugar y seguro que esta noche los nervios me impedirían dormir bien. El Camino estaba a punto de iniciarse, los nervios a flor de piel y no sé por qué se me antoja que la primera jornada iba a ser algo dura, por lo menos, eso es lo que indican las Guías.

etapa01

1ª Jornada

Martes, 4 de septiembre de 2001

RONCESVALLES-ZUBIRI

Parcial 22 Km; Total 22 Km; A Santiago: 728 Km

La naturaleza olvidada

Como era de esperar, duermo bastante intranquilo despertándome varias veces pendiente del reloj. Definitivamente a las seis y media me levanto y me doy una buena ducha con la esperanza de que además de servir para refrescar mi cuerpo, pueda serenar mi mente.

roncesvalles IMe acomodo la mochila a la espalda y a las siete y veinte ya me encuentro en el Camino. Está amaneciendo y la senda por donde discurre el Camino, abovedada por el frondoso follaje de los árboles que la enmarcan, anima a aligerar los pasos para entrar en calor, pues el frío se hace notar. Comienza a clarear pero el tenue amanecer a duras penas se percibe entre tanto ramaje. Un poco antes de las ocho me encuentro esperando en Burguete (3 Km) la apertura de una panadería donde en La Posada me dijeron que servían desayunos. A las ocho en punto abren. Hago un buen desayuno con café con leche, baguette con mantequilla y mermelada que me dé la suficiente fuerza para tirar de mi cuerpo durante la dura jornada. Allí conozco a los primeros peregrinos. Una pareja de sevillanas, un muchacho que me saluda y algún que otro guiri

Una vez retomado el Camino y ya con claridad suficiente, contemplo la sirga de peregrinos que patean conmigo la ondulante pista entre extensas praderas donde las vacas pastan libremente. Algunas de ellas se asoman curiosas por las alambradas, y otras menos recelosas incluso se atreven a salir descaradamente a nuestro encuentro como si quisieran darnos la bienvenida.

Llego a Espinal donde comienza la subida al Alto de Mezquiriz por un sendero resbaladizo y pendiente de continuos repechos, por suerte no muy largos. Los grupos de peregrinos comienzan a disgregarse; cada uno debe ir a su ritmo y aire. Ni que decir tiene, que el paisaje es maravilloso. Llegado al alto, la senda se convierte de nuevo en una bóveda de cubierta vegetal.

roncesvalles II

Todo el entorno es hermoso, bosques de hayas, abedules, robles, pinos y matorral bajo y el incansable trinar de los pájaros como música de fondo. Descenso suave hasta Biscarreta y en Lintzoain comienza una trocha empinada y descarnada que conduce al Alto de Erro, con sus antenas de comunicaciones en lo más alto que son el punto de referencia a alcanzar, así que despacito y parando de vez en cuando para arriba.

En uno de los duros repechos, coincido con una joven muchacha que se encuentra parada tomando aliento, me paro a su lado y le pregunto si necesita ayuda, me contesta que no, solamente tiene que parar a veces a tomar aire pues nota su falta al final de las cuestas. Como no me vendría mal un poco de compañía, tomo la decisión de acompañarla. En los 6 Km de ascenso hasta las antenas hubo tiempo más que suficiente para las presentaciones. Entonces se produce la primera de las casualidades del mágico Camino, resulta que vive en el mismísimo centro de Castellón, es Pediatra y ejerce en un Centro de Salud de La Vall d’Uxó. Increíble pero cierto. Su nombre Belén. Viene acompañada por un grupo de amigos médicos que van más deprisa y la han dejado descolgada.

Llegamos un poco agotados a los Pasos de Roldán conversando muy animadamente, lo cual estoy seguro nos ayudó a que la cuesta nos pareciera menos cuesta e inmediatamente las antenas y el Alto de Erro.

Cruzamos el asfalto de la cumbre y tras pasar delante de la Venta del Puerto, antigua posada de peregrinos y caminantes y hoyroncesvalles_III convertida en vaquerizas, comienza un descenso, por cierto algo peligroso, hasta alcanzar Zubiri salvando el río Arga por el puente gótico de la Rabia.

Belén se queda con su grupo en el limitado y espartano Albergue. Yo prefiero alojarme en el Hostal Gau Txorri donde pido habitación y me repongo de la dura etapa con una buena ducha y posterior comida. A continuación una agradecida siestecilla.

Cuando me levanto, salgo del Hostal para acercarme al Albergue a sellar la Credencial pero a mitad del recorrido me tropiezo con Jesús, un joven peregrino de Logroño quien me informa que hasta las ocho no vendría nadie al Albergue a estampar el sello en las credenciales, así que retorno con él al bar del Hostal. Allí me acomodo en una mesa donde me dispongo a escribir un poco. No tengo que volver al Albergue pues el camarero me dice que allí mismo pueden sellarme la credencial.

Después de una buena cena, telefoneo a mi esposa y familiares y como la temperatura exterior ha experimentado un descenso apreciable, decido que donde mejor se debe estar es en la cama. Así que a dormir.

Buenas noches y hasta mañana.

panoramica02

Larrasoaña

2ª Jornada

Miércoles, 5 de septiembre 2001

ZUBIRI-PAMPLONA

Parcial 21 Km ; Total 43 Km; A Santiago: 707 Km

Caseríos del medievo

A las siete me encuentro ya sentado ante una mesa de la cafetería del hostal donde desayuno con un buen café con leche acompañado de tostadas untadas con mantequilla y mermelada, y en poco mas de media hora ya estoy en el Camino.

Pronto me tropiezo con Jesús el riojano, muy buen chico, las sevillanas que se lo toman todo a chirigota, un matrimonio de Sardanyola del Vallés, la argentina charlando con un valenciano y otros peregrinos guiris. Cada uno va a su ritmo y una vez les adelantas y otra te adelantan ellos. Voy contento, se respira aire puro.

Al ir atravesando los caseríos, un tufillo ecológico que envuelve el ambiente me retrotrae a la época de mi juventud, allá por los años cincuenta cuando residía en Madrid, recordándome al que se respiraba en la Sierra del Guadarrama y que ya creía olvidado. Desgraciadamente, ese tufillo ecológico se ha visto sustituido por el tufo contaminante que despiden los tubos de escape de los vehículos a motor.

El río Arga será mi compañero inseparable de viaje hasta Pamplona. El Camino es un continuo sube y baja en un entorno de hayedos y coníferas sobre una alfombra de sotobosque donde abundan los helechos, brezos y árgomas. De vez en cuando típicos caseríos navarros que parecen surgidos de la época medieval. La única nota discordante es el paso por la fábrica de magnetitas instalada entre Zubiri y Larrasoaña, un borrón en la ruta jacobea a su paso por Navarra.

Trinidad de Arre

Paso a paso, acompañado del río Arga y del infatigable y continuo trinar de los numerosos pájaros que revolotean entre el follaje de los árboles, voy cruzando los bellos caseríos de Akerreta, Zuriain, Irotz, un poco de asfalto, giro a la izquierda, el caserío de Zabaldika, área de descanso con fuente, y subida de nuevo a la derecha hasta alcanzar la media ladera de la montaña. Paso por el caserío de Arleta con su bella ermita de Santa Marina que nos sale al paso antes de enfrentarme a las modernas autovías y accesos a Pamplona que desconciertan algo, después de tanta belleza como he podido contemplar.

Franqueo de nuevo el Río Arga por un bonito puente para llegar a la basílica de la Trinidad de Arre, me adentro por el casco urbano de Villava, pueblo natal de Indurain, y a continuación Burlada, donde entro en un supermercado a comprarme un refresco isotónico, pues hace bastante calor y hay que aliviar la sed y reponer sales.

Por la calle Larrainzar, me encuentro y acompaño a una muchacha peregrina de Bilbao que es la segunda vez que intenta hacer el Camino. La primera vez lo hizo acompañada de su marido y tuvo que abandonar en Burgos debido a una indisposición intestinal de él.

Puente de la Magdalena

Ya puedo divisar la esbelta silueta de la catedral de Pamplona y muy pronto entramos en la ciudad por el Puente de la Magdalena. En el Parque de la Tejera junto a las murallas aparece Jesús el riojano, que lo encuentras en el momento mas inesperado. La chica bilbaína nos dice que continúa pues piensa comer y llegar hasta Cizur Menor donde pernoctará. Jesús y yo nos hacemos mutuamente fotos y entramos en la ciudad por el Portal de Francia, también llamado de Zumalacárregui, rodeamos la catedral y llegamos a la Plaza Consistorial. Muy cerca de allí el Albergue de Peregrinos que se encuentra en unos anexos de la Iglesia de San Saturnino, una calle más arriba de la Cuesta de Sto. Domingo, justo al inicio de la calle Mayor.

Allí dejamos nuestras mochilas que hacen la cola reglamentaria. El Albergue se abre a la una, faltaba un cuarto. Dudo si quedarme o buscar hostal y al final decido la primera de las opciones. El Albergue dispone de 20 plazas en literas y por lo tanto no estará demasiado masificado. Así podré comprobar in situ la vida en los albergues.

Poco a poco van apareciendo todos los peregrinos conocidos que han decidido quedarse en Pamplona, otros han continuado a Cizur Menor (5 Km). Las señoras francesas, el matrimonio de Sardanyola, los señores de León con una pareja de jóvenes gallego él y malagueña ella y otros guiris van haciendo su aparición.

Una vez sellada la credencial, asignada litera y la correspondiente ducha, salgo hacia la calle San Nicolás donde doy buena cuanta de una de colmada ración de pulpo a la gallega. Después la siesta de turno y luego a pasear por la ciudad, Ayuntamiento, Cuesta de Sto. Domingo donde se encuentra la diminuta imagen en la pared del célebre San Fermín, “bendito, por ser nuestro Patrón…” según cantan los mozos en los minutos previos a los famosos encierros, c/ Estafeta y Plaza del Castillo donde me siento en la terraza del Bar Iruña y tomando un té aprovecho para escribir unas postales a mi tío Juan y mi tía Marta, y por último la Catedral que también merecía la pena ser visitada.

Sobre las ocho busco un restaurante para cenar, pero hasta las nueve no abren los comedores, así que debido a que el Albergue se cierra a las diez, tengo que cenar de pintxos por los bares, pero no me arrepiento lo más mínimo. Luego un helado y a recogerme. Duermo un poco intranquilo ya que me tocó una litera alta y he tenido necesidad de levantarme tres veces. Debo añadir que la impresión que me llevo de Pamplona es la de ser una hermosa ciudad.

panoramica01




Jardines de la Taconara

3ª Jornada

Jueves, 6 de septiembre 2001

Pamplona-Puente la Reina

Parcial 24 Km ; Total 67 Km; A Santiago: 683 Km

El Camino del viento

pamplonasenales

Hay que levantarse pronto en los albergues de peregrinos, éstos comienzan sobre las seis a hacer mucho ruido preparando sus mochilas. Así que a las siete menos cuarto me encuentro ya en el exterior. Es de noche todavía. Enfilo la calle Mayor junto al matrimonio de Sardenyola, hace frío y el polo nórdico que me regaló mi hermana Carmen me viene de perillas, al final de la calle me separo del matrimonio pues quiero desayunar, lo necesito para calentar el cuerpo y almacenar calorías. Me dirijo a la cafetería de la Estación de Autobuses donde me hago un buen desayuno. Tengo calor y allí mismo me desprendo del polo saliendo al exterior donde el cielo comienza a clarear. Bordeo los Jardines de la Ciudadela, hace bastante helor, me pesa haberme desprendido del polo, y acelero el ritmo para tratar de calentarme. Encaro la salida de Pamplona en dirección a Cizur Menor. Por los jardines de la Universidad de Navarra alcanzo a unas peregrinas de Vic. Charlo un poco con ellas y las rebaso pues muy tranquilas quieren hacerse unas fotos junto al Puente de Azella.

En la plaza de la Iglesia de Cizur Menor vuelvo a encontrarme con el matrimonio de Sardanyola, están terminando de dar cuenta de unos bocadillos y espero para acompañarles.

alto_perdon02

Ya se puede distinguir el Alto del Perdón con sus molinos eólicos. Parece cerca pero la vista engaña; aun quedan dos horas largas para coronarlo. Poco a poco, Pamplona va quedando atrás empequeñeciéndose en la gran planicie amarillenta de cereal trillado.

Antes de llegar a Zariquiegui mis actuales compañeros se paran, posiblemente por alguna urgencia continuando en solitario por una pista en suave ascenso. Me tropiezo con una pareja de alemanes de Stuttgart y nos hacemos unas fotos pues la panorámica hacia Pamplona es espléndida. Cuando llegamos a Zariquiegui en continua subida, ellos se detienen, quieren descansar.

Desde la salida del pueblo, comienza a ponerse dura la cuesta y a arreciar el viento que no obstante viene muy bien a mi esfuerzo. Encuentro al peregrino que le hemos apodado el pirata por su indumentaria, tatuajes, aretes, decenas de cachivaches que lleva encima colgando y un pañuelo a la cabeza, sentado en posición de yoga y desayunándose un porro. Ahora viene un serio repecho pero hay que hacerse con él. El viento arreciando por momentos y los molinos eólicos cada vez más cerca. Me voy cruzando con varios peregrinos extranjeros.

alto_perdon4-300

Por fin alcanzo la cumbre donde sopla un viento que corta el espacio y casi te hace perder el equilibrio. Hay un curioso monumento silueteado en hierro dedicado al peregrino y rematado con la expresiva leyenda Donde se cruza el Camino del viento con las estrellas. Los molinos eólicos con su rum-rum-rum. A una banda del alto se contempla la extensa vega de Pamplona y a la otra la localidad de Puente la Reina con los pueblos intermedios Uterga, Muruzábal y Óbanos alineados. Entonces aparece como no podría haber sido de otra manera Jesús el riojano y con la dificultad que impone el viento, nos hacemos las fotos de rigor. Aparece el matrimonio de Sardanyola. Hay que comenzar el descenso pronto pues el fuerte viento empieza a incomodar.

En el peligroso descenso con piedras sueltas Jesús me adelanta y yo llego a la altura de los peregrinos leoneses a los que acompaño durante un trecho, pero ellos llevan el paso más vivo y me van dejando atrás.

Unos kilómetros antes de llegar a Uterga, diviso en la distancia a una pareja de chicas y me da la corazonada que una de ellas me es conocida, acelero un poco el paso y efectivamente, compruebo con alegría que se trata de Belén, la pediatra, que va acompañada por Angels médico de familia del grupo de Castellón. Cuando llego a su altura nos saludamos. Me dicen que habían salido de Cizur Menor donde habían pernoctado.

Sigo el ritmo de Belén y Belén el mío, Angels es acompañada por Jesús que se adelantan. Belén y yo entablamos una conversación entretenida. Me da pormenores de los miembros del grupo: Fernando (ginecólogo), Eusebio (médico de familia), José Antonio que ejerce en Sagunto y Victor amigo de Eusebio que es Diplomado en Empresariales y trabaja en la azulejera Marazzi. Todos caminan por delante.

Me revela que el Albergue de Cizur Menor está muy bien y que por la noche les invitaron a una paella, claro está, a la navarra, servida en el jardín del Albergue con asistencia del Delegado gubernativo de la Comunidad Foral.

Belén y yo vamos muy tranquilos de charreta, a nuestro ritmo. Atravesamos las localidades de Uterga, Muruzábal y más adelante en Óbanos, donde se unen los Caminos Aragonés y Francés, paramos a descansar en un banco de la plaza de la Iglesia, en la que destaca su fachada y el Arco de los Peregrinos. Allí se encuentra reposando también otra peregrina conocida, Elisabeth la ranchera que reside en Santa Fé, Nuevo México (USA) donde su marido tiene un rancho dedicado a la cría de vacas. En el bar compro unas latas de bebida refrescante isotónica para reponer fuerzas. Se las ofrezco a las dos peregrinas pero la ranchera declina mi ofrecimiento dándome las gracias. Belén y yo nos la tomamos en un santiamén, teníamos bastante sed pues el calor surtía sus efectos, el contenido de la otra lata fue a parar a la cantimplora. Nos hicimos unas fotos y a continuar que ya faltaba poco para llegar al fin de etapa.

Llegamos al cruce de los Caminos Aragonés y Francés y tras cruzar la carretera atravesamos una huerta privada yendo a salir a la vía de acceso al pueblo, primero el Hotel Jakue y luego el Albergue de Peregrinos que gestionan los Padres Reparadores. Parece que el albergue tiene buen aspecto, así que decido quedarme.

Me sellan la Credencial y me asignan litera en la habitación donde están alojados el grupo de Belén menos Angels que le han asignado una litera de la habitación contigua y por lo tanto aislada del grupo por lo que le ofrezco el cambio por la mía. Me lo agradece sinceramente. Parece un buen grupo y no quisiera perder su contacto. La habitación la comparto con Jesús, los de León, el gallego y su novia la malagueña.

Después de una relajante y refrescante ducha, salgo a buscar un sitio para comer, tenía hambre, el cuerpo necesitaba alimentarse. Me encuentro con el grupo de médicos que están ocupados en el mismo menester y todos juntos nos dirigimos al restaurante del Hotel Jakue, donde después de unas cañas de fresca cerveza y un poco de espera, nos comemos unas pochas a la navarra de primero y chicharro a la espalda de segundo, todo regado con un buen vino de crianza de denominación de origen. Excelente comida.

A través de los ventanales observamos como llegan las sevillanas con su familia, el reloj marca las cuatro y aparentan estar deshechas, no creo que aguanten mucho.

El grupo me presiona para que cene con ellos en el Albergue, van a comprar algo de lechuga y tomate para hacer una gran ensalada, embutido y fruta, invitación que acepto pero con la condición que aportaría mi parte.

Después de la colada me hago una buena siesta y a continuación el paseo ritual por el pueblo, muy interesante por su antigüedad. Transito por su calle Mayor donde se emplaza la Iglesia de Santiago de visita obligada. Genera curiosidad un cuadro expuesto en el muro izquierdo del retablo mayor que los lugareños consideran prohibido porque imaginan ver a tres Dioses, aunque según información recabada con posterioridad, en realidad representa una Trinidad antropomorfa donde aparecen las tres figuras sedentes sobre una gloria de nubes con sus atributos que las identifican: cetro, estigmas y paloma. Es obra atribuida al pintor mexicano Miguel Cabrera y fechada a mediados del siglo XVIII. Formaría probablemente parte del legado enviado por algún conquistador español.

La cena resulta muy animada, tenemos que esperar un poco porque otros grupos ocupan las mesas. Pero mereció la pena la espera, fue una experiencia muy interesante. Las voces y risas de los comensales inundaban la sala. Se masca en el ambiente la excelente camaradería entre los peregrinos, cada uno ayuda en lo que sabe y puede, todo con una sencillez digna de encomio.

Quedamos para desayunar en una panadería de la Calle Mayor. Duermo como un tronco enfundado en mi confortable saco de dormir.

Después de una relajante y refrescante ducha, salgo a buscar un sitio para comer, tenía hambre, el cuerpo necesitaba alimentarse. Me encuentro con el grupo de médicos que están ocupados en el mismo menester y todos juntos nos dirigimos al restaurante del Hotel Jakue, donde después de unas cañas de fresca cerveza y un poco de espera, nos comemos unas pochas a la navarra de primero y chicharro a la espalda de segundo, todo regado con un buen vino de crianza de denominación de origen. Excelente comida.

A través de los ventanales observamos como llegan las sevillanas con su familia, el reloj marca las cuatro y aparentan estar deshechas, no creo que aguanten mucho.

El grupo me presiona para que cene con ellos en el Albergue, van a comprar algo de lechuga y tomate para hacer una gran ensalada, embutido y fruta, invitación que acepto pero con la condición que aportaría mi parte.

Después de la colada me hago una buena siesta y a continuación el paseo ritual por el pueblo, muy interesante por su antigüedad. Transito por su calle Mayor donde se emplaza la Iglesia de Santiago de visita obligada. Genera curiosidad un cuadro expuesto en el muro izquierdo del retablo mayor que los lugareños consideran prohibido porque imaginan ver a tres Dioses, aunque según información recabada con posterioridad, en realidad representa una Trinidad antropomorfa donde aparecen las tres figuras sedentes sobre una gloria de nubes con sus atributos que las identifican: cetro, estigmas y paloma. Es obra atribuida al pintor mexicano Miguel Cabrera y fechada a mediados del siglo XVIII. Formaría probablemente parte del legado enviado por algún conquistador español.

La cena resulta muy animada, tenemos que esperar un poco porque otros grupos ocupan las mesas. Pero mereció la pena la espera, fue una experiencia muy interesante. Las voces y risas de los comensales inundaban la sala. Se masca en el ambiente la excelente camaradería entre los peregrinos, cada uno ayuda en lo que sabe y puede, todo con una sencillez digna de encomio.

Quedamos para desayunar en una panadería de la Calle Mayor. Duermo como un tronco enfundado en mi confortable saco de dormir.

4 T

Puente de Piedra - Puente la Reina

4ª Jornada

Viernes, 7 de septiembre 2001

PUENTE LA REINA – ESTELLA

Parcial 22 Km; Total 89 Km; A Santiago: 661 Km

La fuente milagrosa

Está amaneciendo cuando salgo al exterior. En virtud de lo acordado la víspera, desayuno con los médicos y me uno al grupo. Despedimos el pueblo con unas fotos en el Puente de Piedra sobre el río Arga. Muy pronto Fernando, José Antonio y Victor se adelantan quedándome descolgado junto a Belén y Eusebio.

Llegando a Cirauqui

Por unas sendas de continuos sube y bajas y montes de pino en repoblación alcanzamos la localidad de Mañeru (5 Km), que cruzamos por su centro y una vez rebasado el cementerio comenzamos un agradable paseo con la silueta de Cirauqui al fondo, sobre una colina. Empezamos a encontrar los primeros campos de cepas emparradas para facilitar según me dicen la circulación de maquinaria entre ellas y de esa forma facilitar la vendimia.

Ascendemos por la colina donde se asienta Cirauqui (7,7 Km), atravesando el pueblo por su parte más alta, la plaza e Iglesia de San Román y a través de un túnel formado por las casas, donde sellamos la credencial, enfilamos una antigua calzada romana que entronca con un puente en ruinas que no tenemos mas remedio que rodear.

El calor se va dejando notar por las pistas agrícolas por donde discurre el Camino y algunos repechones nos hacen parar para tomar unos tragos de agua y airear los pulmones. La localidad de Lorca en el Km 13 la tenemos a la vista, y para no variar en lo alto de una colina, hay que sufrir un poco en la subida, pero una vez alcanzada la Plaza Mayor una hermosa fuente con sus dos caños manando abundante chorro de agua fresca nos espera, refrescamos nuestras sudorosas cabezas, aliviando al mismo tiempo la sed. Allí nos juntamos con unos cuantos peregrinos que se encuentran descansando plácidamente a la sombra.

La localidad de Villatuerta es nuestra próxima referencia 6 km más allá. Eusebio camina mal, le van haciendo daño las botas por los vendajes que lleva en los pies. Por otra parte Belén tampoco marcha muy bien que digamos, así que me toca tirar lo que puedo de ellos. Hoy voy bastante mejor, gracias a Dios no me duele nada.

Y por fin Estella, después de cuatro pesados kilómetros que sobretodo a Belén y a Eusebio se les hacen eternos. En el Albergue de Peregrinos hay muchas mochilas en la cola, solo atienden de cinco en cinco y como es tarde, decido alojarme en el Hostal San Andrés en el centro de la villa.

estella-panoramica01

Después de la ducha y aseo de rigor, me compongo un poco y me acerco al Restaurante Casanova para comer. La comida regularcilla. Luego la siesta y después a pasear por las céntricas calles del casco viejo de Estella donde me encuentro con los médicos y juntos nos sentamos en la terraza de un bar de la Plaza Mayor a tomarnos unas cervezas. La misma Plaza Mayor donde, me viene a la memoria que hace unos cuarenta años y con motivo de las Fiestas de San Pedro, con mi buen amigo y compañero Jaime Balenzategui, que Dios tenga en su Gloria, con sus hermanos y amigos, nos uníamos a los corrillos festeros bailando y cantando las hermosas y alegres jotas navarras. Permanecí un buen rato extasiado con mis recuerdos.

Hoy nuevamente me invitan a cenar, así que paso por el Hostal para recoger mi credencial e inmediatamente me dirijo al Albergue donde me estampan el correspondiente sello. Me encuentro con un ambiente extraordinario. Los peregrinos, cada uno con sus grupos, unos preparando la cena, como Gandhi silencioso y pensador que está cocinándose un arroz y el matrimonio de Sardanyola y otros ya cenando en largas mesas haciéndose notar de lo lindo. Los médicos de Castellón y su compañero forman un grupo muy alegre como no podría ser de otra manera, es la juventud, tienen unas edades comprendidas entre los 26 y 30 años, yo aparento ser el padre de todos ellos. Cenamos en el patio, en el que no podía faltar un gallinero en un rincón con gallinas que están apurando los últimos granos de comida para esconder sus cabezas bajo el ala. Entre bromas, chistes y lanzamientos mutuos de frases intencionadas entre chicos y chicas lo estamos pasando en grande, los peregrinos guiris ya se encuentran encamados, indudablemente tienen costumbres distintas a las nuestras. Nos hacemos unas fotos de recuerdo y quedamos para desayunar al día siguiente en una panadería a la salida del pueblo.

Puente sobre el río Gea

Monasterio de Irache

5ª Jornada

Sábado, 8 de septiembre de 2001

ESTELLA – LOS ARCOS

Parcial 21 Km; Total 110 Km; A Santiago: 640 Km

Caletas de cereal

A las siete y según lo previsto, desayunamos en el sitio acordado. Muy buen desayuno. Tenemos la gran suerte de coincidir con un grupo de vecinos de Estella que van cantando a la aurora unas bellas habaneras.

Fuente del vino

Salimos de Estella por donde las flechas amarillas nos indican y pronto llegamos al Monasterio de Irache. En la Fuente del Vino, todos los peregrinos se hacen fotos, nuestro grupo, pues yo ya me siento integrado en el de los médicos, nos hacemos las nuestras, catamos ligeramente el vino que hacemos manar de la fuente, no son horas de beber más y seguidamente nos aprestamos a seguir el Camino que es lo nuestro. El Monasterio permanece aún cerrado, no abren hasta las nueve y media. Jesús el riojano se encuentra allí esperando su apertura. Nosotros optamos por continuar la marcha y pronto nos quedamos los tres de siempre. Hoy Eugenio se ha puesto las sandalias y va muy fuerte, hoy le toca tirar de Belén y de mí.

En Villamayor de Monjardín (9 Km), nos encontramos con los adelantados y ante las bodegas con la marca del pueblo paramos a tomar el bocadillo que llevábamos preparado. Fernando, José Antonio y Victor parten primero.

Me está rozando un poco el dedo meñique del pie derecho y me molesta bastante. Belén con sus expertas manos, me coloca una tirita de cera especial que soluciona el problema, pero lo que me preocupa de verdad es el dolor de mis empeines. Hace bastante calor y poco a poco me voy resintiendo. Belén también lo está pasado algo mal. Eugenio tira de nosotros como puede.

Comienzan las tres horas de soledad que restan de etapa entre viñedos y campos de cereal trillado, pero el ir acompañado y en conversación ayuda a compensar la soledad. Vemos a Fernando sentado junto al camino con la argentina, quizá esté pensando en ligarla ¿quién sabe?. También nos cruzamos con un peregrino polaco, un tipo muy peculiar, con Gandhi el peregrino solitario, muy especial y meticuloso que no habla con nadie, toma anotaciones y lee, lee mucho. También pasamos ante el pirata que se está haciendo un canuto.

El calor va en aumento y el Camino se hace insoportable, parece que el pueblo de Los Arcos no llega nunca. Vemos a la izquierda unos pinares en la parte alta de la ladera de unas lomas y los campos de cereal trillado formando una serie de ondulaciones y entrantes como si se tratase de una sucesión de caletas en un litoral de pinos, una curiosidad más para anotar.

Por fin llegamos a Los Arcos y nos queda atravesar todo el pueblo a lo largo. Se me hace eterna la travesía. Estamos muy cansados y a mí en particular, no se me quita el dolor de los empeines. Llegamos al Albergue donde solo me detengo el tiempo necesario para que me estampan el sello en la credencial. Hoy tengo necesidad imperiosa de descansar a tope, así que me dirijo al Hostal Ezequiel donde me dan habitación. Como siempre y hoy más que nunca me doy una buena ducha y me froto los pies y piernas con alcohol de romero, eso me alivia algo las molestias. En el restaurante del hostal doy buena cuenta del menú del peregrino acompañado a la mesa por la peregrina bilbaína y un bicigrino. Seguidamente, la esperada siesta.

Los Arcos - Iglesia Parroquial de Sta. María

Por la tarde acompaño a mi grupo a visitar la Iglesia de Santa María y su claustro gótico, muy interesante. Luego les invito a unas cervezas en la plaza del pueblo. Me ofrecen cenar con ellos en el albergue pero esta vez declino la invitación pues necesito descansar, me lo pide el cuerpo, y sobre todo los pies. Me comprenden.

Con profundo pesar llega la hora de la siempre difícil despedida, buenos chicos todos ellos que han tenido la paciencia de acogerme y soportarme, especialmente Belén que tiene la edad de mi hija Esther. Ha sido una compañía muy gratificante ayudándome a que el Camino se me hiciera más liviano. Pero el Camino es así de duro, física y psíquicamente, cuando haces buenos amigos y te acomodas a ellos, en algún momento y por alguna razón tienes que separarte. En esta ocasión, se trata de que ellos han de madrugar pues tienen la intención de alcanzar Logroño para regresar a Castellón, los días libres que disponen se les agotan. Belén, muy amable, me provee de comprimidos anti-inflamatorios, una crema y tiritas de cera especiales, intercambiadonos los números de teléfono. Algún día volveremos a vernos, estoy seguro.

También me despido de Jesús el riojano que se quedará en su casa de Logroño, gran chico y muy noble, se siente culpable porque me dijo que ronco por las noches y por eso me voy a los hostales, le contesto para tranquilizarle que no se preocupe lo más mínimo, que no es por eso. Le quedo muy agradecido por su ayuda y amistad. De regreso al hostal confieso que los ojos se me humedecieron, había dejado a unos buenos compañeros de peregrinaje.

Cena ligera en el Ezequiel y a dormir que fuera hace fresco y hay que dar descanso al cuerpo y sobre todo a los pies.

Interior de la iglesia de Santa María

Viana al fondo

6ª Jornada

Domingo, 9 de septiembre de 2001

LOS ARCOS – VIANA

Parcial 19 Km; Total 129 Km; A Santiago: 621 Km

Caminos rompepiernas

Salgo de Los Arcos a las ocho menos cuarto con mis empeines todavía doloridos. En la gasolinera encuentro al gallego que vuelve a casa por problemas en la rodilla. Pasando por el Albergue me tropiezo con las catalanas de Vic que también vuelven a casa, no aguantan más. Poco a poco el Camino va imponiendo su ley y pasa factura.

No encuentro ningún bar abierto y por lo tanto hasta Torres del Río no podré repostar el estómago. Paso ante el cementerio, en cuya puerta se puede leer tan explícito epitafio universal: “Yo que fui lo que tu eres, tu serás lo que yo soy”, suficiente para llevar ocupada la mente durante un buen rato. Prosigo por pistas en buen estado entre viñedos, llegando a Sansol en hora y media. Vadeo el barranco y cruzo el puentecillo sobre el río Linares. Enseguida estoy en Torres del Río dirigiéndome a la Plaza de la Iglesia del Santo Sepulcro de planta octogonal. El tramo de etapa se me ha hecho interminable, el dolor de los empeines no se me quita y eso me preocupa. Necesito calorías sin falta, así que en la típica tienda de pueblo pido un soberbio bocadillo de jamón serrano y un plátano y me voy al bar a comérmelo todo con una cerveza, después café con leche con un comprimido de los que me había dado Belén. En el bar encuentro a la peregrina bilbaína con su marido que había ido a acompañarla el fin de semana, nos saludamos y charlamos un poco.

Menudo cambio experimenta mi cuerpo, parezco otro. Progresivamente me voy recuperando y después de salvar una serie de barrancos rompepiernas, atravieso la vaguada del río Cornava dejando a un lado el despoblado que da nombre al río, cruzo la carretera y por una pista en buen estado paralela al asfalto, me presento en Viana en dos horas y media y lo mejor de todo casi sin sentirlo. Por el camino me había encontrado con Gandhi, la pareja de belgas mayores que parecen salidos de las historietas del Tío Aquiles, el grupo joven de belgas que aparentan pasárselo en grande, otro grupo de jóvenes alemanes muy alborotadores y en fin, otros peregrinos que conocía de vista.

Pronto deberé encontrar a alguien para conversar durante la marcha, se hace triste caminar solo, aunque a veces se desea. El paisaje muy bonito, campos de cepas con la uva ya lo suficientemente madura para la vendimia se alternan con campos de cereales trillados salpicados de algún que otro pinar.

En Viana, último pueblo de Navarra en el Camino, me presento en el Albergue que denota buena apariencia, espero a que me toque una cama baja, pues la hospitalera no abre nueva habitación hasta que no se complete la anterior y en esa solo quedan camas del tercer piso. En el ínterin, aprovecho para darme una buena ducha. Lo mismo hacen la pareja de belgas que están conmigo y que también prefieren una cama baja.

Aprovecho para arreglar algo mis pertenencias, un poco de descanso en la cama no me viene mal y a comer el menú del peregrino al Bar Pitu (macarrones y carne guisada). El pueblo está en fiestas y como es natural todos los vecinos están muy animados y comen en largas mesas instaladas en la calle.

Iglesia Parroquial

Me echo la siesta y al poco rato se presenta un miembro de la Asociación de Amigos del Camino de Viana que me pregunta si tengo inconveniente en llevar dos sobres a los hospitaleros de Burgos. No faltaría más -le contesto- haré de correo del zar con mucho gusto. A su vez, se interesa por mis piernas, le explico lo de los empeines y me recomienda que deje las cordoneras de las botas más sueltas y que introduzca algodón entre el pie y el calcetín en la zona de molestia. Le agradezco sus consejos que aplicaré en lo sucesivo.

La pareja de belgas mayores están en mi habitación y el grupo de belgas jóvenes con los alemanes en la contigua que se comunica, esperemos que no armen mucho jaleo.

Me levanto y salgo al exterior donde luce un sol espléndido, me asomo al mirador de la Iglesia de San Pedro desde donde se divisa una panorámica maravillosa de la extensa planicie formada por la depresión del Ebro cuyo cauce parece adivinarse a su paso por Logroño, ciudad que se distingue a lo lejos junto al cerro Cantabria. Me dirijo al centro urbano de Viana, todo es bullicio, la gente se divierte, “la gente quiere fiesta”, como acostumbraba decir mi buen amigo Fidel, Capitán de la Marina Mercante y antiguo compañero de mi época en los remolcadores. La Plaza de los Fueros se encuentra a tope, no cabe un alfiler; el Ayuntamiento de construcción típica navarra y la Iglesia de Santa María enfrente, en sus calles abundan mansiones blasonadas formando un recinto amurallado.

A las siete y media sueltan al toro por la calle principal y el gentío ataviado con trajes típicos, pantalón y camisa blancos, pañuelo al cuello y cinturón rojos, parecido al que llevan los mozos en las Fiestas de San Fermín, se entretiene con el toro que corre calle arriba calle abajo, yo me quedo junto a la Iglesia de Santa María en la Plaza del Ayuntamiento observando como se divierte la concurrencia. Un mozo cubriéndose con un tablón se contorsiona al paso del toro. A la media hora sacan unos mansos y encierran al morlaco.

Comienza a refrescar y me acerco al Albergue a ponerme el polo y como es hora de cenar me acerco al Bar Pitu. Allí se encuentran casi todos los peregrinos conocidos alrededor de una gran mesa donde me hacen sitio. Conozco a un peregrino portugués, Daniel, que habla por los codos y entiende muy bien a los guiris. Aunque parezca mentira, el único español en la mesa un servidor. Allí conozco también a un parisino, Gerard que con su gran barba entre canosa y gris parece un gurú y de hecho es un curandero que con un péndulo intenta transmitir energía positiva a su clientela. Está también un muchacho inglés con la cabeza al rape y con un pierce en una de sus cejas y que también se dedica a lo mismo que el francés pero empleando un método japonés. Los demás los de siempre, la pareja de belgas, las belgas jóvenes, la ranchera y dos parejas de alemanes.

La camarera muestra la carta a Daniel para que la traduzca y pregunte a cada uno lo que desea. Daniel es enfermero y vive en la Fortaleza de Valença do Minho, dice que piensa llegar a Santiago y después continuar hasta su casa por donde discurre el Camino Portugués, yo le digo que conozco la Fortaleza donde estuve haciendo turismo con mi esposa y unos cuñados. Se le nota un líder nato. Se entiende con todo el mundo y trasmite a la camarera la información requerida. Fue una cena muy animada.

Acabada la cena al Albergue a dormir. Allí me entero que hay un peregrino que es de Cartagena, escucho que se lo está comentando a otro peregrino; vaya hombre!!, qué casualidad!!

viana03

Campiña de Logroño

7ª Jornada

Lunes, 10 de septiembre de 2001

Viana – Navarrete

Parcial 22 Km; Total 151 Km; A Santiago: 599 Km

La tía Felisa

A las ocho menos cuarto, me dispongo a salir del refugio bien abrigado pues hace frío y como era de prever después de las Fiestas, no encuentro ningún bar abierto donde calentar el estómago, así que no me queda mas remedio que ir haciendo camino.

Desciendo por unas calles de gran pendiente, paso entre el cementerio y la fábrica de galletas Marbú y a continuación la planicie. Caminando por sendas que discurren entre explotaciones agrícolas, voy notando la falta de alimento, así que en la ermita de la Virgen de las Cuevas, decido hacer una parada para tomarme una pastilla energética y unos tragos de agua esperando una recuperación. Reanudo el Camino, buenas pistas en llano. Efectivamente, voy recobrando fuerzas, hoy parece que ando mejor. Me tropiezo con la pareja de belgas mayores y un matrimonio alemán residente en Munich. Alcanzo la carretera general y la cruzo por donde comienza un andadero enlucido de cemento pintado de rojo. Franqueo por un túnel la carretera de circunvalación de Logroño y acometo un repecho que salva por su ladera derecha el Cerro Cantabria. En el descenso y un poco antes de llegar al río Ebro, aparece junto al cementerio la casa de la Tía Felisa (la de los higos), un hito del Camino, que está sentada al exterior ante una mesita bajo una llamativa sombrilla playera. Debe pasar ya de los noventa, la saludo, charlo un poco con ella, me sella la credencial y como no podía ser otra cosa me ofrece “higos, agua fresca y amor”, acepto su ofrecimiento dándole las gracias con una propina que deposito en un platito. A unos guiris les dice orgullosamente que ella es muy famosa y que aparece en todas las guías turísticas del mundo. Luego la consabida foto que me hace uno de los belgas, y posterior despedida deseándome “Buen Camino” que le agradezco de verdad.

Iglesia de Santiago

Cruzo el río Ebro por el Puente de Piedra, y ya en el casco antiguo de Logroño, encaro la Rua Vieja en paralelo al río por la parte trasera de la iglesia de Santa María del Palacio y pasando junto al Albergue de Peregrinos, rodeo la Fuente de los Peregrinos, paso por la fachada de la Iglesia de Santiago embocando seguidamente la calle Barriocepo y cruzando la Puerta del Camino accedo a la plaza del Alférez Provisional con una hermosa fuente central ajardinada. Pregunto a unos guardias locales por algún buen sitio donde comer un bocadillo y muy amables me indican un bar que está a la salida de la ciudad frente a las casas de la Guardia Civil.

Encamino mis pasos por la calle Marqués de Murrieta y su prolongación, la interminable Avenida de Burgos, hacia el sitio indicado y entro en el bar donde con calma doy buena cuenta de medio bocadillo de jamón y tortilla y otro medio de tortilla española con un buen vaso de vino y para terminar un café. Lo suficiente para no desfallecer.

Es una maravilla como me obedecen hoy las piernas y mejor aún que los pies casi no me duelen. A la altura de una gasolinera me encuentro a Gerard, el curandero parisino de las barbas, y le acompaño parlando en francés. Pasadas unas obras que parecen ser las de alguna nueva autovía, el andadero vuelve a retomarse con una subida ligera que conduce al Parque de la Grajera. Llegamos a la altura de un banco donde un peregrino está almorzando y el francés se queda con él.

La Grajera

Poco después me tropiezo con el muchacho que había escuchado en el albergue de Viana que era de Cartagena, qué casualidad!!. Se llama Diego y vive en Los Dolores, un barrio populoso situado en los arrabales de Cartagena. Me comenta que es topógrafo y va a iniciar la Ingeniería Técnica Agrónoma. Como no podía ser de otra cosa, hablamos largo y tendido de Cartagena; ya tengo nuevo compañero de Camino.

Repasando las novedades y sin apenas darnos cuenta, llegamos al lago artificial de la Grajera. Allí nos hacemos unas fotos para el recuerdo. Ascendemos entre pinares al Alto de la Grajera volviendo de vez en cuando la mirada atrás para admirar el bello paisaje que rodea al lago. Llegados al alto, pasamos ante una serrería a la izquierda de la senda quedando la autopista de Burgos a la derecha. En la alambrada protectora de la autopista, los peregrinos han ido entrelazando cruces primitivas con los deshechos de madera que se encuentran esparcidos por el suelo procedentes de la serrería. Un poco antes de llegar a Navarrete pasamos ante las ruinas del antiguo hospital de peregrinos de San Juan de Acre, cuya fachada se encuentra actualmente adosada al cementerio.

Navarrete

Navarrete, famoso por sus talleres de alfarería. El Albergue no se abre hasta launa y media, así que esperamos sentados en el Bar Los Arcos junto al Albergue tomándonos unos refrescos.

A la hora señalada, las Hospitaleras abren el Albergue. La mayor de ellas es una señora alemana y la otra, que ejerce de ayudante voluntaria, una madrileña que acoge personalmente a todos los peregrinos muy cordialmente dándoles la bienvenida con un abrazo. El Albergue es verdaderamente un cinco estrellas como se puede leer en las guías, sí señor. Todo esta muy limpio y cuidado. Me asignan cama individual en la amplia y confortable buhardilla compartida por otros ocho peregrinos. Unas claraboyas en el techo nos proporcionan suficiente luz. Dejo mis pertenencias y me doy una ducha de campeonato en la amplia placa, todo de categoría los baños y aseos de lujo.

Una vez aseado y de haberme friccionado los pies y piernas con alcohol de romero, salgo con Diego a comer al bar Los Molinos donde te ofrecen el menú del peregrino. Después de la comida a descansar un poco al Albergue y reposar los pies.

Por la tarde salgo a visitar el pueblo. La Iglesia de la Asunción, como la mayoría de las que se encuentran en el Camino, muy interesante, sobre todo el retablo mayor de estilo barroco y un original retablo de estilo flamenco. Allí, encuentro a Diego, va a quedarse a la Misa que comienza a las ocho y decido acompañarle.

Por la noche ceno en el mismo bar acompañado esta vez por la ranchera Elisabeth que hace verdaderos esfuerzos para enlazar frases en español y poder entendernos, pero al final lo conseguimos con el socorrido espanglish.

Luego las llamadas de teléfono a la familia y a dormir, había que aprovechar el Albergue cinco estrellas.

Albergue de Peregrinos - Navarrete

 

 



Vista panorámica de Nájera

8ª Jornada

Martes, 11 de septiembre de 2001

Navarrete – Azofra

Parcial 22 Km; Total 173 Km; A Santiago: 577 Km

Los versos al peregrino

Alto de San Antón

Hoy me levanto pronto, he dormido a gusto y después de un copioso desayuno ofrecido generosamente por las hospitaleras, a quienes agradezco su hospitalidad y sus deseos de Buen Camino, comienzo la jornada en compañía de Diego.

La mañana está fresca, sopla una rasca del norte que encoge los sentidos y aconseja ir bien abrigado. Todavía está oscuro. Pasamos ante el cementerio donde destaca la rica portada del antiguo hospital de San Juan de Acre cuyas ruinas contemplamos ayer a la entrada del pueblo. Un relieve con placa en la ermita contigua recuerda a Alice de Graemer, peregrina belga muerta en accidente de tráfico en el año 1986, mientras hacía el Camino en bicicleta.

Lentamente vamos ganando ritmo aunque Diego de vez en cuando se queja del tendón de Aquiles izquierdo. Vamos ascendiendo suavemente entre viñedos llegando a un paraje donde los peregrinos han construido con piedras superpuestas en pirámide agrupaciones de numerosas y curiosas fitas.

Sin apenas darnos cuenta,  coronamos el Alto de San Antón, desde donde se puede divisar una bella panorámica del Valle del Najerilla, con Nájera al fondo.

Cruzamos la carretera nacional y entre charla y charla y caminos repletos de viñas con sus frutos a punto de reventar, nos vamos aproximando a Nájera. Nos paramos ante la pared de una vieja fábrica de harinas y nos tomamos su tiempo para leer con pausa los hermosos versos sobre el Camino escritos sobre el mural, anónimos según algunos y atribuidos a un párroco de un pueblo cercano, según otros; todo un ejercicio de amor y ternura que provocan la reflexión del peregrino y que aquí transcribo en su versión original:

1poema_40002poema_4003poema_400

Medio kilómetro antes de llegar a Nájera, un viñador con quien conversamos sobre la previsión de la cosecha, nos ofrece unos hermosos racimos de uvas del país que nos vamos comiendo con apetito, su dulzor nos deleita. Si el tiempo continua como hasta ahora, será una vendimia excepcional.

najer2

Atravesamos el pueblo de Nájera y nos hacemos una foto en el puente sobre el río Najerilla. A las once y sin apenas darnos cuenta, nos hallamos ante la puerta del Albergue de Peregrinos y como hasta las dos y media no abre y las fuerzas hoy nos acompañan, optamos por continuar hasta Azofra (6 Km). A la salida de Nájera encontramos una furgoneta que vende repostería y nos comemos una empanadilla cada uno pues el estómago nos lo iba pidiendo.

Pasamos ante unos pinares en continuo pero soportable ascenso y un poco más adelante, entre los viñedos podemos distinguir Azofra al fondo a la derecha con Alesanco justo a su izquierda.

Llegando a Azofra

Llegamos a Azofra a las doce y media, somos los primeros peregrinos en traspasar hoy el umbral del Albergue donde muy amablemente nos recibe la hospitalera, la señora María Badía otra de las instituciones del Camino, que muy obsequiosa nos ofrece tomates y pepinos de su huerta, así como agua fresca. Nos asigna litera baja en la habitación de los Reyes Magos, la otra habitación tiene el nombre de Doña Blanca. Después de una buena ducha y aseo nos sella las credenciales. Luego, mantenemos con ella una amena conversación.

Salgo del Albergue con Diego para comer en el Bar Sevilla, donde sirven el menú del peregrino por mil pesetas. Me pido un buen plato de lentejas con chorizo que me supieron a gloria bendita.

Terminada la comida me dirijo al albergue, hago la colada y tiendo la ropa en el exterior donde luce un sol espléndido. Luego a echarme la siesta para descansar un poco los pies y piernas. El Albergue se encuentra ubicado en un anexo de la Iglesia, que también se emplea para acoger a los peregrinos que se quedan sin cama.

Poco a poco van apareciendo peregrinos conocidos, el pirata que llega agotado, la Ranchera que trae los pies molidos y lo primero que pide es una palangana para poder meter los pies en agua fría con sal y vinagre, una pareja de hippies que va siempre acompañada por dos perrazos y que lo único que desean es un sitio donde emplazar la tienda de campaña, un grupo de belgas pasotas que se liaron y fumaron unos porros sin el mayor reparo, la peregrina holandesa que habla perfectamente el español, Nicole la francesa con su amiga y un grupo aragonés que vienen desde Somport.

azofra-corrillos

Como el tiempo se prestaba para ello, formamos unos corrillos delante del atrio de la Iglesia y charlamos principalmente del Camino, aunque no podían faltar comentarios al sorprendente y espectacular atentado terrorista contra las Torres Gemelas de Nueva York que había tenido lugar esa misma mañana y del que hasta el momento las noticias que llegaban eran muy confusas.

El Pirata, a pesar de su aspecto, resulta ser una persona muy afable, es vasco pero viene del Congo donde reside desde hace diecisiete años. Es Mecánico de 2ª Clase y Patrón de 2ª Clase y trabaja en la flota pesquera del Congo, dice que como oficial. Le comento que también soy marino de la rama de Máquinas. Dice que el Camino lo hace por una promesa, hace quince años enviudó, murieron en el parto su mujer y la hija que esperaba, a consecuencia de las precarias condiciones sanitarias que existían en el Congo. Estuvimos conversando hasta que el sol se ocultó en el horizonte.

Voy a cenar al Sevilla para reponer fuerzas y después de las llamadas de teléfono habituales, me voy a dormir. Muchos peregrinos que llegaron rezagados tienen que descansar sobre colchonetas esparcidas en el suelo de la Iglesia.

Por la noche abandonan la habitación a medio descansar cuatro personas buscando silencio en el comedor-cocina. Cuando nos levantamos, el resto me comenta que no podían dormir debido a mis ronquidos, les pido disculpas y comprendieron que poco podía hacer yo para evitarlo.

santodomingo01
Sto. Domingo de la Calzada con la Sierra de la Demanda al fondo

9ª Jornada

Miércoles, 12 de septiembre de 2001

Azofra – Sto. Domingo de la Calzada

Parcial 17 Km; Total 190 Km; A Santiago 562 Km

Visiones de un adiós

Desayunamos temprano, leche con cola-cao y galletas que había comprado el día anterior y a las siete y media ya me encuentro en marcha. Me acompaña Diego quien me comunica con tristeza y rabia contenida que los padres de su novia no la dejan ir a Burgos para reunirse con él. Aunque parezca mentira, lo comprendo. Resulta que el padre de su novia es médico odontólogo de la Armada y recuerdo la tontería que gastaba un sector importante de la Oficialidad de la Armada en Cartagena. Los padres evaluaban al milímetro la posición social de los pretendientes de sus hijos y si no se ajustaba a sus deseos, ponían todos los impedimentos posibles para romper la relación. Se ve que aún hoy en día, no ha desaparecido enteramente esa práctica elitista.

Diego me participa que va a avivar la marcha pues quiere doblar la etapa. Yo le animo a que se lo tome todo con calma, que el tiempo irá poniendo los puntos sobre las íes y al final todo se solucionará, pero no le veo muy conforme. Acelera poco a poco sus pasos y entonces intuyo que quiere ir solo, a su aire con sus pensamientos, así que no queda más remedio que despedirnos deseándonos Buen Camino, gran chico que se merece llegar a Santiago acompañado por su novia. Me da mucha lástima la despedida pero soy comprensivo, de nuevo el lado negativo y duro del Camino hace su aparición, así que de nuevo me encuentro solo enfrentado a su rudeza. Tendré que encontrar pronto nuevos compañeros.

santo-domingo-llegadaPaso junto a Nicole y su amiga, las francesas que van acompañadas por Elisabeth la ranchera, nos saludamos, pero cada uno tiene que marchar a su aire. Un poco antes de llegar a Cirueña paso junto un bosquecillo de robustos y altos robles. Cruzo la carretera después de atravesar las pocas casas del pueblo y encaro una buena pista en suave declive hasta Sto. Domingo de la Calzada que aparece ya a tiro de piedra. También alcanzo a distinguir la espalda y la mochila de Diego que parece ha reducido algo su ritmo, marcha cabizbajo con la cabeza hundida entre los hombros.

Al sentirme con fuerzas, activo un poco mis pasos; entonces, un dolorcillo sospechoso comienza a localizarse en mi rodilla izquierda. Poco a poco el dolorcillo va dejándose letras en el camino convirtiéndose en dolor y lo que es peor, va en aumento lo cual me preocupa. Mis pasos comienzan a hacerse cada vez más cortos, peligro, vaya por Dios !!, algo está pasando en mi rodilla pues encuentro grandes dificultades para andar incluso despacio, qué lástima!! con lo bien que iba marchando…!!, tengo que llegar a Sto. Domingo como sea –me digo-, lo tengo a la vista y no puedo quedarme parado, presentía que si lo hacía se enfriaría la rodilla y entonces sería peor, ¡¡Qué mala suerte la mía!!. Haciendo de tripas corazón logro alcanzar con grandes dificultades y muy dolorido la entrada del pueblo sin apenas poderme mover, no puedo más, imposible.

Gracias a Dios, hay unos almacenes de patatas donde pido ayuda. Un trabajador de las oficinas se ofrece a llevarme en su coche, lo cual le agradezco. Inmediatamente pasamos junto a Diego que está entrando en el pueblo y con expresivos signos de dolor le señalo mi rodilla izquierda para hacerle comprender mis desdichas, puso una cara de asombro y presiento que lo entiende todo al instante. Ojalá me equivoque pero posiblemente ya nunca volveré a verle.

santodomingo-callemayorEn el corto trayecto hasta el Centro de Salud, fue desfilando por mi mente, rápida, fugazmente, como si de un sueño se tratase, el grato recuerdo de los peregrinos que hasta la fecha tuve la gran suerte de conocer en el Camino: Vicenta la enfermera de Denia, Jesús el riojano, Belén y mi grupo de Castellón, la bilbaína, Elisabeth la ranchera, la pareja de belgas, el matrimonio de Sardanyola, los leoneses, el pirata, Diego el cartagenero .…y tantos otros…. detrás de ellos y decorando el fondo, una franja alargada y lechosa entre una infinidad de estrellas que centellean en una noche sin luna con cielo limpio y profundo…, es la Vía Láctea, the milkway,  el Camino de Santiago…; mis ojos vuelven de nuevo a humedecerse y unas lágrimas brotan de ellos resbalando libremente por las mejillas. Entonces me doy perfecta cuenta de la situación, ese Camino de las Estrellas por el que con tanta ilusión había destinado todos mis esfuerzos, había concluido para mí.

ULTR EIA!!  SUS EIA!!  ADELANTE!!  compañeros peregrinos, BUEN CAMINO!! y si alguno de vosotros os acordáis de mí cuando llegue al destino, “orad por mí en Compostela”, y de paso, ruego dé al Apóstol un fuerte abrazo de mi parte.

Muchísimas gracias.

Albergue de Peregrinos de Sto. Domingo de la Calzada

10ª Jornada

Lunes/martes, 22/23 abril 2002

Sto.Domingo de la Calzada-Belorado

Parcial 22 Km; Total 212 Km; A Santiago: 540 Km

El reencuentro con el Camino

Patio del Albergue

Después de un salto en el tiempo, aquí me encuentro de peregrino ante la fachada de la Casa del Santo, antiguo Hospital y hoy convertido en Albergue de Peregrinos de Sto. Domingo de la Calzada, disfrutando de un hermoso día primaveral; debo regocijarme de hallarme de nuevo en el Camino.

Sin pensármelo dos veces traspaso el umbral de la entrada. A mi derecha, una puerta conduce a un amplio despacho de recepción. Me presento al hospitalero y entrego la credencial. Le explico las circunstancias que me hicieron abandonar el Camino el pasado 12 de septiembre. Gracias a Dios la rodilla hace meses que no me molesta, la tengo casi olvidada, debo vanagloriarme de ello. Esta vez soy el primer peregrino en llegar, de la forma que lo he hecho se puede.

El hospitalero y ayudante me acompañan a las estancias de la planta superior. Le explico al hospitalero mis problemas respiratorios nocturnos, después de pensárselo unos instantes parece comprenderme y me asigna cama en una dependencia contigua, la que él llama sala roja. Me dice que es posible que allí estaré solo. Eso es un lujo, 17 camas y una sola ocupada por mí, la verdad es que he tenido suerte.

El Albergue me produce una grata impresión. Dejo la mochila y salgo al exterior a pasear y comer cuando sea la hora.

Antes de nada me acerco al Hostal Las Teresitas a preguntar por el bordón que me había dejado olvidado en la habitación donde había permanecido alojado cuando me produje la lesión. A pesar de que por teléfono les había pedido que me lo guardasen, del bordón ni rastro, había desaparecido como por encanto, no saben nada de él y como no era cuestión de ponerse a discutir y a pesar de que era un poco pronto todavía, me dirijo al Mesón Caballeros situado en la calle Mayor junto a la Catedral. Tengo apetito, así que entre los platos de la carta, me decido por una cazuela de judías rojas con chorizo y una ración de pimientos del piquillo rellenos más un flan casero de postre. Estupenda comida 12 €, calidad/precio MB.

Vuelvo al albergue, ya han llegado peregrinos, todos extranjeros. Procurando hacerme pasar desapercibido, me dirijo a mi escondite, cierro la puerta ¡¡qué silencio!!.

Me acuesto sobre el saco de dormir y pronto, la acumulación del cansancio de una larga noche de tren unido al sopor producido por el comienzo de la digestión surte su efecto, me quedo dormido.

Son las seis cuando vuelvo en sí de la profunda siesta. Me doy cuenta que dos peregrinos se encuentran en sendas camas en el lado diametralmente opuesto al que ocupo. Eso quiere decir que la otra sala-dormitorio está al completo. Hablo con ellos, son dos ciclistas brasileños que están reventados, se han dado una buena paliza de pedaleo. Vienen desde Los Arcos (80 Km).

Salgo al exterior y me acerco a visitar la Catedral llamada del Salvador, enseño la credencial en el mostrador de recepción y me dan la entrada gratis por ser peregrino.

Torre exenta

Muy interesante su interior donde destacan: el impresionante Retablo Mayor, el mausoleo del Santo, varios retablos laterales y una colección de pinturas, la sillería del coro y en el brazo derecho del crucero frente al mausoleo del Santo, el Gallinero construido en una hornacina elevada donde vivaquean a su aire una pareja de gallo y gallina blancos que son sustituidos más o menos cada mes, en recuerdo del famoso Milagro del Santo. Una vez satisfecha mi curiosidad, salgo para contemplar los exteriores de la Catedral y su Torre exenta de estilo barroco. Tiene 70 m de altura y es popularmente conocida como La Moza de la Rioja.

Después de pasearme por las antiguas y blasonadas callejas y de hacer una cena ligera, vuelvo al Albergue donde los peregrinos dan los últimos bocados a sus improvisadas cenas. Me dirijo a mi holgado dormitorio donde los dos ciclistas brasileños ya duermen y me empaqueto en el saco de dormir, pero antes de caer entre los brazos de Morfeo, doy rienda suelta a mis pensamientos rememorando aquel lejano 12 de septiembre de 2001…

“Pienso en la desilusión y rabia contenida que se apoderó de mí cuando me di perfecta cuenta que la lesión de mi rodilla izquierda me obligó a abandonar.

Pienso en el viaje de vuelta a Madrid con mi padre y hermano Juan que habían venido en coche hasta Sto. Domingo a recogerme y en los peregrinos que pudimos ver por el Camino que discurre paralelo a la carretera durante casi todo el recorrido hasta Villafranca, qué suerte la de ellos!!.

Pienso en el viaje de Madrid a Castellón en tren ayudándome con unas muletas después de haber pasado por Urgencias del Hospital Gregorio Marañón y diagnosticarme un derrame en la rodilla y una meniscopatía.

Pienso en mi visita al traumatólogo de Castellón y mi pregunta a “bocajarro”:-Pero podré volver a continuar el Camino de Santiago??- y la respuesta risueña del doctor –Parece que está más preocupado del Camino que del dolor de la rodilla-. La verdad es que el doctor tenía razón, toda mi obsesión se concentraba en volver lo más pronto posible al Camino. Pero la convalecencia duró un mes, al cabo del cual desaparecieron todas las molestias. Comencé los entrenamientos y gracias a Dios la rodilla respondió a ellos, poco a poco fui perdiendo el miedo, fui incrementando las distancias y las dificultades por las sendas, veredas y trochas de la sierra de Les Santes próxima a Castellón.

Pienso en mis frecuentes paseos a El Grao, la hora de natación y la vuelta a casa. Todo marchaba de maravilla, ya me encontraba preparado para retomar el Camino que me propuse iniciar en los primeros días de mayo.

Por la Lista de Amigos del Camino de Santiago me enteré que los Amigos de los Refugios de Castrogeriz habían convocado una reunión en dicha localidad. Era una buena ocasión para hacer un precalentamiento que me sirviera al mismo tiempo de prueba y conocimiento real de los amigos de la Lista del Albergue Virtual. La reunión fue convocada para el día 28 de abril. El día 21 por la noche tomé un tren que me condujo a Logroño y de allí un autobús que me dejaría en Sto. Domingo de la Calzada.

El trayecto en tren estuvo lleno de incidencias. Entre Tarragona y Zaragoza el tren tuvo varias paradas en medio del campo y la oscuridad de la noche hasta que la máquina no aguantó más y se paró definitivamente. Tuvo que venir una nueva máquina a recogernos. Estuvimos parados dos horas y pico, sin luz ni calefacción y para más “inri” al bajar el polo, pues hacía frío, la hebilla de la cremallera tropezó casualmente con uno de los cristales de mis gafas con tan mala fortuna que se astilló, menos mal que no llegó a salirse de su sitio. Mal augurio. Llegamos a Logroño con casi cuatro horas de retraso, he dicho bien, no me he equivocado. Menos mal que pude tomar el autobús de las once para Sto. Domingo. Me dio hasta tiempo de tomarme un buen desayuno.

Durante el trayecto de autobús, fui reconociendo el Camino que había andado el pasado septiembre, varios peregrinos transitaban por él…”.

Finalmente el sueño puede conmigo, mañana será otro día.

A las siete me despierto. He dormido como un tronco. Como de costumbre, me aseo convenientemente, arreglo la mochila, me la cuelgo a la espalda y dejo el Albergue. Antes de nada, tengo que encontrar un bar para desayunar. Después de contentar a mi estómago, me dirijo por la travesía de la carretera nacional hacia la salida de Sto. Domingo de la Calzada. Llegó la hora de la verdad, es mi reencuentro real con el Camino.

Puente sobre el Río Oja

Cruzo el largo puente sobre el Río Oja, construido por el Santo. Después de dos kilómetros y medio de arcén llego al cruce de la circunvalación. El Camino arranca a la izquierda y a la subida de un repecho me paro ante una gran cruz de madera plantada a un lado de la calzada con la inscripción Cruz de los Valientes, monumento que conmemora la lucha a vida o muerte mantenida entre  Martín García en representación del Ayuntamiento de Grañón y un calceatense representante del Ayuntamiento de Sto. Domingo de la Calzada. El grañonero  da muerte a su contrincante, pasando a favor de los suyos la propiedad de la Dehesa por la que mantenían continuos pleitos los dos Ayuntamientos.

El día se presenta soleado, aunque de momento hace fresco. Los peregrinos brillan por su ausencia. Solo mi sombra alargada me precede y acompaña. Continúo por una pista entre campos de verde cereal y a los 3 km hago la entrada en Grañón por su calle Mayor. Las flechas amarillas me encaminan hacia la derecha, saliendo del pueblo por un mirador natural desde donde se divisa una bella panorámica de la llanura ondulada de trigales y algún que otro viñedo donde comienzan a despuntar las hojas de las cepas. Después de haber saciado la vista, continúo en descenso pronunciado hasta el llano, cruzo el Río Villar por un puente y pronto estoy ante una encrucijada de caminos dudando por donde tirar, posiblemente la misma duda que se les planteó a Salva y Paca y que desafortunadamente al tomar el camino equivocado les hicieron vagar completamente perdidos junto a otros 30 peregrinos, según su testimonio reflejado en el Diario de su Camino del año 1999. Me decido continuar recto hacia la loma y acierto. Tras unos 45 minutos de marcha a través de pistas de concentración parcelaria alcanzo un altozano donde un monumento indica el límite entre las Comunidades de La Rioja y Castilla-León. Desde esa privilegiada altura se contempla otra vista maravillosa, en primer término el pueblo de Redecilla del Camino y a continuación el de Castildelgado.

Limite autonómico

Una vez alcanzada la carretera nacional, solo tengo que cruzarla para entrar en la localidad de Redecilla del Camino que se atraviesa por su calle Mayor. Frente a la Iglesia, una fuente con un buen caño de agua, sin embargo, un viejecillo del lugar me comenta que padecen una pertinaz sequía, parece que la lluvia se ha olvidado de la comarca y si esta situación persistiera, sin duda lo iba a notar la cosecha de cereal.

Continúo la marcha por la c/Mayor hasta dar de nuevo con la carretera, a la derecha están construyendo chalés de nueva planta, posiblemente de segunda residencia.

Siguiendo por el arcén, pronto se toma una pista por la izquierda. Al poco rato avisto a un peregrino canadiense que por su forma de andar aparenta encontrarse algo tocado, le adelanto preguntándole si necesita ayuda y deseándole BUEN CAMINO entrando enseguida en la localidad de Castildelgado, un pueblecito con pocas casas en el que destaca su Iglesia y plaza con una hermosa fuente. Buen lugar para descansar unos minutos. Allí en un banco se encuentran dos peregrinos belgas aireando sus pies y dando buena cuenta de unas galletas. Por mi parte, me acerco al horno de una panadería y compro un bocadillo que como en un santiamén junto a los belgas y el canadiense que acaba de llegar. Relleno la botella de agua en la fuente y a caminar se ha dicho.

A la salida del pueblo, las flechas amarillas me dirigen por una carretera local a la localidad de Viloria de Rioja, cuna de Sto. Domingo, siempre entre verdes trigales que se pierden a lo lejos. En Viloria pocas casas, apenas veinte vecinos se esfuerzan por conservar el pueblo que gracias a los peregrinos se mantiene con vida. Me entretengo un rato en la plaza Mayor junto a la fuente; la casa donde nació el Santo se encuentra enfrente. Salgo del pueblo por la carretera local asfaltada que en descenso alcanza de nuevo la carretera nacional.

Belorado a la vista

   El Camino discurre paralelo a la carretera y a 5 Km aparece la localidad de Villamayor del Río detrás de una colina. Después de pasar ante el cementerio, una pista agrícola que discurre también paralela a la carretera me conduce a Belorado, al que se llega después de una hora de marcha y tras atravesar la carretera nacional y bordear unos cerros que me imagino sirven de protección al pueblo de los vientos del Norte.

          Son las doce y media cuando paso junto al Albergue de Peregrinos donde ya ha llegado una pareja de franceses. El Albergue está ubicado en una especie de garaje mal acondicionado, por lo que continúo para buscar la Pensión Toñi de la que tengo muy buenas referencias. Se encuentra al otro lado del pueblo atravesando la plaza Mayor junto a la travesía de la carretera nacional y enfrente del Restaurante Picias.

          Más que una pensión, se trata de un piso muy bien dispuesto para albergar a los huéspedes. La habitación que me muestran es estupenda con TV y el baño común muy limpio, el precio 12 €.

          Después de darme una buena ducha y arreglarme, salgo dispuesto a hacer un extraordinario en el Picias, un sabroso cordero asado al estilo burgalés con ensalada fué más que suficiente. Después a descansar a la habitación.

Plaza Mayor de Belorado

Me despierto sobre las seis acercándome al Albergue a sellar la credencial. El Albergue está completo, todos los peregrinos son extranjeros. Me quedo a charlar un poco sentado en los bancos del exterior. Conozco a una peregrina peruana que viene acompañada de su marido, un belga jubilado residente en Perú, tienen ganas de conversación, sobre todo ella. Me comentan que habían salido de SJPP y llegaron a encontrar cincuenta centímetros de nieve por los Pirineos. Ella está muy machacada con dolores en las rodillas y las ampollas. Lleva una mochila de 70 litros; demasiado pesada para su frágil cuerpo. Le aconsejo, que si quiere llegar a Santiago a pie, la vaya aligerando todo lo que pueda.

          Después de un buen rato de animada charla hago un recorrido por las calles del casco antiguo, estrechas y tortuosas, con típicos pasadizos, después visito la Iglesia de Santa María donde a la derecha del Altar Mayor se puede admirar una capilla plateresca dedicada al Apóstol Santiago en sus dos advocaciones, Matamoros y Peregrino, y la Iglesia de San Pedro situada en la Plaza Mayor porticada y adornada con plátanos orientales todavía sin hojas y un kiosco de música en el centro. Me siento en un banco de la plaza a descansar y dejar volar la imaginación. Enfrente de mí, la Iglesia de San Pedro y al fondo el cerro donde se asientan los últimos restos del Castillo. El sol se pierde en el horizonte y comienza a oscurecer, me dirijo al Picias donde hago una cena ligera y luego a retirarme a mi cubil en Casa Toñi.

       Buenas noches y hasta mañana. Ojalá que el día se presente como el de hoy.

019belorado

imagen2

11ª Jornada

Miércoles, 24 abril 2002

Belorado – San Juan de Ortega

Parcial 24 Km; Total 236 Km; A Santiago: 514 Km

La sombra del peregrino

A las siete y media ya estoy dispuesto para iniciar la jornada después de un completo desayuno en el Bar Goya. Por la acera izquierda enfilo la travesía de Belorado, observando varias fábricas de artículos de piel a ambos lados de la carretera.

BeloradorioTiron

La salida de Belorado se efectúa atravesando el Río Tirón por un puente de madera de reciente construcción paralelo al de piedra, Puente el Canto. A continuación pistas de rodadas entre verdes sembrados de cereal que se pierden en la lejanía. Llego al cruce de San Miguel de Pedroso tirando a la derecha por una senda, antigua cañada real a veces cubierta de maleza que en paralelo a la carretera y después de cinco cómodos kilómetros me conduce a Tosantos. Hace algo de rasca a estas horas de la mañana y muy pronto el sol hace acto de presencia. Es curioso observar mi sombra alargada que precede y acompaña a todos los peregrinos con los primeros rayos solares, actuando de reloj de sol a lo largo de la etapa, pero esta sombra mía tiene hoy algo especial, un halo amarillento la envuelve brillando sobre el verde trigal, se hace necesario tomar un foto. Ni una nube en el cielo, el día parece que va a ser espléndido.

Rodeo la localidad de Tosantos por el sur y después de recorrer un tramo flanqueado por altísimos chopos, salgo de nuevo al claro. Dirijo la mirada a mi derecha; empotrada en el monte alcanzo a ver la Ermita de la Virgen de la Peña.

Continúan los trigales y enseguida aparece la silueta de Villambistia al frente del Camino. En un cuarto de hora me hallo cruzando el pueblo con vetustas casas y la Iglesia de San Esteban resaltando del entorno.

021vdelapena

Veinte minutos después, debo cruzar la carretera nacional entrando a continuación en la localidad de Espinosa del Camino con viejas casonas abandonadas. Después de cruzar el Arroyo Palomar, la senda se convierte en una ancha pista en ascenso suave hacia unas antenas de comunicación. Desde el altozano ya se puede divisar la siguiente localidad, Villafranca Montes de Oca.

Ahora se desciende suavemente llegando a los restos del ábside de la Ermita de San Felices que se deja por la derecha, girando noventa grados a la izquierda se enfila Villafranca. A medio kilómetro del pueblo hay que salir a la carretera nacional y tras atravesar el Río Oca se alcanza la localidad. Me dan intenciones de efectuar una parada pero opto por seguir adelante, quiero enfrentarme cuanto antes con las subida al Puerto de las Pedrajas en plenos Montes de Oca.

Pasado el antiguo Hospital de Peregrinos de San Antonio Abad y la Iglesia de Santiago,  afronto a la derecha un recto y duro repecho, comienza la subida. Después de las primeras rampas acuso el esfuerzo, llego a una meseta y entonces sí que paro, hay que desprenderse de la ropa de abrigo y tomar un trago de líquido, un último vistazo a los tejados de Villafranca y a seguir sufriendo un poco, ahora algo mejor después del aligeramiento de ropa.

Sigo ascendiendo hasta alcanzar la Fuente de Mojapán donde existe un área de descanso. Allí me siento en un banco a tomarme un descansillo y de paso ingerir una barra energética que me haga recuperar energías. La verdad es que de la fuente a malas penas brota un hilero de agua.

Unos minutos de descanso y a seguir ascendiendo entre bosques de robles y quejigos con sus hojas aun incipientes. La cuesta se ha suavizado bastante, da gusto subir acompañado del continuo trinar de las numerosas familias de aves que deben anidar entre el espeso bosque, es el único sonido que se percibe pero ¡qué sonido más agradable!. Tenía entendido que es monte de lobos pero por ahora ninguna señal de ellos.

Poco después alcanzo la cima. Hay un monumento que recuerda a los Caídos en la Guerra Civil española. En ese lugar, los espacios se abren. Debe haber habido algún incendio no hace mucho pues todo el campo se encuentra repoblado con pinos todavía muy jóvenes.

Ahora al Camino le toca descender por un cortafuegos flanqueado por coníferas  La carretera nacional discurre serpenteando por la izquierda.

Los últimos kilómetros de la jornada por esos cortafuegos se me atragantan. San Juan de Ortega no se deja ver hasta que estás casi encima. El Camino deja el cortafuegos y desciende por una pista entre pinos hasta salir el claro. Me cruzo con un grupo de jóvenes excursionistas alemanes que habían llegado en autocar.

A las doce y media hago mi entrada en el Santuario y después de saludar al cura D.José María, ya entrado en años, que está observando las obras que tienen lugar en la Iglesia, me dirijo directamente  al Albergue de Peregrinos situado en el antiguo Monasterio. Parece ser que soy el primer peregrino que llega de los que estábamos en Belorado. Tengo que esperar pues están efectuando unas reparaciones de fontanería.

Al poco rato aparece Pepe, un joven peregrino chileno afincado en Madrid donde trabaja para una firma de Internet. Ha venido pisándome los talones, ojalá nos hubiésemos encontrado por los Montes de Oca, seguro que se nos hubiera hecho mas llevaderos el paso por lo cortafuegos sin fin.

Van llegando peregrinos con cuentagotas. José María me sella la credencial y mantenemos una charla intrascendente mientras me dan entrada al Albergue. Yo mismo me asigno la litera, como siempre buscando un rincón donde moleste lo menos posible. Como todavía no funciona el agua corriente, me cambio y me dirijo al único bar del lugar donde sirven platos combinados, la ducha la dejaremos para la tarde. Pido huevos fritos con lomo, chorizo y la famosa morcilla de Burgos, suficiente de más.

023sjuandeortega

Como hace tan buena tarde, declino el echarme la siesta y me siento en un banco de la explanada  charlando con el peregrino Pepe que entre otras cosas me cuenta que después de llegar a Santiago, marchará unos días a París y volverá a EEUU donde residen sus padres en Los Ángeles. Sus dos años en Madrid no le han servido de mucho. Espera tener mas suerte en América. Entre charla y charla van transcurriendo los minutos. Consulto el móvil, tengo un mensaje de Fernando Pazos avisándome que mañana estará en Burgos para hacer el recorrido hasta Castrojeriz en mi compañía. Me alegra mucho la noticia, Fernando vive en Valencia pero solo nos conocemos por la Lista de los Amigos del Camino de Santiago en Internet.

Entretanto, Julia la hospitalera, me avisa que ya puedo ducharme. Me quedo nuevo, estaba deseando que llegase dicho momento. A las siete asisto a la Misa del Peregrino y a continuación, Julia que además es hermana del cura José María nos pasa a todos los peregrinos a un comedor donde nos sirve una rica sopa de ajo. Los guiris no salen de su asombro, nunca habían tomado nada igual y repiten. Alguno hasta mezcla la sopa con el atún en lata, eso sí que era la primera vez que lo veían mis ojos. En fin, la sopa, al que más y al que menos nos supo a gloria bendita y entonó nuestro cuerpo ya que la tarde se volvía fresquilla.

Un grupo coral alemán llega al Santuario para visitarlo. Es digna de ver la cabecera románica de la Iglesia. En el interior, podemos admirar el fabuloso capitel, maravilla del arte románico, que representa escenas de la Anunciación, Visitación, Sueño de San José y Natividad. Cada equinoccio (21 de marzo y 21 de septiembre), unos mágicos rayos de sol vespertino, penetrando a través de un estratégico óculo, y mientras el templo se sume en penumbra, va iluminando una a una las escenas esculpidas, es el famoso Milagro de la Luz. También destacan la cripta y mausoleo de San Juan de Ortega que fue discípulo de Santo Domingo de la Calzada. Juntos acometieron diversas obras civiles mejorando los caminos por donde pasaban los peregrinos.

Al final de la visita y con el cura José María sonriente, los alemanes nos deleitan con unos cánticos improvisados ante el altar que convierten el templo en algo majestuoso, terminando el acto con unas palabras de agradecimiento del Jefe del Grupo contestadas con cariño por D. José María.

El cura marcha a Burgos apareciendo más tarde con un camión cargado de pesados bancos de iglesia y unas cajas de botellas de vino, solicitando la colaboración de los peregrinos para la descarga. Pepe el chileno se porta de maravilla, ha trabajado duro y después de unas cervezas, Julia y su hermano le invitan a una inesperada cena ya que, pensando que allí habría algún cajero automático, se había quedado sin un duro. Tanto José María como su hermana Julia se desviven por el peregrino, por lo menos esa ha sido mi impresión.

La noche se vuelve fría, hay que acostarse pronto, me tomo un yogur y sin más dilación a dormir. Mañana si Dios quiere en Burgos.

Buenas noches.

sanjuandeortega

12ª Jornada

Jueves, 25 abril 2002

SAN JUAN DE ORTEGA – BURGOS

Parcial 24 Km; Total 260 Km; A Santiago: 488 Km

Atapuerca

A las 7 tocan diana, hay que prepararse pues a las “y media” Julia nos tiene preparado un buen desayuno, por lo menos esta vez saldré con el cuerpo caliente. Después de despedirme de ella y agradecerle sus atenciones con los peregrinos, salgo al exterior. Parece que vamos a tener otro magnífico día primaveral pero ahora hace bastante fresco, hay que enfundarse el polo, me cuelgo la mochila y a caminar.

ages01

Me vuelvo y echo una última mirada al conjunto, pienso que es un lugar muy interesante, cruzo la carretera local asfaltada que a la izquierda enlaza con Santovenia y la N-120. La pista penetra en un bosque de robles y pinos que se abre justo a la altura de la trinchera del Ferrocarril de Agés, antiguo trazado que penetra en la sierra de Atapuerca y que nunca entró en funcionamiento. Esa zona se encuentra ahora remodelándose y según reza un cartel será utilizada como área lúdica y de descanso.

Poco después llego a una pradera de pastizal sobre el pueblo de Agés donde doy alcance a dos jóvenes peregrinos catalanes que se encuentran extasiados contemplando como pastan un rebaño de vacas y terneros con los primeros rayos solares; estamos en el Alto del Sestil, nos hacemos unas fotos entre el rebaño y como intuyo que no tienen prisa les deseo Buen Camino.

Salgo de la pradera por un portón que abre el pastor y bajando por una buena pista alcanzo la localidad de Agés. Encuentro un bar y entro a tomarme un café. Al poco rato llegan los catalanes que se sientan aparte.

025ages

Despido al pueblo por una carretera local asfaltada, desde donde puedo contemplar la famosa sierra de Atapuerca. A la izquierda de la carretera veo un pequeño puente de piedra de un solo ojo y consultada la Guía me entero que su construcción es atribuida al “ingeniero” y santo Juan de Ortega.

La carretera no tiene tráfico y después de 2 km me llevan a la localidad de Atapuerca. A ambos lados de la carretera y en medio de los bancales de cereal me doy cuenta de varios menhires diseminados, cada uno con su inscripción, leo la de uno de ellos, conmemora la batalla que en el año 1054 enfrentó en estos lugares al rey de León y Castilla, Fernando I y el rey de Navarra, Don García muerto en la lid.

A la izquierda, la famosa Sierra de Atapuerca donde aparecieron no hace mucho tiempo los restos de los primeros humanos que pisaron lo que hoy llamamos Europa, el Homo Antecessor.

agespuentedesanjuan

Al salir de la localidad de Atapuerca, el Camino deja la carretera girando a la izquierda por una pista que en ascenso continuo conduce hasta un collado entre bosque de encinas y una doble alambrada que limita lo que fue un campo de tiro del ejército. Arriba, se encuentra clavada en la tierra una gran cruz de madera con un montoncito de piedras sueltas en su base. Desde allí se divisa por vez primera la interminable llanura castellana con las torres de la Catedral burgalesa adivinándose en la lejanía.

En ese punto, dudo si continuar descendiendo pegado a la alambrada o tirar hacia mi derecha en dirección a las Antenas de Telefónica. Las flechas amarillas parecen dirigirse más bien a la derecha, camino que sigo. Cerca de las antenas las flechas indican un giro a la izquierda. La pista desciende bruscamente pasando por el medio de una cantera de áridos de la que salen y entran unas bañeras formando un polvo que me envuelve. Avivo el paso para salir de tan desagradable situación.

Una vez llego al llano, observo al frente como unos peregrinos vienen por la izquierda a encontrarse con la pista por la que camino, por lo que intuyo que si bien las dos opciones que me hicieron dudar en el alto son correctas ya que confluyen en ese punto, la de seguir la alambrada posiblemente sea la mas conveniente.

Sigo por la misma pista que va bordeando la cantera por su parte baja. Observo a las bañeras que descienden de la cantera hacia el camino por donde voy. Por la izquierda, bancales inmensos cargados de verde cereal. Sigo con la mirada demasiado entretenido con el tráfico de bañeras hasta que la pista de tierra se convierte en asfalto, justo donde confluye la carretera de la cantera.

Me llama la atención haber perdido las flechas amarillas, no hay señal alguna de ellas. Sigo adelante y comienza un descenso pronunciado desde donde diviso las primeras casas de un pueblo, la carretera nacional, la autopista y la vía de ferrocarril. Llego al centro del pueblo y me inquieta observar que las flechas amarillas brillan por su ausencia. Entro en un bar y mientras tomo una bebida refrescante pregunto por el nombre del pueblo. Se trata de la localidad de Rubena, lo que indica que algo ha tenido que suceder para despistarme de aquella manera. No lo entiendo, debería estar en Orbaneja. El camarero del bar me tranquiliza, me informa que más o menos es igual y que siguiendo la carretera Miranda del Ebro-Burgos, a unos 5 km encontraré Villafría.

Como no había otra solución, me apresto a seguir la carretera por su arcén izquierdo soportando el intenso tráfico y el calor sofocante del asfalto que me recalienta las plantas de los pies. Vaya suplicio!! En mala hora me perdí!!. Me armo de paciencia, hay que pegarse a la cuneta y a pesar de ello, los camiones te empujan hacia ella. Cae un sol de justicia.

Llego a Villafría reventado y con los pies hechos polvo por el calor que desprendía el asfalto. A la entrada de Villafría me doy cuenta que a la izquierda confluye una carretera, esa sí, con flechas amarillas y que era la que tendría que haber tomado. La próxima vez tendré más cuidado.

Atravieso Villafría, comienza la locura urbana, ando como un kilómetro y como el calor va en aumento y no merecía la pena mas sufrimiento, sin cargo de conciencia alguno, tomo un autobús urbano que me deja en el mismo centro de Burgos.

Busco alojamiento en el Hotel España, y una vez acomodado en la habitación y tras una buena ducha, salgo a pasear un poco por el centro haciendo tiempo para la hora de la comida.

burgoscatedral01

Recibo una llamada de Fernando Pazos comunicándome que la única combinación que ha conseguido, llega a Burgos a la dos de la madrugada por lo que me recomienda que siga mi marcha que nos encontraríamos en Hornillos del Camino. Después de una comida regular en un restaurante del centro, vuelvo al Hotel a descansar.

A las cinco salgo dispuesto a visitar la magnífica Catedral que Burgos tiene la suerte de poseer con un aspecto exterior reluciente después de la operación de limpieza a la que se ha visto sometida, al desprenderse el polvo y hongos acumulados por el tiempo en la piedra que la oscurecían. Sello la credencial en la Sacristía y me dispongo a efectuar un recorrido turístico por la misma.

La Catedral de Burgos -tal como la conocemos- de estilo predominante gótico, fue construida sobre los restos de un templo catedralicio románico del siglo XI por orden del rey de Castilla Fernando III siendo Obispo de Burgos Don Mauricio quienes colocaron la primera piedra el día 20 de julio de 1221. Fue declarada por la UNESCO “Patrimonio de la Humanidad” el día 31 de octubre de 1984.

Consta de 3 naves centrales y 13 capillas distribuidas de forma irregular a su alrededor. Se puede acceder a ella a través de cuatro puertas denominadas: Puerta de Sta. María también llamada Real ó del Perdón situada en la fachada principal; en el costado sur, la Puerta del Sarmental y al norte, las Puertas de Pellejería ó Corralejo y la de Coronería ó Cordelería también llamada Alta ó de los Apóstoles que era por donde entraban los peregrinos que llegaban por el Camino Francés y que permaneció abierta hasta el año 1576.

Del conjunto destacaría: las agujas de la fachada principal del más puro estilo gótico francés; el majestuoso cimborrio en el mismísimo centro de la catedral, construido por Juan de Vallejo en el siglo XVI; la majestuosa Capilla de los Condestables de Castilla, situada en el centro de la girola y que muy bien podría considerarse una catedral dentro de otra y donde reposan los restos de los Condes, don Pedro Fernández de Velasco y su esposa la Duquesa de Frías, doña Mencía de Mendoza, hija del insigne poeta Marqués de Santillana; y la Escalera Dorada que da acceso a la catedral por su flanco Norte, construida para salvar el gran desnivel existente entre la Puerta de Coronería y la planta baja de la catedral.

Mención especial merecen: El Retablo de la Capilla Mayor de estilo renacentista; el Sepulcro del Obispo don Mauricio; la Sillería del Coro; El Cristo de Burgos; el Museo instalado en el Claustro; el Sepulcro de Mudarra, el hermanastro que vengó la muerte de los Siete Infantes de Lara, de estilo románico; el Cofre y la Carta de arras de Don Rodrigo Díaz de Vivar –el Cid Campeador– así como su tumba junto a la de su esposa Doña Jimena en el mismo centro de la catedral (a plomo del cimborrio); y una Biblia del siglo IX.

Y por último una curiosidad: en lo alto del primer arco de la nave de la izquierda entrando por la Puerta de Sta. María allí está el popular Papamoscas dispuesto a abrir la boca al son de las campanadas horarias de su reloj.

En pocas palabras, un conjunto arquitectónico único de incalculable valor artístico.

Después de tan interesante e instructiva visita, me doy unos paseos por el centro y como el calor todavía se hace notar, acabo sentado en un banco a la sombra, del famoso Paseo del Espolón.

Al caer el sol, me acerco a la Estación de Ferrocarril donde reclamo el retraso del tren que me dejó en Logroño con casi cuatro horas de retraso. Me corresponde según un baremo la cuarta parte del importe del billete, menos da una piedra.

Luego a continuar pateando sin prisas la ciudad, me tomo una cerveza en el bar de Casa Ojeda, cena ligera, llamada a la familia y a dormir.

burgoscatedraltarde

burgosgeneral

13ª Jornada

Viernes, 26 abril 2002

BURGOS-HORNILLOS DEL CAMINO

Parcial 19 Km; Total 279 Km; A Santiago: 469 Km

La Fuente del Gallo

Hoy me levanto temprano, he descansado a gusto, me encuentro totalmente recuperado de la “paliza” de ayer. A las 7 estoy ya dispuesto a emprender el camino. En la conserjería del hotel me entregan una nota de Fernando Pazos en la que me comunica que llegó al hotel a las 3 y media por lo que se levantará algo mas tarde, que siga mi marcha, nos encontraremos en Hornillos. Me alegra mucho saber que se ha decidido a venir, no lo tenía muy seguro.

burgosarcostamaria

Salgo por el Espolón y continuo por la ribera derecha del Arlanzón hasta llegar al Puente “Malatos” que cruzo siguiendo las flechas amarillas que aparecen en el pretil del puente, a la izquierda dejo el Monasterio de las Huelgas, atravieso el “Parral” donde se encuentra el Albergue de Peregrinos hasta llegar al Hospital del Rey, últimas casas de la ciudad. Allí entro en un Mesón a desayunar.

Abandono la carretera de Valladolid por la derecha desde donde parte una local que en paralelo a las vías de tren se dirige a Villalbilla. Me tropiezo con los dos muchachos catalanes que conocí cerca de Agés y me uno a ellos. Entre chopos y huertas junto al Río Arlanzón llegamos al apeadero de la Alameda por donde se cruzan las vías para enseguida llegar a Villalbilla, localidad que atravesamos charlando de nuestras cosas. Me anuncian que ellos piensan llegar a Hontanas.

Por una pista agrícola que desemboca en una carretera comarcal tras un kilómetro, se cruza el río Arlanzón por el Puente del Arzobispo y tras pasar unas obras de lo que será una nueva Autovía, se deja la carretera por la izquierda. En el cruce, una pareja de “peregrinos guiris” en bici reciben instrucciones de su coche de apoyo, así se puede hacer el Camino, decimos los tres casi al unísono, de todas formas les deseamos con un poco de sorna Buen Camino.

Poco después entramos en Tardajos y como era hora de almorzar, nos acercamos al bar “Pececitos” donde degusto un pincho de tortilla “regado” con vino tinto. Como siempre, es aconsejable recuperar energías a media mañana y más con la solanera que me espera al mediodía por esos páramos. Me despido de los muchachos catalanes deseándoles todo lo mejor y sin más demora, arranco cruzando la carretera y atravesando la localidad por la izquierda.

A la salida se toma un camino vecinal asfaltado y después de cruzar el Río Urbel y tras dos kilómetros escasos me presento en Rabé de las Calzadas que hace honor a su apellido ya que en este lugar confluían dos calzadas romanas.

Paisaje

Salgo de Rabé dejando a la izquierda el Cementerio y la Ermita de Nª Sra. del Monasterio por un camino de tierra que en continuo ascenso alcanza el páramo. Después de dos kilómetros, llego a un área de descanso a la derecha del Camino, me acerco y saludo a los dos peregrinos belgas que conocí en Castildelgado, estaban como entonces descansando, almorzando y aireándose los pies. Hace ya bastante calor, me acerco a la fuente alimentada con agua de un pozo por medio de una bomba manual, pero me dicen que la bomba está agarrotada. Menos mal que llevo agua. Les deseo Buen Camino y a seguir bajo el ardiente sol por lo páramos sembrados la mayor parte de cebada que con su verde parece que alivia algo el calor.

Por el Camino me encuentro con varios peregrinos, todos extranjeros, unos descansando a la orilla y otros “tirando” como pueden hacia delante, intentando alcanzar la cota máxima de otro páramo.

027matamulos

Después de una interminable hora y pico se alcanza la llamada “Cuesta de Matamulos”, desde donde “a tiro de piedra” se divisa Hornillos del Camino.

Gracias a que la cuesta es de bajada, no me extrañaría que haciendo honor a su nombre se hubieran despeñado algún que otro “macho”. En el valle paso a unos peregrinos por fin españoles, ya era hora. Cerca del pueblo recibo la llamada de Fernando que está saliendo de Tardajos.

Afronto la Calle Real y a la derecha junto a la Iglesia y la fuente encuentro el albergue de Peregrinos. Soy de los primeros que han llegado, lo que me posibilita escoger litera baja, como siempre, cerca de un rincón.

Paso a ducharme pero el agua está más que fría, está helada, posiblemente se haya acabado la botella de butano. El hospitalero brilla por su ausencia. Me ducho como puedo y hago la “colada”. Luego me acerco al único bar del pueblo para enterarme del horario de la comida y seguidamente a esperar a Fernando sentado en un banco a la sombra frente a la plaza de la Fuente, charlando con unos lugareños.

Son las dos de la tarde cuando aparece por allá abajo un peregrino con camisa oscura, conforme se va acercando me da la espina que se trata de Fernando. Al llegar a la altura del banco pregunta por el albergue –allí al frente- le decimos. Me levanto y me dirijo hacia él –Fernando!!- Mario!!-me contesta y nos fundimos en un abrazo. Le acompaño al albergue y le hago de cicerone ya que el hospitalero sigue sin aparecer. Después de refrescarse también puede con el agua helada de la ducha, nos encaminamos al bar para comer. Fernando me cuenta todos los pormenores de su viaje desde Valencia y yo le cuento como me va el Camino hasta ahora, hablamos abiertamente.

Apuramos unas ricas judías blancas con chorizo, un bistec de carne y unas fresas que acababan de llegar y volvemos al albergue a descansar.

028hornillos

Poco a poco van haciendo su aparición más peregrinos, todos guiris que parece que son poco proclives a entablar conversación, van a lo suyo. Durante la siesta aparece por fin el hospitalero, se trata de Julio, el Alcalde, muy campechano y hablador, pero lo primero que nos pide, para que no se nos olvide, son los 3 € por “la voluntad”.

Intrigados por los gallos que aparecen por doquier en cada esquina del pueblo y uno coronando la Fuente, le preguntamos los motivos y nos cuenta la historia:

“Derrotados los ejércitos de Napoleón en la Guerra de la Independencia española, los franceses se hallan en franca retirada. Grupos en desbandada pululan por media España tratando de alcanzar la frontera. Uno de estos grupos desarmado, maltrecho y hambriento hace su aparición en las cercanías de Hornillos.

Una avanzadilla se acerca al pueblo y aprovechando que los vecinos se encuentran escuchando la Santa Misa, hacen un recorrido por todos los corrales, dejando al pueblo sin una sola gallinácea. Para no delatarse, los gabachos esconden los pollos y gallinas muertos en los tambores, reuniéndose a continuación en la plaza de la Fuente.

A la salida de Misa, los pobres paisanos se percatan que en los corrales han desaparecido los gallos y las gallinas que eran su base de alimentación. Con el Alcalde al frente, todos los vecinos acuden a la plaza de la Fuente a pedir explicaciones a los franceses, que niegan rotundamente una y otra vez su conocimiento.

Lloran las mujeres por tanta desgracia pidiendo la intersección de su patrono San Antón, y entonces aconteció el milagro, ante las miradas atónitas de los presentes, uno de los gallos muertos comenzó a cantar desde el interior de un tambor, descubriendo la fechoría. Desde entonces el gallo fue el símbolo del pueblo de Hornillos y la fuente pasó a llamarse la Fuente del Gallo.

Satisfechos por conocer otra historia del Camino, le pedimos a Julio que nos enseñe la Iglesia, muy sencilla pero con su encanto. De ella nos llamó la atención una colección de misales y libros antiquísimos que sobrevivían a duras penas con la humedad de la Sacristía. Qué pena verlos pudrirse por el moho!!

Con la caída del sol, comienza a descender bruscamente la temperatura. Nos abrigamos y subimos al bar a tomar una cena ligera porque mañana, aunque la etapa no era muy larga sería algo monótona por esos páramos de Dios, gracias que llevaría la compañía de Fernando, lo que aliviaría el Camino.

Al albergue habían llegado varios peregrinos conocidos, entre ellos el matrimonio peruano. La mujer continuaba quejándose de una de sus rodillas y de los pies.

Buenas noches y hasta mañana.

032castrojeriz

14ª Jornada

Viernes, 26 abril 2002

HORNILLOS DEL CAMINO-CASTROJERIZ

Parcial 19 Km; Total 298 Km; A Santiago: 450 Km

El páramo castellano

Hoy no he madrugado. Son las 07:30 horas y la mayoría de los peregrinos han partido ya. La peruana me comenta que entre un peregrino escocés, Fernando y un servidor hemos amenizado la noche con un mini-concierto “ronquil”. –Gajes del oficio- le contesto- de todas maneras, lo siento.

Voy en compañía de Fernando Pazos, el bar se encuentra aún cerrado por lo que a pesar nuestro, no tenemos mas remedio que iniciar la jornada sin desayunar. La salida de Hornillos comienza como ya va siendo habitual en la meseta castellana: una pista en ascenso hasta alcanzar el siguiente páramo. Entre los cultivos de cereal y forraje a ambos lados del camino, observamos muchos majanos de piedras de caliza resultado de despedregar esos campos tan agrestes. Asimismo, en las orillas, los peregrinos habían formado, al igual que en otros lugares de la ruta, agrupaciones de hitos con piedras super-puestas.

Alcanzamos al matrimonio peruano, van muy despacio, René tirando de la pobre mujer, les deseamos Buen Camino.

Se acaba este páramo y descendemos a un valle atravesado por el Arroyo San Bol. Pasado el cauce casi seco un cartel con sus flechas orientadas hacia la izquierda nos indica la existencia de un Refugio para peregrinos, verdaderamente parece un oasis en medio de tanta desolación.

Otra subida hasta el siguiente páramo. Cruzamos una carretera local asfaltada continuando al frente. Hontanas se hace de rogar, tenemos hambre y desearíamos que estuviere allí mismo. A esta hora de la mañana todavía se nota bastante fresquillo, lo que alivia en parte la monotonía del paisaje. Nos cruzamos con varios peregrinos extranjeros.

Después de un rato y tras unos postes de la luz, divisamos la parte alta de un campanario y conforme nos vamos acercando van apareciendo los tejados de unas casas, era Hontanas que haciendo honor a su nombre se encontraba en una hondonada. Descendemos del páramo hacia la entrada del pueblo que el Camino cruza por su calle Mayor.

El único bar que encontramos es el del famoso Vitorino, otro emblema del Camino, Fernando me dice que me fije en su frente donde unas manchas rojizas le delata. Era la señal inequívoca de haber montado su numerito del vino la noche anterior.

Su cochinera estaba atestada de peregrinos guiris. Al mesonero le faltan manos y memoria para adivinar primero y servir después lo que le demandan.

Tanto Fernando como yo tenemos hambre, procuramos aislar nuestros estómagos de la vista, pero la empresa es difícil en esas condiciones. Encima, Vitorino se mosquea porque dudamos mucho al pedir la consumición y realmente es para salir corriendo. Al final nos decidimos, un platito con queso, chorizo, jamón y un tomate entero, vino y gaseosa. Comenzamos a inquietarnos porque para más “inri”, Vitorino nos sirve de muy malos modos, lo que da pié a Fernando para recriminarle su acción. Comimos de muy mala gana pues el jamón estaba rancio, el vino era de pellejo peleón y la gaseosa estaba caducada desde al año 2000. Dicen que “para el hambre no hay pan duro” y nunca mejor dicho en esta ocasión porque hasta el pan era de no se sabe qué día. Esperemos que el almuerzo no nos siente mal. En fin, estas son las vicisitudes del pobre peregrino, nos dejamos en la mesa más de la mitad, pagamos la cuenta y salimos pensando para nuestros adentros no volver a pisar nunca más la inmunda pocilga de Vitorino.

En la Plaza de la Iglesia encontramos a la desigual pareja peruana, habían estado en el Centro de Salud para curar las heridas de la mujer y ahora estaban tranquilamente al aire libre almorzando lo que habían adquirido en una tienda, ellos habían acertado. Les deseamos –buen provecho y Buen Camino.

Antes de proseguir el Camino, hacemos una visita al albergue de Peregrinos que nos causa una impresión excelente.

029sananton

A la salida de Hontanas, nos fijamos que a la derecha están construyendo una edificación emulando a un castillo, es curioso. El paisaje parece que recobra la alegría, pasamos por un valle con grupos de arbolado y hasta la tierra parece más noble. Dos águilas culebreras planean sobre nosotros con la cabeza baja escudriñando con su aguda mirada cualquier movimiento extraño en el suelo. Aunque luce el sol y el calor va en aumento, nuestros pasos son acompasados y fáciles, vamos charlando activamente.

Media hora más tarde y tras pasar a una carretera local asfaltada divisamos las ruinas del Convento de San Antón y pronto nos plantamos bajo sus maltrechos arcos. Observamos detenidamente los ventanales que están divididos en secciones por las tres tramas de la ttau griega”, signo característico de la Orden de San Antón que llevaban los monjes grabada en azul sobre sus hábitos negros. A la izquierda de la carretera la portada ojival de la Iglesia y frente a ella, en un muro, el hueco de unas alacenas donde los monjes depositaban comida para el servicio de los peregrinos rezagados que se veían obligados a dormir al raso. En lugar de comida, ahora había un montón de papelillos amarillentos por el óxido sujetos con piedras donde algunos peregrinos han dejado algún recuerdo escrito. Nos quedamos absortos intentando adivinar lo que este Convento habría significado en la lejana Edad Media y el número de peregrinos que habían sido curados allí por los Antonianos del mal que azotó a Europa durante los siglos X y XI llamado “fuego de San Antón”. ¿Cuántos siglos de historia dormidos entre sus erosionados muros nos rodean?. Una llamada al móvil nos devuelve al presente, era Vicente el donostiarra comunicándonos que ya está de camino y que prevé poder llegara Castrojeriz a la hora de la comida.

031castrojeriz

Seguimos nuestro Camino girando la cabeza para echar una última mirada a las ruinas del Convento. Por la carretera se aprecian grupos pequeños de peregrinos desperdigados soportando a estas horas el calor del sol y del asfalto. Muy pronto divisamos Castrogeriz en la base de un cerro con un Castillo en lo alto. A “ojo de buen cubero”, nos faltan unos tres kilómetros para alcanzar la entrada del pueblo. Aprovechamos para llamar a Moncho Trigo para decirle donde nos encontrábamos, nos comunica que Zorrilla ya esta allí.

Pasamos ante la Colegiata de Nª Sra. del Manzano con maravillosas obras de arte en su interior y donde en uno de sus muros hay unas huellas que la leyenda atribuye a las que marcaron las herraduras del caballo de Santiago en un gran salto desde el Castillo.

Después de recorrer un tramo interminable de “sirga peregrinal” entre las casas del pueblo, llegamos a La Posada donde teníamos reservadas dos habitaciones. Hago posesión de mi habitación y después de una buena ducha y masaje a los pies, me planto en el Restaurante El Mesón donde el Grupo de Amigos del Camino de Santiago y Hospitaleros habíamos quedado para comer.

Ellos ya se encontraban sentados alrededor de una mesa dispuestos a comenzar el ágape. Hacemos las presentaciones y allí es donde conozco personalmente a Moncho Trigo y su encantadora esposa Ana, Antonio Zorrilla el mirandés, Resti el hospitalero de uno de los albergues del lugar, Vicente el donostiarra, los hospitaleros Pilar, Isabel, Maripí, Constance la francesita y unos compañeros de José L. López Lacalle, periodista de El Mundo asesinado por ETA y que se encontraban allí haciendo el Camino. Todos me parecieron estupendos. Ahora sí que – como muy bien dice Antonio Zorrilla- podemos poner una cara a los mensajes de cada cual.

033castrojeriz

Después de llenar nuestros estómagos con una buena comida, nos acercamos al bar Oliva a continuar la sobremesa acompañada de unas copas y en espera de la apertura del Albergue de Resti, que será a las cuatro.

En el ínterin, aparece Ales que acaba de llegar de Madrid donde había asistido a una Feria. Viene hambriento y sudoroso del viaje por lo que enseguida se le ofrece una ración de empanada que casi la “devora” acompañada de sidra fresquita. También aparecen Pepe y su esposa Mª Angeles, hospitaleros de Luarca.

Continuamos la larga sobremesa en el bar El Lagar y cuando llega la hora nos acercamos a las dependencias del Albergue Municipal, para asistir a una tertulia programada sobre la problemática de los Albergues de Peregrinos. Fernando y yo nos hallamos más bien de “oyentes”. Como ocurre en casos similares, cada uno tiene su visión peculiar del asunto.

La_Queimada_2

Vamos a cenar al bar Oliva y después de los postres, el hospitalero de Luarca Pepe, se brinda a asombrarnos con una queimada y su correspondiente conxuro en versión íntegra, que va recitando con voz cavernosa mientras la cara y sus grandes ojos quedan iluminados con el reflejo de la azulada luz del aguardiente en llamas que destaca en la oscuridad reinante, “Mouchos, coruxas, sapos e bruxas….”. De verdad, fue un espectáculo sobrecogedor, no encuentro palabras para describir la escena donde participamos todos los presentes con las miradas absortas fijas en la llama observando como cae una y otra vez del cazo al bol y respondiendo al druida con –meigas fora– a cada conxuro.

La larga noche acaba en una disco, “cueva de sonidos” en palabras de Ales. Donde intercambiamos anécdotas, cuentos y otras historias de los listeros que por fin empezamos a conocernos de verdad. Yo me voy pronto a descansar pues la música me machaca el cerebro de lo fuerte que la ponen. Mañana será otro día.

Otro día que parece va a ser espléndido. Desayuno con los demás “listeros” en El Mesón, donde Ales, nos impresiona con su PC de bolsillo y teclado articulado, tiene grabado hasta “El Corán”.

En el Albergue Municipal nos esperan para una mesa redonda en la que participa un ex-alcalde de Castrogeriz que nos transmite sus experiencias con el Camino de Santiago desde su niñez. Cuando yo era pequeño –nos comenta el ex-alcalde- jugaba con otros niños a la pelota en la calle, la puerta de la casa siempre permanecía abierta. Oigo a mi madre que me grita –niño, entra y cierra la puerta que viene un peregrino- Este fue el primer recuerdo de toma de contacto con el Camino, cuando todavía los peregrinos iban con capa y sombrero de felpa.

Después del discurso y tras el correspondiente coloquio sobre “la verdad del peregrino”, unos fueron a oír la Santa Misa en la Iglesia de San Juan y otros fuimos a tomarnos unos vinos en El Mesón.

Nos reunimos todos a comer un exquisito “cocido burgalés” y después a tomar café al bar Oliva donde la mayoría aprovecha para reposar el cocido.

Cuando son las cuatro, Fernando se va con Resti para ayudarle en la casi siempre conflictiva recepción de peregrinos y es allí donde Fernando toma su primer contacto como hospitalero y comprueba in situ los problemas, sobre todo con los “falsos peregrinos”. Excelente muchacho Fernando, ojalá podamos en el futuro hacer alguna caminata juntos.

Después de un rato más de conversación en El Lagar, comenzaron las siempre tristes despedidas deseándonos mucha suerte y salud para repetir la reunión, cada uno tenía que volver a sus obligaciones.

De buena gana hubiera continuado el Camino, pero tengo unos compromisos pendientes y debo volver a Castellón, dentro de una semana retomaría nuevamente el Camino y entonces si Dios quiere para terminarlo.

Fernando y yo nos hacemos un hueco en el coche de Moncho y Ana que amablemente se prestan a trasladarnos a Madrid, desde allí Fernando toma el Auto-Res para Valencia y un servidor el Alaris a Castellón al día siguiente.

La semana me ha servido en primer lugar para saber que todo mi cuerpo responde al esfuerzo, principalmente la rodilla que me falló y estaba en condiciones de llegar sin novedad a Compostela y en segundo lugar conocer personalmente a unos cuantos compañeros de Lista que resultaron todos unos amigos inmejorables.

mostelares

15ª Jornada

Martes-Miércoles, 7/8 mayo 2002

CASTROJERIZ-FRÓMISTA

Parcial 25 Km; Total 323 Km; A Santiago: 425 Km

El barro de Mostelares

Bajo del autobús que desde Burgos me ha dejado en Castrojeriz. El cielo está nublado y cae un continuo chirimiri, hace frío. Qué diferencia con el tiempo de la semana pasada!!. Me presento en el Albergue de Resti que me reconoce. Está en compañía de dos voluntarias brasileñas que han venido de Brasil a ayudarle, sus nombres Rosa Mª y Vera. Después de tomar posesión de mi litera, salgo en compañía de Resti al Bar Oliva donde charlamos mientras apuramos unos claretes cosecheros. Resti me resume su vida. Es abogado con 62 años a sus espaldas. Ha tomado la decisión de retirarse de la vida placentera para cuidar del Albergue y atender y ayudar en todo lo posible a los peregrinos. Después de un rato me despido y salgo a telefonear a la familia. Como ya es hora de cenar, me acerco de nuevo al bar Oliva donde acompañado por las brasileñas me dispongo a calentar el estómago. Ellas me cuentan también algo de su vida. Residen en una isla frente a Sao Paulo, Rosa Mª trabaja como funcionaria y Vera en un jardín de infancia. Me hacen un resumen de su viaje desde Brasil con escala en Lisboa. Como hace frío, solo les apetece sopa calentita de verduras con fideos que repiten. Yo añado lomo de cerdo con patatas fritas. Permanecerán en el albergue hasta el día 28, luego piensan hacer alguna etapa de recuerdo hasta Santiago, visitarán Fisterra, A Coruña y finalmente Madrid y Lisboa. El 19 de junio deben estar de vuelta. Para conseguir disponer de dos meses de vacaciones, mínimo para que les merezca la pena saltar el charco, han tenido que trabajar durante dos años seguidos.

Terminada la cena en tan grata compañía, me dirijo al albergue a embutirme en el saco de dormir pues en la calle hace bastante frío y llueve. Mañana Dios dirá.

Duermo como un tronco, a las seis y media, una música celestial “in crescendo” nos va despertando, se trata del Dum Pater Familias, más conocido por el Canto de Ultreia que allá por el medioevo los peregrinos flamencos entonaban mientras caminaban. Un muchacho venezolano me comenta que cuando empezó a oír la música, se creía que estaba soñando y se encontraba en el cielo. Desde luego es una idea muy original made in Resti, demuestra este peculiar hospitalero tener muchos detalles y gran corazón para el verdadero peregrino. Nos ofrecen un buen desayuno y una manzana que guardo para el Camino.

En el exterior continua lloviznando y hace frío. Resti me aconseja que me ponga el poncho y le hago caso, menos mal. Me despido de Rosa Mª y Vera deseándoles una feliz estancia sin problemas, excelentes muchachas y abrazo a Resti que me desea mucha suerte y BUEN CAMINO.

Hay que enfrentarse a la realidad del Camino, es la primera vez que encuentro lluvia, es mi bautizo de agua. Bajo hasta la carretera y después de recorrer un corto trecho tomo a la izquierda una pista de tierra por la que atravieso en primer lugar el río Odrillo por un puente de madera. Lleva bastante agua que debe estar helada. Poco a poco y con el persistente chirimiri me voy acercando a las estribaciones de la cuesta de Mostelares. A medio camino de subida diviso a unos cuantos peregrinos dándome la impresión de que suben demasiado despacio, pronto me daría cuenta de los motivos.

Comienza el ascenso y la pista se va embarrando poco a poco, y pronto se convierte en un horrible barrizal y sigue lloviendo. Las botas se clavan en el barro y van adquiriendo peso que añade dificultades a tus pasos que no sabes donde ponerlos, es muy incómodo y fatigoso subir en esas condiciones, pero ya estoy en medio del barrizal y hay que continuar. Ahora comprendo por qué iban tan despacio los peregrinos que divisé hace poco. La subida se convierte en un infierno y gracias a la calidad de las botas y al bastón puedo evitar las caídas. Con más paciencia que el santo Job, poquito a poquito y con la mirada fija en el suelo logro coronar la cima muy fatigado, ha sido un gran esfuerzo el que he tenido que realizar. Allí hay un área de descanso donde me limpio un poco el barro arcilloso pegado a las botas restregándolas con la hierba aprovechando para normalizar el ritmo cardíaco.  Echo un rápido vistazo hacia Castrojeriz y su vega a través de la cortina de agua. Está muy hermosa con el verde cereal donde algún plantel de cebada comienza ya a amarillear lo que denota que las gramíneas comienzan a espigarse. Qué lástima que el tiempo no acompañe para permanecer más tiempo.

036sannicolas

Las nubes siguen amenazadoras. Durante casi un kilómetro el Camino discurre por el alto totalmente llano y yo sigo restregándome las botas en la hierba que encuentro por las orillas del Camino. Inicio el descenso del cerro y la pista sigue embarrada. Ahora, a las dificultades del barrizal hay que añadir los resbalones que voy amortiguando con el bastón. El camino se convierte ahora en una especie de pista de esquí. Después de grandes dificultades consigo alcanzar la llanura, pero el Camino sigue en bastante mal estado con el maldito “barreal” como dicen los paisanos.

Después de un rato intentando a cada paso pisar hierba, comienza el ascenso a una colina donde se encuentra la Fuente del Piojo. De sus caños brota bastante agua pero no ha lugar el permanecer allí, la lluvia continua machacándome.

La pista desemboca en una local asfaltada, menos mal, acaba el calvario. Mientras caminaba restriego las botas sobre el asfalto y hierba de la orilla y poco a poco puedo desprenderme del barro.

037puentefitero

El paso del Río Pisuerga aparece perfectamente marcado por la arboleda de sus riberas. Paso por la Ermita de San Nicolás donde en verano abren un Albergue de Peregrinos. Cruzo un puente medieval llamado Puente Fitero salvando el río Pisuerga. El entorno es muy bonito y agradable a la vista pero por poco tiempo, comienza la provincia de Palencia, la Tierra de Campos, la estepa sin fin.

El Camino da un giro a la derecha siguiendo el cauce del río, parece que la lluvia va a menos y el Camino está en mejores condiciones, aunque con algún que otro charco, por lo menos no hay barro, se observa que el tipo de tierra es diferente.

Enseguida entro en la localidad de Itero de la Vega. Hoy no veo muchos peregrinos, deben ir desperdigados. Toca parada, hay que almorzar cualquier cosa para reponer energías. Veo una tienda de ultramarinos donde hay unos cuantos guiris despachándose. Me da la impresión de que no se gastan mucho, sobre todo algunos franceses. Yo me meto entre pecho y espalda un soberbio bocadillo con tortilla de chorizo. Lo de bocadillo es un decir porque en realidad se trata de una barra entera de pan. Al principio creo que no voy a poder acabarlo, el tendero me asegura –en el comer y el rascar todo es empezar- y efectivamente que cae, regado, por supuesto, con dos vasos de vino bodeguero y rematando con un cortado, la cuenta 4 €, qué os parece?. El tendero me anima diciéndome que a partir de ahora el Camino no tiene nada que ver con el dejado atrás, así que de nuevo me enfundo en el poncho, la mochila en ristre y a seguir que ya he repuesto calorías.

038boadilla

Siguen los campos de verde cereal a ambos lados del Camino, atravieso el Canal del Pisuerga. Después de recorrer unos dos kilómetros comienza un suave ascenso entre unas colinas y el Alto del “Paso Largo” que dejo a la izquierda. Pasado el alto diviso Boadilla del Camino que queda a unos tres kilómetros . Llego sin dificultad hasta la entrada de la localidad donde hay un área de descanso con una fuente inconfundible, el agua solo mana del caño moviendo una especie de rueda de timón, es la Fuente Vieja.

boadillafuentevieja

El lugar merece un descanso, paso un rato agradable hablando con unos vecinos del pueblo mientras me como una manzana. Ha dejado de llover, me dicen que es normal, la lluvia suele quedarse en la línea del Pisuerga. En Boadilla del Camino se puede contemplar un interesante “rollo jurisdiccional” de estilo gótico, donde era costumbre celebrar los “juicios” y si la sentencia era condenatoria, inmediatamente amarraban al reo al “rollo” y ante la vista de todo el pueblo se le ajusticiaba.

Una vez reposado, bordeo la localidad hasta una bifurcación a la altura de una acequia elevada, dirigiéndome las flechas amarillas por el camino de la izquierda, encontrando pronto el Canal de Castilla. Esta gran obra de ingeniería empezada en el año 1753 a iniciativa del Marqués de la Ensenada para el transporte de mercancías, tardó todo un siglo en unir las poblaciones de Alar del Rey y la dársena de Valladolid. Otro siglo fue utilizado para la navegación de barcazas arrastradas desde los caminos de sirga mediante mulos, dejándose de explotar el año 1959.

canaldecastilla

Bordeando el Canal por su lado izquierdo, protegido por la hilera de álamos que lo flanquean a ambos lados y con el sonido relajante de las hojas al chocar unas contra otras abanicadas por el viento, voy acercándome a Frómista. El Camino es interesante pero hace frío y estoy deseando llegar, parece que el barro de Mostelares está pasando factura a mis piernas que empiezan a acusar el esfuerzo hecho durante el ascenso y descenso al cerro.

Llego a una cuádruple esclusa del Canal donde aseguran que se cruzan los caminos de la fe y la razón entrando inmediatamente en la localidad. En el Albergue atiende amablemente su hospitalera Carmen que lo primero que ordena a los peregrinos es que tienen que descalzarse y dejar las botas en la entrada, ya se sabe: el inmundo barro.

Me aseo y como no hay hambre después del bocadillazo que me he tomado en Itero, me acuesto a descansar, creo que las piernas me lo agradecerán.

Después de la siesta me arreglo un poco para visitar el pueblo. La Iglesia de San Martín (románico puro) ahora convertida en Museo es una maravilla, de construcción similar a la catedral de Jace en su exterior se pueden apreciar una serie de canecillos rematando los aleros y un taqueado bordeando la construcción tanto en el exterior como el interior.

También visito la Iglesia de San Pedro de estilo gótico y después de dar un breve paseo pues el tiempo no da para más, me refugio en la Pensión Marisa donde al calorcito de la calefacción espero la hora de la cena.

039sanmartin

Terminada la cena y después de una rápidas llamadas telefónicas a la familia, me dirijo al albergue donde sin más dilación me enfundo el saco de dormir.

Buenas noches, a descansar y mañana Dios dirá.

fromista

sanzoilo

16ª Jornada

Jueves, 9 de mayo 2002

 FRÓMISTA-CARRIÓN DE LOS CONDES

Parcial 19 Km; Total 342 Km; A Santiago: 405 Km

Andaderos castellanos

Desayuno fuerte en el Albergue. Me asomo al exterior y observo el cielo, está completamente encapotado, llovizna, y amenazando más lluvia. No hay más remedio que enfundarse el incómodo poncho y tras el ritual diario comienzo la nueva jornada de peregrino.

Atravieso el pueblo y una vez en la rotonda de la circunvalación, hago mi entrada entre dos mojones al primer andadero muy bien pensado para la comodidad del peregrino, que aunque no pierde la referencia del asfalto le da al menos seguridad. En paralelo a la carretera general voy cogiendo mi ritmo. Sigue lloviendo y veo algún que otro peregrino disperso. Todavía no ha sido posible contactar con ninguno, por otra parte, la mayoría son extranjeros y todo queda en un “Where are you from?, la contestación, mi respuesta y poco más…, Buen Camino… y adelante. son difíciles de tratar estos guiris, espero que poco a poco vayan entrando paisanos.

En estos soliloquios me encontraba enfrascado cuando llego a la altura de la Ermita de San Miguel asentada en un prado y resguardada por una frondosa chopera. Enseguida entro en Población de Campos por la calle de los franceses que coincide con la carretera. Al llegar al Río Ucieza, se me presentan dos alternativas: seguir por el andadero que sigue paralelo a la carretera o seguir la ribera del río hasta Villavieco para enlazar de nuevo con el andadero en Villarmentero de Campos. Opto por la comodidad y continuo por el andadero, la próxima vez -pienso- probaré la variante.

El Camino discurre flanqueado por los campos de cereal donde los planteles de cebada comienzan a amarillear. Hace fresco pero sin viento, ha parado de llover y aprovecho para desprenderme del poncho . Dirijo la mirada al frente haciendo un barrido de 180º, ni una colina, todo llano, el verde cereal va gradualmente degradándose en la distancia, llegando a confundirse con un cielo plomizo sin horizonte aparente. Es la Tierra de Campos, no cabe duda.

villalcazar

Llego a Revenga de Campos, a la salida del pueblo a la derecha del andadero hay un área de descanso arbolada. Allí coincido con algunos peregrinos guiris. Evalúo la situación atmosférica y como el aspecto que tiene el cielo no me gusta un pelo, me enfundo de nuevo el poncho y a continuar. Como era de esperar, pronto comienza  la lluvia y pasito a pasito en poco menos de una hora me presento frente a Villalcazar de Sirga. Entre las casas del pueblo sobresale la mole majestuosa de la Iglesia de Santa María la Blanca a quien dedicó nuestro rey y poeta Alfonso X el Sabio alguna de sus Cántigas. Destaca su imponente y peculiar portada. Es buen sitio para almorzar y hacer un descanso pero la verdad es que no tengo ni una chispa de hambre pues había hecho un buen desayuno y las piernas me respondían, así que decido continuar la marcha.

El paisaje siempre igual, ahora parece que el cielo clarea un poco, a ver si con un poco de suerte deja de llover. Después de una hora y pico llego a un otero desde donde se divisa al fin la gran localidad de Carrión de los Condes, cuna del insigne poeta D. Iñigo López de Mendoza, más conocido por Marqués de Santillana. Tengo que hacer dos kilómetros más para dejar el andadero, cruzar la carretera, entrando en la localidad por la avenida de los Peregrinos. A la altura de la Ermita de la Piedad, unos jardineros se encuentran en plena faena con el césped de un pequeño jardín, los saludo y aprovecho la parada para desprenderme del poncho que sobra, ha escampado. Me compongo un poco y continuo la marcha. Paso ante el Real Monasterio de Santa Clara, el portero sale a mi encuentro y me ofrece alojamiento, se lo agradezco pero voy al municipal, me indica que siga adelante que daré con él sin problemas. Al llegar al bar España, cruzo la calle Millán Astray y enfilo la de Santa María.

maria

A la derecha se alza la iglesia de Santa María del Camino, enfrente el Hostal la Corte del que tengo buenas referencias. Un poco más adelante la Plaza de Sta. María con la estatua de la Inmaculada y donde hoy toca mercado de frutas. Tuerzo a la derecha bordeando la Iglesia y a su espalda un letrero me señaliza el albergue de Peregrinos. No se ve a nadie esperando, son las doce menos cinco, me dicen que dentro de cinco minutos abren. Pisándome los talones aparece una peregrina extranjera. A las doce en punto se presenta Margarita que además de hospitalera es hermana del cura párroco de Sta. María. Después del sellado de la credencial y registro en el libro de entrada, me dirijo a la primera planta donde elijo litera como de costumbre buscando algún rincón, éste situado junto a una ventana. Dejo mis pertenencias, me aseo, hago la colada y cuelgo la ropa en un tendedero rotatorio al que se accede desde la ventana. Mientras tanto van llegando más peregrinos entre los que destacan los de origen extranjero aunque advierto que los españoles van en aumento. En la litera contigua a la mía se acomoda un matrimonio de Elda muy habladores, vienen de Boadilla, han hecho 6 km más que yo.

Como mi estómago me reclama, me acerco a comer a la cervecería JN, allí entran casi al mismo tiempo un grupo de peregrinos españoles que reconozco enseguida, habían estado cenando en el Bar Oliva de Castrojeriz en una mesa junto a la mía y las dos brasileñas. Nos saludamos y recordamos esa circunstancia. Parece que ya voy encontrando compañeros de peregrinación. Pido sopa castellana y pollo guisado.

A la salida me uno a ellos para ir a visitar la Iglesia de Santiago aprovechando la visita que a las cuatro, un grupo de extremeños guiados por D. José Mariscal, el cura párroco hermano de la hospitalera, van a realizar.

Pasamos ante la casa donde según reza una placa conmemorativa nació el Marqués de Santillana, en la fachada se conserva el escudo familiar de los Mendoza, con la banda y la leyenda del “Ave María”. Un poco más adelante pasando la trapezoidal Plaza Mayor con su Casa Consistorial al frente, al principio de la Rúa se encuentra a la derecha la Iglesia de Santiago. Allí esperamos la llegada del grupo.

santiago

Tardan un poco pero mereció la pena la espera. Observamos la portada románica, en el friso de la fachada aparece representada la figura majestuosa del Pantocrátor acompañándole los doce apóstoles, seis a cada lado. La arquivolta del pórtico está ornamentada por 24 figuras esculpidas en la piedra que representan otros tantos oficios artesanales e intelectuales. Pasamos al interior acompañados de nuestro cicerone de lujo que se vanagloria de ser el precursor y responsable del Museo en el que destacan un sinfín de esculturas, pinturas, útiles eclesiales, etc. etc. Como no podía faltar, hay una escultura de Santiago Matamoros y dos pinturas representando a los dos Santiagos, Matamoros y Peregrino. La Iglesia -nos instruye D. José- es de origen románico aunque de ese estilo solo quedan el frente interior y la fachada, el resto es de estilo gótico del que solo se conservan originales las paredes laterales con sus columnas truncadas. El techo fue autodestruido por un incendio provocado por los vecinos del pueblo para evitar que las tropas de Napoleón habilitaran el recinto como cuartel. En la actualidad, el techo es de madera de nueva construcción y sin estilo determinado.

Después de tan interesante e instructiva visita, nos vamos al Albergue a descansar un poco las piernas. Aprovecho para charlar con el matrimonio de Elda, me dicen que el Albergue de Boadilla donde han pernoctado es muy acogedor. Al poco rato, el albergue se encuentra totalmente lleno.

Después de un breve descanso, decido ir a visitar el Monasterio de San Zoilo, la iglesia de Sta. María y el Convento de las Clarisas.

En primer lugar atravieso el pueblo siguiendo la ruta jacobea por la calle Santa María y su continuación la Rúa, bajando por la calle Hortaleza y sus escalerillas se cruza  el río Carrión por un robusto puente de piedra de nueve arcos y después de pasar por la Calzada, un poco más adelante, enfrente de un frondoso soto junto al río contemplo la fachada del Monasterio de San Zoilo. Entro al interior y después de entregarme la vigilante una entrada gratuita tras enseñar la credencial de peregrino, entro a la iglesia tras echar una mirada a su pórtico románico. Del interior destaca el Retablo Mayor de estilo barroco dedicado todo él a la Virgen y el claustro renancentista muy parecido al de Sta. María de Nájera.

sanzoilo01

Una vez terminada la visita, vuelvo mis pasos hacia el centro para visitar la Iglesia de Sta. María del Camino de estilo románico y acompañado por el grupo de españoles ya conocido formado por un matrimonio de Vitoria, una pareja de hermanos mejicanos y un madrileño, nos dirigimos al Convento de las Clarisas donde tras abonar la correspondiente entrada nos enseñan el Museo, repleto de objetos antiguos de faena y recuerdos de las monjas.

Una vez terminada las visitas me dirijo al Restaurante La Corte para cenar. Allí coincido con un peregrino holandés que hace el Camino desde Palencia y con el que mantengo una charla mientras llega la comida. El menú del Peregrino: Patatas a la importancia y trucha al ajillo + flan.

A continuación las llamadas de rigor a la familia y a descansar al albergue que mañana la etapa tiene visos de ser algo dura y monótona según las Guías, me introduzco en el saco de dormir y mientras concilio el sueño pienso con satisfacción que lo más importante para mí a esta altura de la peregrinación, es que he conseguido contactar con el ambiente peregrino y posiblemente pronto encontraré compañeros de viaje con quien charlar y compartir nuestras vivencias.

Hasta mañana, buenas noches.

041carrion

44fondo copia

17ª Jornada

Viernes, 10 de mayo 2002

CARRIÓN DE LOS CONDES-SAHAGÚN

Parcial 39 Km; Total 381 Km; A Santiago: 366 Km

Paciencia y penitencia

La claridad del alba que penetra por las ventanas acompañada por el movimiento habitual de los peregrinos preparándose para la jornada, me despiertan. Es muy pronto todavía pero no importa, hoy la jornada será larga, mucho trayecto por delante y además es un día muy especial, el paso del ecuador del Camino. Doy un vistazo al cielo a través de mi ventana, comprobando que si no se tuerce, disfrutaré de un día espléndido de primavera, así que decido calzarme con la sandalias pues la etapa se presta para ello y mis pies lo agradecerán.

Ya estoy sentado en un taburete junto a la barra de un Bar que hace picoesquina con la Plaza Mayor tomando una café con leche con repostería, son las siete y media. Una vez bien desayunado toca caminar.

Bajo por la calle Hortaleza y las escalerillas, cruzo el río Carrión por el puente de piedra, un último vistazo a la hermosa fachada del Monasterio de San Zoilo en el que se encuentra integrado un Parador Nacional, cruzo la carretera de Palencia, e inmediatamente el inicio práctico de la etapa por la local asfaltada a Villatilla.

calzadilla_de_la_cueza_2

Hoy observo más peregrinos por delante y por mi espalda, será porque el Camino tiene menos curvas??. Liquido los cuatro primeros kilómetros hasta las ruinas de la Abadía de Benevívere, un oasis en medio del desierto. Desde allí, la carretera gira bruscamente noventa grados a la izquierda terminando el asfalto y comenzando una pista empedrada. Dirijo una detenida mirada al frente perdiéndose mi vista en la interminable llanura, menos mal que los planteles de verde cereal que se me antojan con poca fuerza, produce la sensación de sosiego en tan desolador paisaje. Hay que armarse de paciencia pues quedan más de tres horas de camino sin asentamiento humano alguno, solo el contorno de algún peregrino a lo lejosy mi sombra amiga que me guía, una soledad impresionante penetra en el fondo de mis sentidos. Hay que continuar como lo hacen los demás peregrinos, parando el reloj y esperando que allí en el horizonte lejano se llegue a alguna parte, es una penitencia que forma parte del lado negativo del Camino y que hay que expiar.

Allá al fondo diviso algo que asemeja a una nave e ilusiona comprobar como te vas acercando poco a poco a ella. Cruzo la pista de Bustillo y enseguida, otra referencia, al frente se vislumbra un solitario árbol que alcanzo tras recorrer kilómetro y medio de marcha, se trataba de una hermosa encina. Poco después, la copa de otro árbol que parece mayor que el anterior y que despunta en el horizonte. Para llegar a su altura me quedan unos tres kilómetros pasaditos.

Son minúsculos detalles que entre tanta soledad tienen ocupada tu mente como si se tratara de un juego de ilusiones, que te mantiene entretenido.

Calzadilla

Entre ilusión e ilusión, voy pensando en mis cosas procurando descartar los malos pensamientos. Alcanzo a algún que otro peregrino que se encuentra al borde del camino descansando, otros me adelantan. Aquí, cada cual a su aire y ritmo. Marcho con los pies muy descansados por las sandalias. Cruzo un pequeño arroyo sin apenas agua. Después de otro cruce de pistas, alcanzo el segundo árbol que dejo a mi izquierda, se trata de otra encina mayor que la primera. La longaniza está prácticamente servida. Oteo el horizonte y allá al fondo hacia la derecha me parece divisar algo que se asemeja a la parte alta de una torre lo que significa que el primer pueblo de la jornada debe encontrarse a tiro de piedra.

Son casi cuatro horas de marcha las que han transcurrido desde mi salida de Carrión y me parece mentira observar como, lo que parecía que iba a convertirse en algo pesado, ha transcurrido casi sin sentirlo, por supuesto, a ello ha contribuido la ayuda inestimable de esa especie de juego de las ilusiones en la que he participado en solitario, una sorprendente terapia contra la soledad.

calzadilla_de_la_cueza_1

Lentamente, la torre va tomando forma enfrente, a la derecha del Camino, pero vestigios de casas, ninguno. No puede ser –me digo a mí mismo- y de improviso, bajo una depresión del terreno, aparecen las primeras techumbres de un poblado, no cabe duda que se trata de Calzadilla de la Cueza. Al final, la torre ha quedado definitivamente a mi derecha, formaba parte del cementerio.

Entro en un bar que está muy concurrido, como no podía ser diferente de peregrinos, la mayoría extranjeros. Pero en las mesas distingo al “grupo de los cinco”, es decir, el madrileño, el matrimonio de Vitoria y los jóvenes hermanos, él y ella, mejicanos. Hablo con ellos y nos contamos las peripecias del trayecto realizado.

Repongo energías con una estupenda ración de tortilla española, pan y vino y un cortado, lo suficiente para continuar sin problemas. La verdad que voy muy cómodo con las sandalias, tanto es así, que estoy pensando en llegar a Sahagún, ya veremos…

El trayecto hasta Lédigos, discurre por la N-120 llegando a dicha localidad sin novedad. Es un pequeño núcleo de casas, la mayor parte de adobe y donde se ve alguna que otra cueva bodega. Llego a una especie de plazoleta con una fuente en la que me tomo un descansillo de cinco minutos.

Pronto se deja el asfalto y me adentro por una senda de tierra entre escaso arbolado, presentándome en media hora en Terradillos de los Templarios, donde un cártel muy llamativo me señala donde está el Albergue de Peregrinos. A estas horas, son casi las dos de la tarde, la mayoría de los peregrinos han llegado y prefieren quedarse a pernoctar, es un buen sitio para fin de etapa. Así lo van a hacer el “grupo de los cinco”. Pienso un poco lo que voy a hacer sentado ante una mesa del hermoso patio tomándome una cerveza con almendras. Quedan 14 km para Sahagún. La verdad es que no me encuentro del todo mal, y si hago una prueba??. Dicho y hecho. Me despido de los compañeros de Camino y sin pensármelo dos veces, enfilo la salida del pueblo.

Sigo por una pista de concentración parcelaria rodeado por todas partes por el verde cereal, llegando a la localidad de Moratinos, un punto muy especial por ser el ecuador del Camino Francés desde Roncesvalles. Me parece mentira haber podido llegar hasta aquí. En la fuente de la plaza celebro el acontecimiento bautizándome bajo el caño de agua, dando gracias al Apóstol Santiago por su protección.

044snicolasrealcamino

Poco después de dejar Moratinos, llego a un pozo con bomba manual emplazado en una vaguada, pruebo a mover la palanca, y efectivamente, un caño de agua fresca y cristalina brota del caño.

Media hora después y siguiendo por caminos de concentración parcelaria llego a San Nicolás del Real Camino, un pueblo que a tenor de sus casas, parece de mayor importancia y además es el último de la provincia de Palencia. Hago allí otro descanso de cinco minutos porque los kilómetros empiezan a pasar factura a las piernas y todavía quedan casi siete kilómetros para llegar.

A la salida de San Nicolás, pronto se alcanza la carretera nacional, discurriendo el camino en paralelo y a la izquierda de la misma. Rebaso a unos peregrinos americanos que se encuentran en una orilla comiendo y descansando, son de los pocos que encuentro en este último tramo.

045limitepalencialeon

En un nudo de carreteras, junto a un puente, paso por el mojón indicador de la Provincia de León, la provincia más ancha de todo el Camino de Santiago. Rodeo el puente por su izquierda y continuo en paralelo a la carretera. Es buena hora para llamar por teléfono a casa para preguntar por mi suegra que se encuentra hospitalizada en Murcia, está mejor -me comenta Loli- pero tengo que darte una mala noticia, Emilio del ISM ha fallecido esta mañana de un infarto. Me paro en seco, la noticia me ha dejado helado, Emilio García Tárrega, compañero de trabajo en el ISM y excelente amigo, descanse en paz. Es una noticia muy triste para mí pues aunque ya hacía casi tres años que no trabajaba con él, nos veíamos con frecuencia en el bar Rialto o La Encina de Castellón, donde me ponía al corriente de los pormenores de la Oficina y hablábamos de todo un poco. Tenía tan solo 61 años, esperaba con muchas ansias la llegada de su jubilación y sentía una envidia sana hacia mí por haberme podido jubilar anticipadamente.

Continúo mi Camino con la mirada fija en Sahagún y mis pensamientos ocupados en pasar una película de todos los buenos momentos que pasé en compañía del difunto Emilio, son cosas de la vida pero imposible que se te vaya de la cabeza.

Ensimismado en mis pensamientos, me planto en la entrada del pueblo donde un peregrino guiri me alcanza y adelanta, me encuentro bastante tocado. Paso por un puente las vías de ferrocarril y torciendo a la derecha me presento en la Iglesia de la Trinidad, habilitada para albergar Peregrinos. No me produce mala impresión, han aprovechado la nave central que han dividido en altura por un piso de madera, sobre el que han colocado las literas separadas por tabiques cuatro a cuatro, todo en madera, los servicios con duchas individuales y dos grandes mesas por si quieres tomar algo, pero se me antoja algo frío.

01_sahagun

He llegado “molido”, me duelen las piernas y los pies por todos lados y encima me han salido unas ampollas en los talones de ambos pies. Ha sido una temeridad que he pagado con creces.

Me doy una buen ducha, pero al salir noto bastante frío, parece que estoy algo destemplado, solo faltaba que cayese enfermo.

Me pincho las ampollas don una aguja para sacarles el líquido, hago algo de colada y seguidamente salgo al exterior en busca de un sitio donde cenar. Después de dar unas vueltas por el centro del pueblo, decido entrar al Restaurante La Codorniz, es pronto todavía pero hoy no he comido bien y el estómago me pide comida. En la barra del bar encuentro a un peregrino que viene también solo y charlamos un rato mientras abren el comedor. Es de Segovia y me dice que mañana en El Burgo Ranero se reunirá con su esposa e hija, para hacer el Camino juntos el fin de semana. Sin apenas darme cuente, abren el comedor. Esta vez voy a dejar aparte el menú del peregrino y voy a pedir algo especial: sopa castellana, entrecot y cerezas, todo muy bien servido y rico.

Doy una pequeña vuelta por la Plaza Mayor y aledaños para llamar por teléfono y al mismo tiempo bajar un poco la cena. Ha oscurecido y comienzo a notar frío, sigo destemplado y como ya no hay nada que ver, me dirijo al Albergue y me envuelvo con el saco de dormir, hay que descansar, a ver si me recupero para mañana.

Desde luego, la etapa me ha servido de lección sobre lo que no debemos hacer, casi 40 kms andando es un disparate. Lo tendré en cuenta de aquí en adelante.

Hasta mañana. Buenas noches.

Peregrinos en el andadero[1]

18ª Jornada

Sábado, 11 de mayo 2002

SAHAGÚN-EL BURGO RANERO

Parcial 18 Km; Total 399 Km; A Santiago: 348 Km

Jornada de transición

Menos mal que parece que el descanso nocturno me ha sentado bien, los escalofríos de la noche anterior han cesado por completo, gracias a Dios, ha sido una falsa alarma, posiblemente fueron debidos a consecuencia del cansancio. Las piernas casi no me duelen, me encuentro prácticamente recuperado. Me levanto con tranquilidad ya que la etapa de hoy de dieciocho kilómetros espero que va a ser de las cómodas, muy bien podría considerarse, a estas alturas del Camino, como una jornada de transición.

Salgo al exterior del Albergue con mis bártulos a cuestas, hace fresquillo pero observando el cielo deduzco que vamos a tener un buen día de primavera.

arcodesanbenito copia

Bajo hacia la Plaza Mayor porticada en busca de un bar donde desayunar pero por donde paso está todo cerrado, es muy pronto todavía. Gracias a Dios, en la Plaza encuentro una cafetería abierta donde como de costumbre me tomo mi café con leche acompañado de repostería. Con el estómago caliente atravieso la Plaza Mayor al encuentro del Camino. Dejo a mi derecha el Arco de San Benito y aunque no hay mucha luz aprovecho para sacarle una foto. Acto seguido atravieso el Puente de Canto sobre el río Cea. A la derecha contemplo una hermosa chopera denominada “de las Lanzas”, donde según cuenta la historia se produjo una batalla entre Carlomagno y el rey moro Aigolando. 40.000 caballeros cristianos murieron en la lid, y según la leyenda, sus lanzas clavadas en el prado florecieron, dando nacimiento a los chopos. Como curiosidad, en la citada batalla murieron el padre de Roldán y el caballo de Carlomagno.

Después de la chopera se pasa junto al campo de fútbol y un camping y poco después se llega a la Nacional-120 que se sigue hasta llegar a la altura de Calzada del Soto después de una hora de marcha.

Para seguir el verdadero Camino Francés, no se debe entrar en la localidad, pues justo en el desvío hacia Calzada, se encuentra la entrada a un andadero que discurre paralelo a una pista de tierra cerrada al tráfico de vehículos a motor. Al andadero lo flanquean una hilera de plátanos orientales recién plantados.

Allí en la entrada del andadero junto a un crucero, coincido con un matrimonio holandés que se halla descansando y tomando alimento. Me desprendo del polo pues el sol comienza a calentar y sin más dilación, deseo BUEN CAMINO a los peregrinos holandeses y me dispongo a enfrentarme con el andadero.

Verdaderamente el paraje es de una monotonía agobiante, y encima, los árboles tan jóvenes, apenas dan sombra.

ermitavdelosperales copia

Paso junto al lecho de unas charcas que algún día contuvieron agua y ahora solo quedan unos pocos juncos y algún que otro chopo y matorral disperso.

Un poco más adelante, casi llegando a la localidad de Bercianos, se deja por la izquierda una bonita ermita con escasa arboleda sobre un prado y con área de descanso, se trata de la Ermita Nuestra Señora de los Perales.

Entro por la sirga peregrinal en la localidad de Bercianos cuyo aspecto es desolador. Encuentro un bar en una bocacalle a la derecha y allí decido descansar un rato junto a otros peregrinos que están haciendo lo propio. Me siento en el exterior y mientras me tomo una coca-cola fresquita aireo un poco mis pies. Me pregunto, qué sería de estos pueblos sin el paso de los peregrinos.

A partir de Bercianos en primer lugar se llega a un lugar que se me antoja un oasis en medio de tan agreste paraje. Se trata de unas charcas con chopos bastante agrupados y un área de descanso. Dan ganas de quedarse un rato bajo la fresca sombra de la chopera, pero el deber obliga, tengo que continuar.

burgoranero copia

Al poco rato, sin dejar el andadero, se alcanza un bonito crucero, allí encuentro a una pareja de peregrinos españoles algo mayores que se encuentran descansando, les deseo BUEN CAMINO y continuo mi marcha. Poco después se cruza bajo un puente la autovía Burgos-León y la pista de tierra se convierte en pista asfaltada pero el andadero continua paralelo a la izquierda. Me alcanza y pasa un peregrino extranjero con buena marcha, la localidad de El Burgo Ranero ya se encuentra a tiro de piedra, perdida en la inmensa llanura.

Sin darme apenas cuenta, entro por el centro del pueblo y al llegar a la Iglesia tuerzo hacia la derecha, desembocando en una calle más amplia donde se encuentra el albergue, una construcción reciente en paja y adobe. Son las 12:00 horas y todavía está cerrado pero hoy deseo una habitación para poder dormir a mis anchas y poderme darme un baño a gusto, así que cruzo la calle y me dirijo al Bar-Restaurante-Fonda “El Peregrino” y allí, sentado en el exterior disfruto tomándome lentamente una jarrita de cerveza aprovechando para airear los pies mientras llega la señora de la fonda y me da habitación.

Poco a poco los peregrinos van en aumento, enseguida llegan la pareja que alcancé en el crucero y poco después el matrimonio holandés y a continuación con cuentagotas otros más. Alguno de ellos se toman un descanso y continúan, la verdad es que el paraje invita poco a permanecer en él.

burgoraneroalbergue copia

Una vez tomo posesión de mi habitación, abuhardillada y muy austera, -tengo que tener cuidado para no pegarme con la cabeza en el techo-, me doy un buen baño, me afeito, hago la colada y a comer.

Van llegando más peregrinos, entre ellos algunos ya conocidos, el segoviano que espera a su mujer e hija y los del “grupo de los cinco” que habían pernoctado en Terradillos, me refiero al madrileño, al matrimonio de Vitoria y a los hermanos mejicanos. Coincidimos todos en el comedor donde damos cuenta como de costumbre del económico “menú del Peregrino”. Hoy sí que se presenta una buena ocasión de congeniar, preparando amistades para el resto del Camino.

Me echo una siesta pasadita. La tarde como era de esperar es espléndida. Me levanto y salgo a dar una vuelta por las escasas calles del pueblo, verdaderamente hay poco que visitar. Luego me acerco a la Estación de RENFE que se encuentra a un kilómetro del pueblo cerrada a cal y canto. Me recuerda a las que salen en las películas del oeste. No se ve un alma por los alrededores, el silencio es total.

Vuelvo al pueblo y me uno al corrillo de peregrinos charlando de sus vivencias y contando anécdotas y así sin darme cuenta, llegan las 20:30, hora de cenar.

Comparto mesa con un peregrino algo mayor que yo que va acompañado de una peregrina. Se trata de los que di alcance en el crucero próximo al pueblo. Inmediatamente entablamos conversación. Se llama Juan y es el cuarto Camino que hace desde Burgos de donde es residente. La mujer que va con él se llama Visitación y se trata de una amiga que le pidió que la acompañase, ya lo había hecho el año anterior con otras amigas de los dos. Me produce una buena impresión, además es abierto y campechano, burgalés cien por cien. Me cuenta que había estado unos días de hospitalero en el albergue del “Parral” de Burgos, antes de salir al Camino. Esperamos que sigamos viéndonos de aquí en adelante.

Después de la cena, a ver un poco de TV y a dormir, que en la calle hace fresco y además, ¿a dónde ir?.

Buenas noches y mañana será otro día.

image002

19ª Jornada

Domingo, 12 de mayo 2002

EL BURGO RANERO-MANSILLA DE LAS MULAS

Parcial 19 Km; Total 421 Km; A Santiago: 329 Km

Sesión de curas

Me levanto con tranquilidad, no tengo prisa alguna, la jornada de hoy no es de las largas. La mayoría de los peregrinos ya estarán  en el Camino, no importa, he venido comprobando que al final nos encontramos en el mismo sitio.

Hago un buen desayuno en el bar y parto en solitario hacia la salida del pueblo. He descansado muy bien y me encuentro en forma. Me sorprende que no haya oído croar a ninguna rana, aunque en honor a la verdad, que me digan en qué charca podrían subsistir??

Afronto con resignación los trece kilómetros de soledad que me separan de Reliegos, después del tramo de Carrión de los Condes a Calzadilla, es el tramo más largo sin ningún pueblo intermedio. El paisaje más de lo mismo, la planicie parece no tener fin y esa monotonía que envuelve el paisaje hace eterna cualquier llegada. Una hora caminando hasta una zona de descanso con algún chopo pero bastante destartalada. Otra hora de marcha y el Camino cruza la vía del tren. Son detalles puntuales que sirven para dominar el aburrimiento y hacer mas soportable la soledad del tramo de Camino. Media hora más allá entro en Reliegos por su calle principal. A ambos lados observo unas antiguas cuevas-bodegas abandonadas con la techumbre hundida, solamente una de ellas a la derecha parece que sigue en servicio. Después de los trece kilómetros y pico recorridos creo que me merezco un descanso. Entro en un bar de la plaza Mayor donde almuerzo un pincho de tortilla española con vino mientras aireo los pies.

mansilla48 copia

A la salida de Reliegos ya se puede divisar Mansilla de las Mulas lo que te da ánimo para avivar la marcha. El caminar se hace fácil por la carretera a punto de ser asfaltada. En una vaguada se me atraviesa una liebre que tímida y esquiva se pierde con ligereza entre los matorrales.

En poco más de media hora, estoy entrando en el casco antiguo de la medieval villa de Mansilla de las Mulas. Guiado por las flechas amarillas encuentro pronto el Albergue, ubicado en una casa de pueblo situada en una de las céntricas callejas peatonales. Me reciben atentamente la hospitalera Laura ayudada por el voluntario alemán Wolf (el Lobo), me sellan la credencial y me asignan litera baja, menos mal, en una habitación frente al despacho. Ya hay bastantes peregrinos en el Albergue, posiblemente hoy sea un día que tendrán que colgar el cartel de “no hay billetes”. Una vez duchado y hecha la habitual colada, salgo a comer y a continuación la siesta a descansar los pies.

Me levanto a la hora de costumbre y salgo al hermoso patio interior del albergue, donde se hacen corrillos de peregrinos charlando de los avatares del Camino como no podía ser de otra manera. El voluntario Wolf (el Lobo) resulta ser un correcaminos que se jacta de hacer una media de 60/65 kilómetros de jornada con un peso de 32 kg en la mochila. Nos quedamos todos bastante extrañados pensando para nuestros adentros que exagera, pero bueno, si nos engaña se engaña a sí mismo.

El ambiente del Camino mejora cada día, ahora somos más españoles los que nos encontramos en él. Laura la hospitalera es muy simpática y servicial, allí en el patio se dedica a curar las ampollas de quien lo solicite mientras el Lobo se presta a masajear pies y pantorrillas. La conversación y bromas se van extendiendo y pronto formamos una verdadera piña de amigos.

Comento con Laura si se acuerda de un peregrino de Castellón llamado José Manuel Flores, muy simpático y hablador y además gran amigo mío, que hacía el Camino en el año 1998 y tuvo que abandonarlo en Astorga a causa de llevar los pies hechos una carnicería por lo que cuando pasó por Mansilla, seguro que tuvo que curarle.

mansilladelasmulas copia

-Efectivamente que me acuerdo- me contesta Laura, -llevaba los pies hechos cisco, por supuesto que le recuerdo. Entonces le suelto la noticia,
-Pues el pobre Flores falleció pocos días antes de retomar el Camino en Astorga, tenía una gran ilusión por concluirle-.
Laura se queda sorprendida ya que mi amigo Flores no había cumplido aún los 50.
– Lo siento muchísimo- me contesta-, era un excelente peregrino.

mansilla38

Cuando termina la sesión de curas, un grupo que habíamos hecho migas, nos dirigimos a tomar café a un bar cercano acompañados de Laura y el Lobo. Hay que esforzarse mucho para hacernos comprender americanos, alemanes, holandeses, belgas, brasileños y españoles, una verdadera Torre de Babel. Juan el burgalés se hace cargo amablemente de la cuenta. Se nota que como lleva tres Caminos a sus espaldas, es un veterano. Me comenta que le quedan tres meses para jubilarse, estuvo al frente de una Droguería de su propiedad situada en el mismo centro de Burgos que ahora, convertida en una tienda de productos típicos de la zona, la tiene cedida en arrendamiento. Es muy campechano, viene acompañado por Visitación también burgalesa que trabaja de funcionaria en el Ayuntamiento. Los dos son muy sencillos y amables.

Terminada la entretenida tertulia, salimos cada uno a nuestro aire. Yo me dedico a visitar el pueblo, a orillas del río Esla y rodeado de unas anchas murallas construidas de canto y adobe de las que se conserva gran parte, sobre todo las que dan al río, recorriendo sus callejas peatonales y sus plazuelas, es un lugar confortable para el peregrino y con mucha historia.

Es hora de ir pensando en la cena, me dirijo a Casa Manolo donde ya se encuentra Juan y me siento junto a él. Charlamos abiertamente, me parece que al fin voy cogiendo el pulso al Camino. También charlo con el madrileño del “grupo de los cinco”. Me comenta que el Lobo ha negado el alojamiento al “segoviano” porque al verle demasiado fresco en compañía de su esposa e hija, se figuró que se trataba de unos turistas que querían colarse.

Una vez terminado el socorrido menú del Peregrino, nos vamos a descansar que mañana entraremos en León y la etapa no es de las más recomendables. Duermo sin dificultad. Al despertar al día siguiente, Flor y Emi los eldenses, me dicen que esa noche me he portado bien, de mi boca no ha salido un solo ronquido. Me alegro.

mansilla01

mansilla11-01

20ª Jornada

Lunes, 13 de mayo 2002

MANSILLA DE LAS MULAS-LEÓN

Parcial 17 Km; Total 438 Km; A Santiago: 310 Km

Albergue cinco estrellas

A las seis comienza hoy el baile de peregrinos, parece como si todos tuviéramos prisa por llegar a León. En la habitación somos seis peregrinos entre ellos el matrimonio formado por Flor (él) y Emi (ella), con los que coincidí en Frómista; son los que me acaban de decir que no me han oído roncar. Es un matrimonio muy jovial y siempre solícito a ayudar a los demás peregrinos. En el Camino, siempre marcan un buen paso.

Por el pasillo veo pasar a los burgaleses que nos saludan indicándome que en el Camino nos encontraríamos. Los últimos en salir de la habitación, el matrimonio de Elda y un servidor. Unos peregrinos holandeses se han dejado olvidado los bastones que recogemos por si damos con los dueños y al mismo tiempo para evitar que se pierdan.

Por fin me decido a salir observando como de costumbre el cielo que hoy aparece con unas nubes que no me gustan un pelo, estábamos teniendo mucha suerte con el tiempo. Doy una pequeña vuelta en busca de algún sitio para desayunar, es muy pronto todavía y además lunes, encuentro todo cerrado, me tengo que hacer a la idea de desayunar más adelante.

Llego a la salida del pueblo, frente a mí el majestuoso Puente de Piedra sobre el río Esla y a mi izquierda un bonito crucero. En su base, formada por unas gradas, se hallan en posición de reposo las esculturas de unos peregrinos. En este lugar la muralla se abría por el Arco de San Agustín del que solo queda la muralla cortada a mi izquierda. Doy una última mirada a las murallas fabricadas a canto y adobe, al curso del río Esla y a las frondosas choperas en las riberas, es una maravillosa estampa después de tanta aridez padecida en la interminable planicie de Tierra de Campos. Advierto con alegría, que el paisaje está comenzando a cambiar de aspecto.

Ya me encuentro cruzando el puente y al poco rato las flechas amarillas me encaminan hacia un sendero agrícola a la izquierda de la carretera. Por él transitan varios peregrinos, el matrimonio de Elda me alcanza comunicándome que han dado con los dueños de los bastones y que piensan pernoctar como ellos en el Albergue de las hermanas carbajalas, así que les hago entrega del que llevo para que sea devuelto a su propietario, BUEN CAMINO y hasta León.

En Villamoros, antes de cruzar un puente de hierro sobre el río Parma, encuentro un bar abierto, se trata del Bar-Restaurante Casablanca y allí oriento mis pasos para desayunar que el estómago me lo está pidiendo a gritos. Aparecen pisándome los talones Juan y Visi, ¿no te decía que nos encontraríamos, Mario?, me alegro mucho de su compañía y aceptan que les invite a la consumición. Una vez con los estómagos calientes, a cargar cada cual con sus bártulos y a continuar el Camino. Ni que decir tiene, que Juan, como veterano que es, nos va informando a cada instante de los pormenores del trayecto.

villarentepuente-1

Pasamos el PELIGROSISIMO puente de Villarante sin apenas arcén por donde pasar y sin otro paso alternativo, parece mentira que en los tiempos que corren no hayan habilitado alguna pasarela aunque fuera de madera, independiente del puente, para el uso de los peregrinos y demás transeúntes al igual que existe en otros lugares. Los camiones nos empujan materialmente hacia la banda protectora y encima el ruido, gracias a Dios, a la salida de la molesta y ruidosa travesía se deja la carretera por una senda que poco a poco se va separando de ella. -Se deja de momento- nos avanza el veterano Juan- no os hagáis ilusiones.

El cielo se va encapotando por momentos, ya veremos si no nos libramos de algún chaparrón.

Llegamos a la altura de una manufactura de estructuras metálicas que dejamos por la izquierda. Juan nos avanza la próxima referencia, un cercado anexo a la fábrica, donde campean a su aire unos cuantos ejemplares de corzos, monos, conejos, pavos reales y algunas especies más en amistosa convivencia, es curioso.

Comienza ahora un corto pero fuerte repecho que nos deja en la siguiente localidad, Arcahueja que se atraviesa por la parte posterior para descender seguidamente hasta encontrar nuevamente la carretera nacional. Se acabó el camino de tierra, -nos indica Juan, -¿no os lo decía?, ahora toca sufrir un poco hasta llegar a León.

Leon-llegada-01

Por el arcén izquierdo vamos ascendiendo al Alto del Portillo acompañados de nuevo por tráfico continuo de coches y enormes camiones. La carretera está franqueada por feas naves industriales a ambos lados. Cuando llegamos al alto, con un crucero moderno sustituto del antiguo que han emplazado frente al Hostal San Marcos, se nos presenta al fondo la imagen de León y con mucha atención percibimos a duras penas las agujas de la catedral. debido al estado nubloso del cielo. A pesar de la oscuridad del día, nos hacemos unas fotos de recuerdo.

Una señal nos indica que faltan 2 km para llegar a un puesto de Información Turística, Juan pronostica que estará cerrada como las veces anteriores que pasó por allí. Seguimos adelante avivando algo el paso ya que el cielo se está cubriendo con unos nubarrones que no nos gusta nada, pueden descargar en cualquier momento. Menos mal que ya comienzan las casas y si nos vemos en apuros nos podremos resguardar.

Entramos en la capital por su barrio de Puente Castro y después de cruzar por un puente el río Torio, pasamos por delante de la Oficina de Turismo que nos indicó el cartel. Juan había acertado en el pronóstico, sorprendentemente se encontraba cerrada.

Algo más adelante llegamos a un paso de peatones con semáforos, unas flechas amarillas en el suelo indican dos direcciones, una de ellas cruzando la calle hacia el Albergue de las hermanas carbajalas y la otra, siguiendo la acera donde nos hallamos hacia el Albergue Municipal, que es la que seguimos haciendo caso de las recomendaciones de Juan que añade -Ya veréis que albergue más majo-.

Llegamos al Albergue pronto, aun no han dado las doce y como era de esperar se encuentra en plena labor de limpieza. El aspecto desde luego parece excelente, ya veremos las estancias y servicios. Nos sentamos a descansar en la sala de espera y nos descalzamos. Mientras tanto leemos las publicaciones disponibles y charlamos con otros peregrinos que van llegando. Pasada una hora nos asignan por fin habitación, es la nº 6. Es una estancia bastante amplia con ocho literas y muy limpia, cada cama incorpora sábana, manta y almohada. Me preparo para ducharme y me acerco a los servicios, impecables y amplios también. Desde luego, le tengo que dar la razón de nuevo a Juan, se trata de un Albergue de primera categoría, el mejor de los que conozco hasta el momento.

Después de disfrutar de una buena ducha y afeitarme, les digo a mis compañeros que me voy al centro, ellos prefieren quedarse por los alrededores pues piensan ir a un bar asturiano que según Juan se come muy bien y barato.

El cielo sigue amenazante pero le cuesta descargar el agua contenida en los negros nubarrones. Llego a la catedral pero ya se encuentra cerrada, dejaré la visita para la tarde. Se impone entrar en algún sitio para comer, voy husmeando los diversos restaurantes que encuentro en mi deambular y de repente comienza  un fuerte aguacero acompañado de viento racheado, por lo que se impone entrar en el primer restaurante que pille al paso. He tenido suerte, me había librado de un buen remojón.

Protegido de las inclemencias meteorológicas ya no hay prisa, me siento tranquilamente dispuesto a hacer un pequeño extraordinario: patatas con congrio y morcillo guisado, el menú especial de la casa, pero no acerté en la elección, las patatas estaban zapateras, el congrio brillaba por su ausencia y encima el guiso de morcillo pecaba de exceso de grasa y especias, en fin, un verdadero fiasco, estos son los gajes del nomadismo peregrino.

Cuando salgo al exterior había escampado y lucía el sol aunque las nubes no se habían ido del todo y el viento continuaba fuerte, así que en estas circunstancias lo juicioso es buscar refugio en el Albergue y echarse una buena siesta. Pero ahora venía la segunda parte de la comida, la digestión, que trabajo me estaba costando!! Malditas especias!! Debiera haber hecho caso a Juan y haber ido con ellos al asturiano, seguro que no tendrán mi problema.

pmural copia

Son las seis cuando me despierto, miro por la ventana, luce un sol espléndido, qué contraste con el cielo del mediodía. Me dirijo al centro, rodeo la Plaza de Toros cubierta como la de Zaragoza. Visito la Catedral, sus vidrieras tan maravillosas como describen las guías (1800 m2 de superficie acristalada), sin embargo me da la sensación de que hay mucha oscuridad a pesar de las vidrieras y eso que en el exterior luce el sol. Pero en general la catedral en su conjunto me cautiva.

Continuo mi paseo por la ciudad, compro unas postales para enviar a la familia y cansado de patear entro en una cafetería a tomarme algo que ayude a mi estómago a concluir la pesada digestión mientras relleno las postales y escribo notas para Mi Diario.

De camino al albergue, suena el móvil, es mi hermano Juan que preveía incorporarse al Camino a mi paso por Sarria pero calculando la fecha de paso por dicha localidad, me dice que le es imposible pues tiene unos compromisos en Madrid para esos días. En fin, me hubiera gustado hacer los últimos 118 km en su compañía pero las circunstancias obligan, otra vez será.

En un Supermercado compro dos yogures que es lo que pienso cenar, todavía no acabo de hacer la digestión, siento mucha pesadez en el estómago. Por qué no iría a comer con mis compañeros de fatigas?? Me dijeron antes de salir por la tarde que habían comido estupendamente.

Cuando llego al Albergue es casi de noche y los compañeros de habitación están ya acostados, Juan y Visi, el segoviano, y otros dos jóvenes extranjeros, nos encontrábamos en familia.

Después de tomarme los dos yogures hago lo propio, a ver si logro que el estómago se normalice y ceda al esfuerzo extra al que ha sido sometido por mi culpa.

Verdaderamente, pienso mientras concilio el sueño, ¡¡cuánta razón tenía Juan!!, me hallaba en un Albergue cinco estrellas.

Buenas noches y hasta mañana si Dios quiere.

catedral-esteriores-01

valverde-01

21ª Jornada

Martes, 14 de mayo 2002

LEÓN-VILLADANGOS DEL PÁRAMO

Parcial 22 Km; Total 460 Km; A Santiago: 289 Km

El páramo leonés

Son las seis y media cuando comienzan a entrar por la ventana los primeros albores del día. Esta noche he descansado a gusto, a Dios gracias, mi estómago ha podido al fin digerir la comida de ayer y me encuentro totalmente restablecido.

Juan, Visi y el “segoviano”, los peregrinos españoles que comparten conmigo la estancia, comienzan a levantarse y yo les imito.

Los burgaleses son los primeros que se encuentran listos para partir, el “segoviano” y un servidor somos más lentos, en cuanto a los jóvenes extranjeros parece como si no se enterasen, siguen a lo suyo, es decir, a dormir.

Visi mete prisa a Juan para que se decida a salir, Juan complaciente la hace caso, -nos encontraremos en el camino- me asegura, -`posiblemente en algún bar de la localidad de la Virgen del Camino, buen sitio para parar a almorzar- concluye. -De acuerdo- les contesto -BUEN CAMINO-.

Poco después me dirijo a la salida. En recepción me devuelven la credencial y me entregan la factura correspondiente al alojamiento sacada por la impresora del PC, vamos, como en el mejor hotel. Salgo muy contento de mi estancia en este albergue.

Cuando traspaso el umbral de la puerta de salida, una ráfaga de aire frío me da de lleno en el rostro, la temperatura es muy baja aunque el cielo está despejado, tengo que encontrar un bar para desayunar, es necesario calentar algo el cuerpo. En la avenida de Fernández Ladreda, muy cerca del albergue, se encuentra un bar abierto, menos mal. Hago el desayuno de costumbre como la mayoría de los días y ahora a lo mío, es decir, a andar.

Me dirijo a la salida de la ciudad dirección Astorga. Cruzo la redonda donde se ubica la Plaza de Toros, el puente sobre el río Bernesga, paso junto al campo de fútbol y por un puente que salva las vías del ferrocarril y a soportar el intenso tráfico de la autovía, aunque en esta ocasión por un carril especial para viandantes, algo es algo. Comienza el ascenso hacia un collado donde debe encontrarse la Virgen del Camino. Solo me acompaña el insoportable ruido motorizado que te machaca los oídos sin piedad. Por el lado derecho de la autovía distingo al “segoviano” que lleva un paso más rápido y parece que va ensimismado con la mirada fija en el suelo, yo continuo a mi aire.

Después de 7 largos kilómetros de sufrimiento, alcanzo el alto donde efectivamente se asienta el pueblo de la Virgen del Camino. La autovía se convierte en simple carretera que cruzo y comienzan las casas. Voy echando una mirada a los bares que voy encontrando al paso por si estuvieran los “burgaleses” con resultado negativo. Llego al final del pueblo sin rastro de ellos. A la derecha se encuentra el Santuario de la Virgen del Camino, moderna edificación, cuya fachada recorre trece esculturas estilizadas, son los 12 apóstoles y la Virgen. Del templo antiguo solo se conserva el retablo barroco que preside la famosa Virgen del Camino patrona de León.

Cruzo de nuevo la carretera hacia su lado izquierdo entrando en una pista de tierra que rodea el cementerio retirada algo del asfalto pero en paralelo a él. Es muy raro que no haya encontrado ya a Juan y a Visi.

Hago una parada para evacuar una urgencia y desprenderme del polo nórdico pues el sol comienza a hacer sudar mi cuerpo. Algunos peregrinos extranjeros me pasan. Cuando me decido a continuar la marcha dirijo una última mirada atrás y allí aparecen por fin mis compañeros Juan con su báculo de obispo y Visi. ¿Dónde os habéis metido?-les pregunto-, -pues muy fácil- me contesta Visi, -nos hemos entretenido en la visita al Santuario de la Virgen del Camino-, -y además- añade Juan -hemos hecho un buen almuerzo-. -Pues me parece muy bien- les contesto.

Ya estamos de nuevo los tres compañeros de fatigas dispuestos a llegar juntos a la próxima localidad. Se incorporan a mi marcha o yo a la de ellos y a seguir…. En este momento el camino roza prácticamente el pretil de la carretera, allí abajo se ve un vallejo por el que discurrirá algún arroyo y de repente Juan salta el protector de bandas metálicas de la carretera y nos indica que si queremos que le sigamos, la carretera se había convertido en un inusual atajo y este hecho era bien conocido por él. Al final, una vez pasada la autovía Benavente-Oviedo, el Camino coincide con el arcén de la carretera. Ahora transitamos por otro páramo, en este caso, el “leonés” rondando los 900 metros de cota. Qué ganas tengo que se terminen estas inmensas planicies!! Creo que no tardaremos mucho pues a lo lejos se vislumbra la silueta de una cadena montañosa. Vamos entretenidos comentando detalles del Santuario de la Virgen del Camino, de los kilómetros pasados y de lo que nos espera.

sanmiguel-01

Sin apenas darnos cuenta nos encontramos entrando en la localidad de Valverde de la Virgen situado en otro vallejo formado por la cuenca del río Oncina. A la derecha de la carretera una curiosa espadaña de una ermita donde en cuatro nidos se cobijan otras tantas parejas de cigüeñas con sus proles, “foto al canto“. Atravesamos la localidad, otros 3 kilómetros de páramo y llegamos a San Miguel del Camino, localidad similar a la anterior pero en el vallejo formado pro el arroyo del Valle. A las afueras del pueblo paramos a descansar junto a una fuente y tomar aire para afrontar los 8 kilómetros restantes.

Reanudamos el Camino, Juan se va quejando de los pies, yo mismo no marcho muy cómodo, la que va como una moto es Visi, la tenemos que decir que aminore la marcha que los kilómetros que faltan son de los pesados. -A mí- comenta Juan- siempre se me atragantan.

Allá a lo lejos, parece adivinarse una zona de servicios con alguna construcción. Juan nos informa que es una gasolinera con dos hostales pero una vez llegados a ese punto, todavía quedan 2 kilómetros para llegar. La verdad es que se hace pesada la llegada y gracias que la temperatura es buena para andar.

Al llegar al área de servicios entramos en uno de los hostales a hacernos un descansillo y de paso refrescarnos con unas cervezas.

A partir de ahora, el Camino discurre por un terreno cómodo con bancos de piedra de vez en cuando. Por fin llegamos algo agotados a Villadangos del Páramo balcón abierto a la más amplia llanura leonesa cuyo albergue se encuentra a la entrada, solo tenemos que cruzar la carretera con mucho cuidado, es bastante peligrosa porque está entre dos curvas sin visibilidad.

Dudo entre quedarme en el albergue o buscar un hostal y al final opto por la primera posibilidad ya que me da la impresión por el exterior que el albergue no debe estar mal y además Juan me indica que el interior es aceptable. El albergue, ubicado en lo que eran las Escuelas Nacionales. En el año 1991 fue rehabilitado el conjunto para albergar a los peregrinos. Tiene dos alas donde se distribuyen unas estancias con dos literas de tres pisos cada una y en el centro del edificio, un enorme salón, los aseos, duchas y cocina.

Yo me reservo una cama baja de una de las estancias más alejadas del centro. Me ducho, aunque con agua fría y a continuación la acostumbrada colada pues seguro que con el aire tan seco y el sol que luce, la ropa se secará pronto.

villadangos-01

Me dirijo al centro del pueblo donde encuentro el Restaurante “Libertad”. En el comedor, todos son peregrinos, allí están el grupo “de los cinco”, es decir, Jesús el cacereño afincado en Madrid, el matrimonio de Vitoria y los jóvenes hermanos mejicanos Hugo y Magali. Juan Luis y Visi han despachado ya la comida y el segoviano va por los postres, opto por sentarme junto a él. Igual que casi siempre demando el socorrido menú del peregrino, hoy toca alubias con almejas y trucha a la navarra, acertada elección. Después a descansar al Albergue.

Son las cinco y media cuando concluyo mi siesta. Llega la hospitalera Rosario para sellar las credenciales y cobrarnos el “donativo”. Recojo la ropa que ya se encuentra completamente seca y a visitar el pueblo.

Me encuentro con el grupo “de los cinco”, Jesús me dice que la Iglesia merece la pena ser visitada y aunque está cerrada la enseña una señora de edad. Me dirijo a la Iglesia, una pequeña construcción de finales del siglo XVII. Efectivamente, sentada en el atrio en conversación con otras vecinas  se encuentra la señora que me pregunta si me interesaba visitar la iglesia. Está deseosa de hacer de cicerone de todos los peregrinos. Es una anciana que aunque dice que tiene 85 años aparenta más de cien y se conoce la Iglesia al dedillo.

villadangos01

En la maciza puerta de entrada a la Iglesia destacan unos relieves en su parte superior con escenas conmemorativas de la Batalla de Clavijo. En uno de ellos, se representa la aparición de Santiago al rey Ramiro I y en el otro la victoria de éste frente a Abderramán II. La parte inferior de la espadaña es de canto rodado y argamasa,  y de ladrillo la superior. Los vecinos del pueblo han decidido sustituir los cuatro nidos de cigüeña por unos molinillos brillantes para ahuyentarlas y evitar que nidifiquen allí pues tuvieron problemas con la cantidad de basura que caía sobre el tejado y que amenazaba su hundimiento.

La Iglesia es de una sola nave y dos capillas laterales. Lo más destacable del interior es su retablo mayor de estilo churrigueresco presidido por una talla ecuestre de Santiago de grandes dimensiones tocado con sombrero “a la federica”, es decir, el llamado popularmente “sombrero de tres picos”, blandiendo la espada  en una mano, bandera blanca y roja en la otra y un moro infiel vencido bajo el caballo, es el Santiago Matamoros que se repite a lo largo del Camino. La señora se desvive contándonos detalles e historias de la iglesia, dos peregrinos se me han añadido. En la parte superior del retablo a la derecha, no podía faltar una talla de Santiago está vez de Peregrino. Todo es muy interesante. Concluida la visita le doy las gracias a la anciana por su amabilidad y le deseo mucha salud para seguir mostrando la iglesia a los peregrinos y turistas que por allí se acerquen.

Me siento en la Plaza Mayor presidida por el Consistorio. Aparecen dos jóvenes peregrinas catalanas alojadas en el Albergue acompañadas por otro joven peregrino y que se disponen a dar cuenta de unos bocadillos. Me acerco a un supermercado y compro algo de repostería en prevención de que no haya algún bar abierto mañana. Hago las llamadas de costumbre a la familia y me dirijo al Bar-Restaurante-Hostal “Libertad” donde hago tiempo para cenar sentado viendo la TV y escuchando las conversaciones de otros grupos de peregrinos, uno de ellos formado por unos vascos y un francés que ha salido de Paris y lleva casi dos meses fuera de casa y hay que ver la frescura que aparenta.

Cena ligera y retirada al albergue. Allí se forma una “mesa redonda” en el salón donde participan activamente las dos catalanas, un brasileño con apariencia de cansancio, Juan Luis, Visi, y otros. Cada uno con su particular visión del Camino. Ya son las diez y cuarto y casi sin enterarme, les deseo al grupo las buenas noches y me retiro a dormir. Mañana la etapa es de las largas.

Hasta mañana, buenas noches.

puenteorbigo-01

22ª Jornada

Miércoles, 15 de mayo 2002

VILLADANGOS DEL PÁRAMO-ASTORGA

Parcial 26 Km; Total 486 Km; A Santiago: 259     Km

El “passo honroso”

He dormido a gusto compartiendo el departamento con un matrimonio holandés. Es temprano, solo son las seis y cuarto pero ya no tengo sueño, así que a ponerse en pié y prepararse para el Camino. Como de costumbre, a esta hora de la mañana hace fresquillo, pero el aspecto del cielo promete un día soleado. Desayuno en el Bar “Libertad” con parsimonia y a las siete y media ya estoy saliendo del pueblo. Juan Luis y Visi hace rato que se han marchado, ella está obsesionada en salir entre los primeros peregrinos por miedo a no encontrar sitio en el próximo albergue, debe ser una rareza porque la verdad es que en este época resulta difícil que los albergues se completen. Así que en solitario afronto una senda paralela a la carretera y después de atravesar una chopera cruzo el asfalto caminando por un andadero a la izquierda.

Tres kilómetros más allá se llega a la localidad de San Martín del Camino, un pueblo del montón sin muchas facilidades para el peregrino. Se sale por la derecha siguiendo una senda que desemboca en una chopera donde una gran colonia  de negros grajos anida entre el ramaje de los chopos y se desgañitan con su horrible y estridente “grajeo”  que hace daño a cualquier oído; en mi vida había vista tal cantidad de estas aves carroñeras. Avivo el paso para salir rápido de la lúgubre chopera llegando a un andadero que discurre paralelo a la carretera por su lado derecho. Pronto llega a mi altura el “segoviano” que me acompaña durante un rato, el tiempo en fumarse un cigarrillo. Su paso es más rápido que el mío y pronto se aleja de mí.

Continúo en solitario durante 7 km. y entonces el andadero se va separando podo a poco de la carretera al encuentro del Puente de Orbigo que salva el río en una zona de verdes praderas y abundante arbolado que alegra mi semblante después de tanta aridez padecida por esos páramos. Cruzo este largo puente (300 metros) de traza y construcción irregular y formado por 21 arcos ojivales y de medio punto.

Aparte de por su calidad arquitectónica con algún vestigio de construcción romana pero siendo su parte principal de origen gótico, la fama de este puente se debe a las justas concertadas por el caballero leonés Don Suero de Quiñones que preso de amor por cierta dama y respaldado por nueve mantenedores prometió no moverse del lugar hasta que no rompiera 300 lanzas; todo aquel que osara conseguir un passo honroso por el puente debería aceptar el envite. Las justas duraron todo un mes al cabo del cual Don Suero decidió poner fin a su bravuconería, peregrinando a Santiago en ese año Jubilar (1434) donde el caballero leonés ofreció al apóstol el brazalete de oro de su amada. Dos monolitos situados en el puente, conmemoran esta historia del Passo honroso con los nombres de los diez caballeros vencedores.

Entro en la localidad de Hospital de Orbigo donde decido hacer una parada junto a unos soportales para almorzar los bollos que había comprado en Villadangos y descansar mis pies. Pasa el grupo de “los cinco” y nos saludamos y poco después Juan Luis y Visi que habían estado almorzando en un bar. Les digo que continúen a su aire que ya les alcanzaré más adelante.

Me lo tomo con mucha calma, no hay ninguna prisa pues todavía queda Camino por recorrer. Salgo de Hospital por unas sendas de concentración parcelaria franqueadas por huertas de hortalizas la mayor parte. En una de ella un labriego, a pesar de ser el día de su Patrón San Isidro, azuza a un caballo percherón para terminar de arar la parcela, es curioso observar al caballo lo que le cuesta dar la vuelta y decidirse a comenzar un nuevo surco.

Poco después entro en las callejas de Villares de Orbigo. A la salida del pueblo la senda se interna en el monte por trochas que gracias a las flechas amarillas e hitos de piedras no permiten que te pierdas, alcanzando una pista asfaltada desde donde se desciende a la localidad de Santibáñez de Valdeiglesias.

Paso junto al albergue dirigiéndome las flechas a una pista con bastante piedra suelta que dificulta el caminar. Un coche de apoyo estacionado a la izquierda, está dando las últimas instrucciones a unos jóvenes y robustos peregrinos que sin mochila hacen las distintas etapas sin prácticamente esfuerzo alguno.

A la salida de una revuelta diviso a la pareja burgalesa que pronto alcanzo y ya juntos de nuevo abordamos la incómoda pista empedrada llenando nuestros pulmones de aire con el reconfortante olor de las hierbas aromáticas silvestres que proliferan en estos parajes y disfrutando de tanta tranquilidad. El calor va en aumento y tenemos que descansar de vez en cuando bajo la sombra de algún pino a la orilla de la pista.

Llegamos a una vaguada por donde discurre el Arroyo Grillo que debemos cruzar haciendo equilibrio sobre un tronco atravesado. Después viene un corto repecho hasta una granja, la tierra de estos campos no debe ser de mucha calidad pues basa en el centeno su única plantación.

astorga-01

A la altura de la granja nos alcanzan y rebasan, “frescos como una lechuga”, los “excursionistas” del coche de apoyo. Juan Luis lanza por lo bajines improperios contra ellos y llegados a la bifurcación que lleva por la izquierda al crucero de Santo Toribio, optamos por seguir recto, Juan Luis desea evitar el reencuentro con el trío excursionista que se había dirigido hacia allí, además, -nos asegura Juan Luis- por esta pista se adelanta algo.

El Camino que hemos tomado se llama de la “Piedra fincada” y pronto en un claro del pinar podemos contemplar la bonita estampa de Astorga, en la que sobresalen las dos torres gemelas de la catedral, con la silueta de los Montes de León en el horizonte, al fin hemos cambiado de escenario.

Descendemos hasta entrar en San Justo por la calle del Hospital. Allí unos lugareños nos informan que hemos tomado el verdadero Camino, resulta que el de Santo Toribio es un pegote.

En San Justo nos permitimos un merecido descanso, aliviando nuestras gargantas con unas frescas cervezas. Quedan 3 km para llegar a Astorga y ya tenemos ganas de concluir la etapa, hoy se nos ha hecho más tarde de lo habitual, así que un último esfuerzo y a proseguir.

foto-astorga-01

El arcén de una carretera asfaltada conduce recto a la capital de la Maragatería pero pronto se abandona a la derecha por un camino de tierra que pasa por detrás de unas fábricas. A las tres menos cuarto nos encontramos cruzando un pequeño puente romano de tres ojos y tras atravesar las vías del ferrocarril abordamos la cuesta que nos introduce por la Puerta del Sol en la ciudad amurallada . Llegamos al Albergue de la Pza. de S. Francisco donde un cartel informa que hay que dirigirse al Albergue Municipal pues ese se encuentra cerrado. Me despido de mis compañeros pues ya había decidido de antemano alojarme en el Hostal “La Peseta” del que tenía buenas referencias y por otra parte se encontraba enfrente.

Una vez acomodado en la habitación, preparo la bañera para darme un baño reparador. Me doy cuenta que me han salido unas ampollas en los talones debido seguramente al calor y los kilómetros recorridos y una vez reblandecidas con el agua caliente, las pincho para extraer el líquido y una vez aseado y con ropa adecuada bajo al restaurante donde me permito un extraordinario: menestra de verduras del tiempo y chuletillas de lechazo acompañado por un buen vino clarete de la región. ¡¡De categoría!!

astorgacatedral-01

Ahora toca ir a descansar a la habitación. A las seis me levanto para dirigirme al albergue donde me sellan la credencial. Seguidamente me adentro en el casco histórico y visito la Catedral de Santa María. Es una construcción de estilo gótico pero asentada sobre otra de estilo románico. Se aprecia claramente la evolución estilista de las fachadas, una renacentista, la de los Obispos y la principal una maravilla barroca. Sin embargo, el interior es eminentemente gótico con altas columnas. Destaca el Retablo Mayor renacentista, la sillería del coro renacentista con marco gótico, el órgano barroco, la Inmaculada Concepción de Gregorio Fernández y un San Juan Bautista y San Jerónimo. Aunque de menor envergadura que la catedral de León, me da la impresión de poseer mayor luminosidad. La portada principal maravillosa con escenas bíblicas y columnas ajarronadas del barroco leonés; el hastial dorado entre las torres gemelas, la imponente sacristía neoclásica y el claustro; y en lo más alto, la figura que remata el pináculo del ábside es el popular Pero Mato, un alférez maragato que participó en la batalla de Clavijo.

astorga-gaudi-01

Si la catedral es una maravilla, qué decir del Palacio Episcopal, obra del vanguardista arquitecto y artista catalán Antonio Gaudí, aunque la última planta tuvo que ser rematada por al arquitecto madrileño Ricardo García al sobrevenir la accidentada muerte de Gaudí. El Palacio parece extraído de un cuento de hadas. Aunque fue construido para hacer funciones de residencia episcopal, nunca se le dio ese uso y en el año 1963 se convierte en el Museo de los Caminos. Punto y aparte es la visión de ambas construcciones por la noche con una magnífica y lograda iluminación envolvente.

astorga-plazamayor-01

Terminada tan instructivas visitas, paseo un rato por el casco antiguo llegando a la porticada Plaza Mayor donde me siento a descansar cómodamente en la terraza de un bar refrescándome con una jarra de cerveza. Mientras, observo con detenimiento la fachada del Consistorio; junto a la enorme campana del reloj, una pareja de autómatas vestidos con los trajes típicos maragatos; representan los conocidos personajes Juan Zancudo (Colás) y la Colasa que aporrean con sus mazos alternativamente la campana para dar las horas y los cuartos.

Una vez reposado, me acerco al bar del Hostal para presenciar por TV el partido que enfrenta al R. Madrid y el Bayern Leverkussen, en juego la Copa de Europa. En el descanso entro al comedor donde pronto despacho una cena ligera y sin pérdida de tiempo a ver el segundo tiempo de este interesante partido, que gracias a la acertada actuación de su portero Casillas finaliza con la trabajosa victoria del R. Madrid que se hace con su 9ª Copa Europea.

Es hora de retirarse a descansar, mañana será un día importante, alcanzaré las estribaciones de los Montes de León.

Buenas noches y hasta mañana.

astorgamurallas-01

astorga-panoramica-01

23ª Jornada

Jueves, 16 de mayo 2002

ASTORGA-RABANAL DEL CAMINO

Parcial 20 Km; Total 506 Km; A Santiago: 238 Km

Aproximación a la montaña

He dormido a pierna suelta aprovechándome de las comodidades del Hostal “La Peseta”. Son las siete cuando comienzo el habitual aseo y preparación de bártulos y en un santiamén me encuentro en la calle donde presiento que voy a tener un buen día, por lo menos, en lo que a meteorología se refiere.

Cruzo la Plaza Mayor echando un último vistazo al reloj del Consistorio donde Colás y Colasa se aprestan a dar las campanadas horarias con sus mazos. Me dirijo por las callejuelas del casco antiguo a la Plaza de los Sitios y una vez frente a la Catedral y el Palacio Episcopal, paso entre ambas construcciones hasta el cruce con la avenida de Ponferrada que sigo hasta encontrar un bar abierto junto a una Estación de Servicio en el cruce con la antigua N-VI. Allí hago un buen desayuno y sin mas demora me dirijo por la nacional dirección Madrid hasta encontrar la carretera de Castrillo de Polvazares que es por donde discurre el Camino.

Hecho una visual al horizonte donde se percibe con nitidez la silueta de los Montes de León cuyas estribaciones debo alcanzar en la jornada. Por el momento no me puedo quejar de la meteorología. Observo una mayor afluencia de peregrinos que deben haberse incorporado al Camino en Astorga, la generalidad de ellos, por supuesto, extranjeros.

Paso a la altura del poblado de Valdeviejas que queda a mi derecha y seguidamente la vetusta ermita del Ecce Homo a mi izquierda. Cruzo por un puente la Autovía del Noroeste y a continuación el río Jerga rodeado de una frondosa chopera. En media hora me planto en la localidad de Murias, un poblado semi-abandonado, tomando una carretera a mi izquierda.

castrillo-01

La localidad de Castrillo de Polvazares, por donde transita una ruta alternativa del Camino, va quedando a mi derecha. Como curiosidad debo explicar que este pueblo es uno de los mejores ejemplos de conservación de la arquitectura maragata y además centro del “cocido maragato”, plato por excelencia de la comarca que se come en orden inverso a lo habitual en las restantes regiones españolas, es decir, primero se sirven las carnes, luego los garbanzos con la verdura y por último la sopa.

Se cruza la carretera para abordar un andadero de tierra que te encamina con comodidad a la localidad de Sta. Catalina de Somoza. A la salida del pueblo hay una pequeña plazuela con bancos donde decido hacer un corto descanso acompañado por otros peregrinos guiris. Hecho una mirada al horizonte, la montaña ha crecido bastante. Hoy me encuentro con fuerzas y además voy calzado con las sandalias, un descanso para mis pies.

Afronto un andadero en paralelo a la carretera y en menos de una hora estoy en la localidad de El Ganso, otro pueblo semi-abandonado que a no ser por los peregrinos, ya hubiera desaparecido. Paso junto al estrafalario Bar Cowboy ubicado en una cochera que está lleno de peregrinos y como no tengo hambre continúo.

A poca distancia de la salida del pueblo diviso las espaldas de mis compañeros burgaleses, avivo un poco el paso y los alcanzo, me dicen que habían estado almorzando en el Bar Cowboy donde me habían estado esperando. Ahora iré mas entretenido, es conveniente alternar la marcha en solitario con la acompañada, por otra parte, con ellos me encuentro a gusto pues marchan a mi ritmo y siempre sacamos algún tema de discusión que alivian los kilómetros.

Por el andadero marchamos en continuo pero suave ascenso pasando por un área de descanso donde unos extranjeros se toman un respiro.

De nuevo se sale a la carretera descendiendo a una vaguada por donde circula el Arroyo de las Reguerinas en una zona de pinares. Allí acordamos hacer una parada, así que a desprenderse de las mochilas y a sentarnos sobre unas piedras que son los únicos bancos del lugar. Desde allí vemos pasar a varios peregrinos, entre ellos el brasileño con el que coincidimos en Villadangos y que anda con dificultad, aborda el repecho que viene a continuación del Puente de Pañoto, caminando de espaldas.

Son las doce cuando reanudamos la marcha. Cruzamos el puente y después del corto pero duro repecho, viene un constante aunque suave ascenso hacia las montañas, hoy debemos alcanzar la cota de casi los 1200 metros y quedan tres kilómetros para finalizar la etapa.

Dejamos a nuestra izquierda un magnífico ejemplar de roble centenario, es el “carballo del peregrino” que en esta época se encuentra bastante despojado de follaje. A continuación pasamos frente a la ermita de San José y en un periquete nos plantamos ante la entrada del albergue privado de peregrinos de Nª Sra. del Pilar.

rabanal-albergue-01

Sellado de credencial y pago de 3 € por el alojamiento, auto-asignación de litera, ducha y colada. Se trata de un albergue rústico con un gran patio adornado de plantas con flores y con una gran variedad de aperos de campo en sus paredes. A la derecha del patio, una barra de bar, mesas y sillas con cubierta, la cocina y el comedor. A la izquierda y fondo las estancias corridas y los servicios. Parece muy acogedor e invita a la convivencia. Allí nos encontramos con todos los peregrinos conocidos, el grupo de “los cinco”, el “segoviano”, las jóvenes catalanas una de ellas bastante tocada, un joven vasco de Neguri llamado Ales y algunos guiris cuyos nombres ignoro y que llevan varias etapas de coincidencia.

Por otra parte, Rabanal del Camino es un típico pueblo serrano que al igual que muchos otros, debe su permanencia al Camino de Santiago. Sus calles con losas rudimentarias o simplemente de tierra y piedras. Por una de ellas en subida se accede al centro donde sobresale la pequeña y vieja Iglesia  Parroquial de Sta. María y el famoso Refugio “Gaucelmo” co-regentado por la Confraternity of Saint James y la Asociación de Amigos del Camino de El Bierzo. Otra de las edificaciones famosas es la Casa llamada de las “cuatro esquinas” que sirvió de hospedaje a nuestro rey Felipe II.

Junto a los burgaleses nos acercamos a un bar conocido por Juan Luis donde comemos para no perder la costumbre, el menú del peregrino y a continuación a descansar el cuerpo con una deseada siesta.

Cuando me levanto, el patio está muy animado con grupos de peregrinos en “parlamento”. A las siete nos acercamos a la Iglesia donde se celebran las vísperas oficiadas por tres monjes dominicos que nos deleitan con sus cantos gregorianos. La pequeña y gélida iglesia está al completo de peregrinos que nos quedamos extasiados con la novedad.

Después de cenar volvemos a asistir a las completas, oficiadas y cantadas igualmente por los mismos monjes.

Como buen pueblo serrano, cuando se pone el sol la temperatura desciende bastante y no ha lugar el permanecer mucho tiempo al sereno, así que lo más apropiado es retirarse prudentemente a dormir. Mañana abordaremos el fuerte ascenso que nos encaminará a la cota máxima del Camino.

A dormir bien arropado en el saco. Buenas noches y hasta mañana.

cruzdeferro-01

24ª Jornada

Viernes, 17 de mayo 2002

RABANAL DEL CAMINO-MOLINASECA

Parcial 25 Km; Total 531 Km; A Santiago: 213 Km

La Cruz de Ferro

Como va siendo costumbre, el albergue despierta temprano hecho que contagia a los más remolones a pesar que la claridad apenas penetra por las ventanas, y es normal, el cielo se encuentra totalmente encapotado y llueve sin parar, y lo que es peor no parece que la cosa vaya a mejorar.

Hago un buen desayuno en el Albergue, con tostadas de pan y aceite. Dudo entre iniciar la jornada o no, Juan Luis y Visi han salido hace poco y los demás lo van haciendo también así que sin pensármelo dos veces me enfundo el poncho, es la segunda vez que lo hago y a caminar, esperemos que no me arrepienta.

Acometo por el arcén izquierdo de la carretera las fuertes rampas del inicio de la etapa hacia la Cruz de Ferro. A parte de llover de forma incesante, hace una rasca que pela y las manos se me están quedando heladas por lo que tengo que protegerlas como sea con las mangas del polo nórdico para que entren en calor. Además de la lluvia, el viento añade un punto adicional de molestia a la marcha. Ahora voy pensando que quizá lo más prudente hubiera sido esperar en el Albergue pero hay que apechugar con la decisión adoptada, estoy en medio de la borrasca como buen marino y con la mirada fija en el suelo voy consumiendo los metros por el asfalto, en estas condiciones no tiene sentido alguno aventurarse por las sendas que indican las flechas.

En estos momentos me alcanza Jesús del grupo de “los cinco” que lleva un ritmo trepidante y poco después hacen su aparición Hugo y Magali, los hermanos mejicanos, que tratan de darle alcance.

Yo continuo la ascensión a mi ritmo, rodeado por el monte donde abundan las retamas y los brezos.

Una hora y cuarto más tarde el camino se desvía hacia el pueblo abandonado de Foncebadón donde se accede por lo que era su calle Mayor. Da mucha pena observar el entorno con las casas desvencijadas y las techumbres hundidas. La Iglesia también se encuentra en ruinas. Mientras atravieso el fantasmagórico pueblo pienso en el ermitaño Gaucelmo que construyó allí un albergue y hospital y hasta tres hospitales más hubieron en la Edad Media para dar cobijo y proporcionar ayuda a los peregrinos en su paso obligado por el poblado.

En este soliloquio me encontraba cuando advierto que ha dejado de llover, menos mal, y además el cielo se va abriendo, aunque gruesos nubarrones  hacen presagiar que puede seguir lloviendo en cualquier momento.

A la salida del pueblo, se rodea una colina e inmediatamente se sale de nuevo a la carretera donde ya puedo divisar la famosa Cruz de Ferro, que alcanzo a las nueve con un sol radiante, es curioso, quién lo podía prever!!.

El paisaje en este lugar rodeado de pinares es maravilloso, nos encontramos a 1504 metros de altitud, casi el techo del Camino que pronto alcanzaremos. Hemos coincidido allí muchos peregrinos que se entretienen haciéndose fotos de recuerdo mientras descansan y almuerzan junto a la pequeña ermita de Santiago. Yo hago lo propio y aprovecho para comerme una manzana. No podían faltar el grupo de los “cinco” y mis compañeros burgaleses.

montesdeleon-01

Después de un rato y ya en compañía de Juan Luis y Visi reanudamos la marcha después de dar un último vistazo al emblemático y sencillo crucero formado por una pequeña cruz de hierro hincada en un tronco pelado bastante alto en cuya base se alza un montículo de considerables dimensiones emulando a las antiguas murias romanas, formado con las piedras que los peregrinos van depositando a su paso.

Ahora vamos descendiendo suavemente por el arcén de la carretera hasta que escuchamos el tañido de una campana cuyo sonido nos llega en nuestra dirección, es el hospitalero templario Tomás que desde su humilde refugio hace repicar una campana cuando se percata de la presencia de algún peregrino. En su humilde refugio emplazado en el poblado ruinoso de Manjarín, sin agua corriente ni energía eléctrica, ofrece a los peregrinos que lo desean alojamiento. No hay que ser ningún mago para adivinar las comodidades que podemos encontrar en el interior de la choza, sobran las palabras, aunque el bueno de Tomás se esfuerza en mantener abierto todo el año en lugar tan inhóspito este refugio medieval. Antes de proseguir la ruta, ofrece a todos lo peregrinos un café calientito. Después de ponernos el sello en la credencial nos despedimos del caballero templario y a continuar.

Después del descenso, ahora toca un duro repecho hasta alcanzar el cruce que lleva a donde se alzan las antenas de una estación militar, en ese punto es donde se encuentra el techo del Camino(1517 mts.). Con un panorama espléndido de lo más impactante de la ruta. Valles por doquier perdidos entre las laderas con nubes aisladas flotando allí abajo en un día tan caprichoso como el de hoy, ahora luce un espléndido sol. Allá al fondo, un pueblecito empotrado en un valle nos hace comentar lo triste que deben sentirse sus moradores sobre todo en la época invernal que en estos lugares se nos antoja de una rudeza extrema y donde con toda probabilidad queden incomunicados pues solo una serpenteante carretera da acceso al lugar.

Ahora toca descender de lo lindo, rampas muy pronunciadas donde un cártel avisa “precaución a los ciclistas, pendiente peligrosa”, no ha lugar a dudas.

ElAcebo01-01

Seguimos por el arcén de la izquierda hasta que las flechas nos desvían por la derecha a una senda que aparte de evitar la carretera sirve de atajo, pronto conectamos de nuevo con el asfalto y volviendo a otro atajo por la izquierda con una fuerte pendiente y que atraviesa un piornal, -mejor no tomarlo lloviendo- asegura Juan Luis. La marcha se hace muy peligrosa y hay que extremar las precauciones para no lesionarse, pero pasamos la prueba sin novedad y entramos por su calle Real en la localidad de El Acebo, primera pintoresca localidad de El Bierzo, resurgida como otras muchas gracias al Camino de Santiago. Allí decidimos hacer una parada para descansar y almorzar en un bar conocido de Juan Luis, donde damos buena cuenta de unos bocadillos de embutido de la comarca.

elacebo02-01

Saliendo de El Acebo, junto al cementerio se erige un monumento formado por una gran roca sobre la que descansa el esqueleto de una bicicleta con los atributos propios del peregrino; una placa recuerda a un peregrino alemán muerto en accidente.

Enseguida nos desviamos por otra senda también con una pendiente bastante peligrosa que nos deja en otra localidad muy pintoresca, me refiero a Riego de Ambrós con sus balconadas de madera engalanadas con macetas floridas. El cielo va tomando un cariz que no nos gusta nada así que nos refugiamos en la terraza de un bar-restaurante a la salida del pueblo hasta que las condiciones atmosféricas sean favorables. Visi está nerviosa, por ella hubiésemos continuado. Nuestras sospechas eran ciertas, pronto cae un fuerte chaparrón, menos mal que esta vez no hemos hecho caso a Visi. Cuando deja de llover reemprendemos la marcha, ya debe quedar poco para concluir la etapa.

Andamos como un kilómetro por el arcén de la carretera y tras una curva nos desviamos por una senda de tierra a la derecha que desciende a un precioso vallecillo vadeando el río de la Pretadura. En una revuelta del Camino encontramos a un señor mayor junto a un chamizo cubierto de plásticos y muchas estampitas y que Juan Luis saluda por conocerle de años anteriores. Se llama Balbino y dicen que es un curandero que todos los días viene de Molinaseca a este lugar para tratar de hacer clientela entre los peregrinos a los que intenta calmar los dolores de pies y piernas con sus masajes y pócimas aunque las malas lenguas aseguran que muestra una extraña predilección por los más jóvenes y es que parece que pierde algo de aceite. Después de despedirnos, seguimos a lo nuestro. Ahora la senda asciende un collado entre jaras y hermosos chopos y castaños, el cual bordeamos y ahí abajo casi como desde un alto acantilado divisamos la carretera hasta donde tenemos que descender. Vamos con sumo cuidado pues un despiste a estas alturas resultaría desastroso y al fin pisamos el suelo firme, llano y seguro del asfalto desde donde ya tenemos a tiro de piedra Molinaseca. Ha sido un descenso pronunciado, casi en picado, 900 metros en tan solo 12 km, el mas sobresaliente del Camino y también el mas peligroso.

molina2-01

Seguimos la carretera pasando por delante del Santuario de la Virgen de las Angustias adosada al monte, entrando en Molinaseca por un bellísimo puente romano sobre el río Meruelo que desemboca en la calle Real o de los Peregrinos que guarda todo el aroma de las viejas rúas, con casas de buena traza, muchas de ellas blasonadas. Es curioso observar la cantidad de bares que vamos encontrando. Más tarde nos enteramos que se pueden contar hasta 34 que los lugareños llaman “bodegas”.

Atravesamos el pueblo emplazado a ambos lados de la calle Real, desde el interior de una bodega, escuchamos el grito de alguien que nos pregunta si vamos a alojarnos en el Albergue, le contestamos afirmativamente, a lo que nos contesta que le esperemos allí que va enseguida, se trata de Alfredo el hospitalero.

El Albergue se encuentra a unos 800 metros de la salida del pueblo en el lado izquierdo de la carretera de Ponferrada. Bastantes peregrinos se encuentran ya en él, nosotros nos asignamos camas bajas. Me ducho y cambio de ropa y junto a Juan Luis salgo resguardado con el poncho en busca de comida, había comenzado de nuevo a llover, vaya día más variable!!. En una bodega cerca del puente romano entramos y damos debida cuenta del acostumbrado menú del Peregrino. Luego a volver al albergue donde nos hacemos una buena siesta.

El Albergue ha sido habilitado aprovechando la reciente restauración de la Ermita de San Roque. Está distribuido en dos plantas, la baja sirve de recepción, sala de estar con buena chimenea y servicios y la superior sobre piso entarimado a la que se accede por escaleras de madera, sirve como dormitorio colectivo. A primera vista parece un buen albergue aunque la realidad es que deja mucho que desear sobre todo a lo que a limpieza y distribución se refiere.

Poco a poco van apareciendo más peregrinos hasta llenar por completo el Albergue, allí están las dos jóvenes catalanas y Alex el “vizcaíno”. Después de la siesta salgo al exterior donde llueve. Me siento en un banco bajo el porche junto a una tienda de campaña y me apresto a hacer las llamadas telefónicas de costumbre, en esa faena me encontraba cuando veo salir de la tienda más deprisa que lo normal a una peregrina alemana fuerzota con semblante despavorido. Qué pasará??-me pregunto-. La respuesta es instantánea, un ratoncillo tan campante sale casi pisándole los talones, pasa delante mío y después de un paseo por la pared regresa de nuevo a la tienda.

Cuando llega la hora me acerco con Juan Luis de nuevo al pueblo para cenar y como el día no está para bromas, lo mejor es refugiarse en el albergue a descansar. Allí encontramos a las catalanas forcejeando con Alex intentando que las acompañe con Alfredo al pueblo, al final Alex a regañadientes acepta y es que nos da la impresión de que las catalanas son de armas tomar, tienen mucha marcha, a Visi no les cae nada bien.

En honor a la verdad y a pesar de la lluvia, ha sido una de los tramos del Camino más bonitos hasta el momento.

Buenas noche y hasta mañana.

cacabellos02-01

25ª Jornada

Sábado, 18 de mayo de 2002

MOLINASECA-VILLAFRANCA DEL BIERZO

Parcial 30 Km; Total 561 Km; A Santiago: 183 Km

A las puertas de Galicia

Hoy la etapa va a ser de mucho asfalto y además algo larga, habrá que tomárselo con tranquilidad. Juan Luis y Visi hace media hora que han partido, como siempre, en algún lugar del Camino nos encontraremos.

Hasta Ponferrada son diez kilómetros, aunque creo que si se sigue por la carretera se pueden ahorrar dos. No he tenido la prevención de comprar nada para desayunar, así que tengo que echar mano de una barra energética para poder llegar al primer bar que encuentre abierto.

ponferrada-01

Como todas las mañanas, no viene mal echar una mirada al cielo que hoy sugiere un día extraordinario, parece que el frente nuboso ha pasado. Tomo la acera que discurre por la parte izquierda de la carretera convertida en andadero y poco a poco voy cogiendo el ritmo. Al frente un collado por el que asoman dos columnas de humo blanco que desdibujan el paisaje y que deben proceder de la Central Térmica de Compostilla. A unos dos kilómetros del albergue llego a la desviación del Camino que pasa por la localidad de Campo y decido continuar por la carretera, el tráfico a estas horas tempranas es escaso y además se ataja. En hora y media me planto en la entrada de Ponferrada. Allí desayuno de acuerdo a lo previsto. Para salir de Ponferrada hay que seguir la calle de la Libertad, que se me hace larguísima, en busca de la antigua N-VI evitando el innecesario rodeo por Columbrianos y Fuentes Nuevas.

A la salida de Ponferrada entro en un hipermercado que acababan de abrir donde compro una cámara fotográfica de usar y tirar y aprovecho para recargar la tarjeta del móvil. Sigo por la antigua nacional hasta tomar la carretera dirección Cacabelos y desde ese punto, de frente hacia Camponaraya. Menos mal que la carretera dispone de acera por donde se camina tranquilo pues el tráfico va en aumento. Es bastante fea la salida de Ponferrada ya vendrán tiempos mejores.

Llego a Camponaraya, pueblo sin mayor interés donde hago un corto descanso, a los burgaleses parece que se les ha tragado la tierra.

A la salida del pueblo, justo al llegar a una Cooperativa Vinícola se deja al fin la carretera y entonces diviso a mis compañeros de fatigas Juan Luis y Visi que también se percatan de mi presencia. Me dicen que me han estado esperando bastante tiempo en Camponaraya; yo les contesto que me había entretenido en Carrefour por eso mi tardanza, lo importante es que al fin, de nuevo marchamos en compañía.

Enseguida se cruza la Autovía del Noroeste sobre un puente, los conductores lo llaman el de los peregrinos pues es raro no ver alguno cruzándolo a cualquier hora del día. Pasado el puente, nos adentramos por pistas de concentración parcelaria rodeados por extensos viñedos de cuyas cepas ya cuelgan incipientes racimos de uvas.

cacabelos03-01

Después de alcanzar una colina, descendemos al bonito valle del Arroyo Magaz donde abundan los cerezos con sus frutos a punto de tomar el color de sazón. Vamos muy entretenidos con el paisaje observando cuanto nos rodea y haciendo cábalas sobre la calidad de la vendimia de este año. Poco después, atravesamos un bosque de ribera hasta alcanzar la carretera que tenemos que cruzar. Seguimos entre viñedos y pronto llegamos al campo de San Bartolo, donde se encuentra la Ermita y la Fuente de la Salud e inmediatamente la localidad de Cacabelos a la que se accede en bajada por la plaza de San Lázaro y enfilando la calle de Cimadevilla popularmente conocida como de los Peregrinos, llegamos a una casa muy peculiar, la tienda-restaurante “Prado a Tope” con un hermoso patio interior y donde dicen que se come muy bien aunque los precios son algo carillos. Es un pueblo típico berciano con casas luciendo sus balconadas floridas.

riocua-01

Entramos en uno de los restaurantes de la calle Cimadevilla donde damos buena cuenta del consabido menú del peregrino y después de tomarnos un corto descanso, reanudamos el Camino por Santa María hasta la iglesia parroquial y llegando al Santuario de las Angustias junto al puente medieval sobre el río Cúa donde se localiza el albergue de Peregrinos.

Seguimos por la carretera y salvando unos repechos llegamos a la pequeña localidad de Pieros tras haber dejado a nuestra izquierda el Castro de la Ventosa (asentamiento prerromano primero, y cabeza del Bierzo visigodo y alto medieval después). En una revuelta paramos junto a una casa donde el propietario se dedica a segar la hierba del exterior mientras su esposa le asesora y donde saciamos nuestra sed con agua fresca de un pozo, nos informan que medio kilómetro más adelante nos desviaremos por un camino que directamente nos conducirá a Villafranca. Un camino bastante malo en subida-asegura Juan Luis- Bueno…, algo malo si que es -le contesta el señor- pero ha mejorado bastante.

Llegamos al desvío indicado, de nuevo le tenemos que dar la razón a Juan Luis, es un viejo sendero polvoriento que tras cuatro pesados kilómetros en cuesta y soportando un sol de justicia nos deja en la parte alta de la localidad de Villafranca del Bierzo donde se encuentra el albergue de Peregrinos Municipal que es donde nos quedamos.

Ubicado en una casa de tres plantas, parece un buen albergue. Después de sellar la credencial, Juan Luis y yo nos asignamos cama baja en una habitación del primer piso con acceso a un largo balcón desde donde se puede contemplar una panorámica del viejo pueblo en la base de las montañas por las que mañana nos internaremos. Visi prefiere quedarse en una litera del pasillo.

Después de una buena ducha, la colada y una siesta, me dirijo al centro del pueblo pasando ante la Puerta del Perdón de la solitaria Iglesia de Santiago, famosa porque era por donde pasaban los peregrinos enfermos que no podían completar el Camino hasta Santiago, obtenían las indulgencias y ganaban el jubileo. Luego paso por delante del Albergue de la familia Jato y bajando por unas callejas de piedra de pronunciadas rampas llego a la Plaza Mayor donde me siento en la terraza de un bar y con tranquilidad me tomo unas cervezas mientras espero a Juan Luis para cenar. La Plaza se encuentra repleta de peregrinos y turistas. Saludo a Jesús del grupo de los “cinco” y a los hermanos mejicanos que habían pernoctado en Ponferrada.

Cuando aparece Juan Luis me acerco con él al restaurante “El Padrino” donde nos sirven una buena cena regada con buen vino del Bierzo. A continuación a descansar al Albergue, mañana toca una etapa por el Valle del Valcarce que según Juan Luis es muy bella y cuando él lo asegura…por algo será.

Debo añadir que el Albergue Municipal está muy bien acondicionado y situado en un lugar muy apacible.

Buenas noches y hasta mañana.

colegiatavillafranca-01

 



bierzo02

26ª Jornada

Domingo, 19 de mayo de 2002

VILLAFRANCA DEL BIERZO-RUITELÁN

Parcial 21 Km; Total 582 Km; A Santiago: 162 Km

Un valle de ensueño

villafrancaclagua01

Salgo temprano del Albergue, hoy es domingo y por el aspecto del cielo vamos a tener un día primaveral, Juan Luis y Visi, para no perder la costumbre, hace media hora que han salido. Paso de nuevo ante la “Puerta del Perdón”, alcanzando la carretera por la parte trasera del Castillo. En ese punto tienes dos opciones, seguir por la carretera a través del túnel (recomendado para los ciclistas) o cruzar el pueblo. Mi opción es obvia, recorro la típica Calle del Agua empedrada y flanqueada por casas nobles blasonadas hasta llegar al Puente de los Peregrinos por donde cruzo el río Burbia en dirección al valle del Valcarce, entrada natural a Galicia. Llegado al Barrio de Tejedores, tienes la opción de ir por Pradela después de una imponente subida que se inicia nada más dejar Villafranca. Yo me dirijo al Valle por la traza primitiva, la antigua carretera nacional VI que ahora con la Autovía, ha disminuido su tráfico; elegir la opción de Pradela creo que supone un esfuerzo inútil a estas alturas, es para masoquistas.

Nada más salir de Villafranca se rodean los túneles, bordeando el río con abundancia de arbolado de ribera. Sigo por el arcén izquierdo en continuo pero suave ascenso admirando el paisaje y con el sonido agradable del agua que me llega del río Valcarce que fluye paralelo a la carretera, los pájaros no dejan de trinar desde la frondosidad de la arboleda. Es un panorama fascinante.

Poco a poco me voy acercando a Pereje al que accedo tras un desvío a la derecha. Allí encuentro a los burgaleses en un bar que a pesar de la temprana hora y ser domingo estaba abierto. Allí estaban vigilando mi paso a través de los cristales de la puerta mientras desayunan. Yo hago lo propio y después de tener calientes los estómagos reemprendemos la marcha. Volvemos de nuevo a la carretera nacional que será nuestra inseparable compañera durante toda la jornada, ahora entramos en un tramo con circulación normal de un domingo ya que la autovía entre Pereje y Portela, debido a dificultades técnicas, aún no está terminada. Vamos muy animados charlando de nuestras cosas siguiendo el arcén izquierdo hasta llegar a Trabaledo donde decidimos hacer una parada para descansar y aprovechamos para tomamos unos cafés. Al salir comprobamos que la gorra de Visi ha desaparecido como por encanto y deducimos que el responsable del robo era un perro enorme que logró alcanzarla con sus fauces, en fin Visi -le decimos- te has quedado sin gorra.

Reanudada la marcha y después de 2 kilómetros se gira a la izquierda siguiendo la antigua nacional VI y que nos adentra completamente en el valle de Valcarce. Por aquí, el ruido de los camiones ha sido sustituido por el agradable trino de los pájaros. Seguimos subiendo suavemente y no perdiendo detalle del paisaje que nos brinda la Naturaleza por este valle de ensueño.

vegavalcarce01

Al frente contemplamos boquiabiertos un viaducto de la Autovía del Noroeste que parece colgado del cielo, los coches parecen miniaturas. Pasamos bajo el viaducto, circunstancia espectacular y enseguida entramos en Vega de Valcarce. El Albergue de Peregrinos lo dejamos a nuestra derecha, casi empotrado en el tramo final del viaducto. En sus cercanías se asienta el castillo de Sarracín que perteneció a los García Rodríguez de Valcarce. Esta fortaleza, ubicada en una peña, se levantó a finales del s. XIV o XV, posiblemente sobre uno anterior. Posee dos torres recias y una fuerte muralla. Allí decidimos parar a comer en un bar-restaurante que ya conocía Juan Luis. Buena calidad. Después de reposar un rato la comida, reanudamos la marcha y tras pasar otro viaducto llegamos a Ruitelán, por hoy ya hemos tenido bastante.

El Albergue de Peregrinos es privado y se encuentra a la entrada al pueblo a la derecha en una antigua casona rehabilitada. Nos atienden Carlos y Luis que nos sellan la credencial y nos asignan catre. Después de hacer la habitual colada, me quedo en el patio charlando con los escasos peregrinos que han decidido alojarse en el albergue, dos brasileños, la alemana fuerzota del episodio del ratón en Molinaseca, y un alemán, estamos en familia. La tarde es espléndida y es agradable permanecer al exterior disfrutando del sol y el panorama.

bierzo03-01

Intento telefonear con el móvil y no existe cobertura es normal, estamos en el centro de una hoya del valle. Carlos me indica que por la parte trasera del albergue, si me alejo un poco conseguiré la cobertura, así lo hago y efectivamente tiene razón. Desde el lugar donde me hallo ahora, el entorno es un prodigio, a la derecha y hasta el río, desde donde me llega el apacible sonido de la corriente de agua, se extiende un prado donde unas vacas con sus ternerillas pacen sin preocupación alguna.

Elevando la mirada observo la autovía sobre el viaducto, solo su visión produce pánico. Unos chopos altísimos parecen forcejear tratando de alcanzar la carretera, misión imposible, por lo menos hay 80 metros de altura.

Recibo una llamada gratificante de Vicente el donostiarra de la Lista del Camino de Santiago, infundiéndome ánimo e interesándose por mi estado físico, se lo agradezco de corazón y me añade que en la Lista se interesan mucho por mí, le ruego que transmita mis saludos y recuerdos. Hago las llamadas acostumbradas a la familia y me hubiera quedado en ese lugar más tiempo llenándome de paisaje pero está refrescando y es mejor ir a refugiarse para evitar problemas.

Los hospitaleros han puesto música clásica que entona el ambiente del Albergue. A las ocho nos avisan que la cena está preparada. Carlos es un cocinero profesional. Nos sirven sopa de menudillos, ensalada mixta, espaguetis al pesto, pollo al ajillo y fruta variada, vamos que el que no quede satisfecho es porque no quiere. Uno de los brasileños que por cierto, había optado por el duro recorrido de Pradela, se toma por lo menos cuatro tazas de sopa a la que añade trocitos de pan, es un peregrino muy parlanchín. La cena familiar a tope, los baffles en este momento nos hacen llegar música brasileña que a los dos peregrinos de esa nacionalidad les produce saudade, circunstancia que queda reflejada en sus rostros. La alemana no para de comer espaguetis. La sobremesa se hace interesante con el brasileño de la sopa animando el cotarro y sacando cada uno temas afines al Camino, por supuesto.

Es hora de retirarse a descansar que mañana tendremos que afrontar la subida más dura del Camino, el Cebreiro.

Me arropo bien dentro del saco de dormir pues hace bastante fresquillo.

Buenas noches y hasta mañana.

palloza01

27ª Jornada

Lunes, 20 de mayo de 2002

RUITELÁN-HOSPITAL DE LA CONDESA

Parcial 16 Km; Total 598 Km; A Santiago: 146 Km

De Galicia al cielo

A las 7:00 horas, los contundentes compases de “La danza de las Valkirias” de la famosa ópera de Wagner “El anillo de los Nibelungos” nos despierta, sigue después el más melodioso “Capricho italiano”. Con tan privilegiada música de fondo nos aseamos y desayunamos allí mismo. El alojamiento con la media pensión 12 €, bueno uno más por transportarnos la mochila hasta Hospital de la Condesa. Hoy queremos hacer la subida sin peso a la espalda, Juan Luis nos ha convencido, espero que el Apóstol nos sepa perdonar el pecadillo.

cebreiros04-01

Juan Luis y Visi parten, como siempre, por delante. Salgo poco después, el Camino discurre por el arcén de la antigua carretera nacional VI en continuo pero suave ascenso. Vaya si se nota el ir sin mochila!!, aunque la verdad es que se siente uno algo raro, será el remordimiento??. Por el valle observo los bosques de castaños que cubren las verdes laderas. Hace fresco pues el sol aun no ha hecho su aparición pero el cielo está completamente despejado, vamos a disfrutar de otro día primaveral. En una pradera unos burros pacen con tranquilidad, parece escena de otros tiempos. Pasado un kilómetro y medio el Camino deja la carretera y baja hacia la izquierda para cruzar el río Valcarce en el fondo mismo del valle y entrar en la localidad de Las Herrerías. El nombre de este pueblo proviene de las importantes herrerías que a finales del siglo XV caracterizaban la actividad siderúrgica del pueblo. Las Herrerías dispone de un interesante complejo turístico y es el núcleo rural con más población que nos encontraremos en lo que resta de nuestro Camino por el Bierzo. A partir de aquí hasta O Cebreiro el Camino de Santiago se separa definitivamente de la N-VI.

La travesía por el pueblo se realiza por terreno completamente llano junto al río que se cruza de nuevo a la salida por un puente de madera siendo éste el punto de arranque del temido ascenso que comienza con una empinada cuesta, las botas se clavan materialmente en el asfalto frenando el ímpetu que llevabas. Alcanzo y rebaso a la alemana fuerzota que me había pasado en el desvío, parece que la rampa le ha bajado los humos y enseguida doy alcance a mis compañeros burgaleses, de nuevo los tres en amor y compañía.

barxamp4-01

La cuesta se hace muy dura, menos mal que la frondosidad del valle con su encanto enmascara algo la realidad. Pronto dejamos la senda asfaltada comenzando a la derecha una corredoira por donde los campesinos conducen las vacas hacia los pastizales. Siguen los repechos bajo una bóveda vegetal, por un piso mojado por el agua que rezuma la tierra en el que abundan las piedras sueltas y protuberancias rocosas y además tenemos que fijarnos bien para no pisar las boñigas del ganado. El ascenso se mantiene durante cuatro largos kilómetros, desde luego tienen razón los que afirman que este tramo es el más duro del Camino de Santiago, pero se respira tanta tranquilidad… que cautiva tu mente, siempre acompañada por el melodioso e incansable trino de los pájaros que abundan en este paradisíaco lugar.

Después de varias paradas para tomar aliento llegamos al caserío de La Faba, donde sus moradores se dedican de lleno a la ganadería. En este lugar, la pendiente se suaviza bastante y el firme de la trocha mejora a su vez. Se sale a cielo abierto en una zona de praderas donde vacas y terneros pacen a sus anchas.

Seguimos subiendo y a los 2 km. llegamos al caserío de Laguna de Castilla, último enclave del Camino de Santiago en su recorrido por el Bierzo, con sus hórreos-palloza con techo de paja. Allí decidimos hacer una parada junto a una fuente mientras almorzamos algo de fruta, hay que reponer energías.

Proseguimos el Camino, la corredoira aborda el último repecho pero con mas suavidad, rodeados por colinas y laderas cubiertas de brezo y verde pastizal y el simpático detalle de algún que otro pajarillo que nos saluda con su canto desde alguna rama de arbusto junto al camino, parece que están acostumbrados al paso de los peregrinos porque ni se inmutan.

cbreiros01-01

Al fondo hacia el oriente la silueta de los Montes de León son ya un bonito recuerdo, la pendiente termina y aparece un mojón muy especial, es la línea divisoria entre Castilla-León y Galicia, por fin entramos en Galicia!!, faltan 152,5 km para llegar a Santiago, reza la inscripción, que ya no son nada en comparación con los 600 km recorridos, parece mentira que haya podido llegar andando hasta allí y lo principal es que me encuentro bastante descansado. A partir de ahora unos mojoncillos nos indicarán la distancia a Santiago cada 500 metros, la cuenta atrás ha dado comienzo. Como es normal, nos hacemos unas fotos de recuerdo. El paisaje me recuerda las escenas de la película de “Sonrisas y lágrimas” en las laderas del Tirol.

cebreiros03

Nos cruzamos con dos matrimonios catalanes que conocimos en Rabanal del Camino y que nos expresan su sorpresa por el saludo de los pájaros, dice una de las mujeres que ha tenido a uno rozándole prácticamente la nariz y ni se ha movido. Otros peregrinos guiris nos pasan, hoy se advierte mucho movimiento.

Tres kilómetros más y llegamos a una tapia de piedra a la derecha del camino y otro medio kilómetro nos deja en O Cebreiro. La verdad es que no ha sido tan inhumana la ascensión, pero es natural que el no llevar peso encima ha contribuido a ello.

El poblado está catalogado como conjunto histórico-artístico, donde se pueden admirar unas cuantas “pallozas”, casas de origen prerrománico con el techo de paja.

Visitamos la Iglesia de Sta. María la Real también de estilo prerrománico donde tuvo lugar el famoso “Milagro del Cebreiro”, exponiéndose en una urna el cáliz y la patena, donde se materializaron el cuerpo y la sangre de Cristo, ante las miradas absortas de sus protagonistas, el incrédulo monje celebrante de la Santa Misa y el devoto campesino Juan Santín.

El poblado se encuentra muy concurrido de peregrinos que son en definitiva los que mantienen la actividad de las 7 u 8 familias residentes.

cebreiro-crucero

Damos unas vueltas por el entorno haciendo tiempo para comer, hasta la una no abren los comedores. Compro unas postales y me entretengo en escribirlas. Algo no va bien en mi interior, el estómago me molesta algo, ya veremos si no me ha sentado algo mal o quizá he cogido algo de frío al pararme pues corre una brisa bastante fresca. Comemos caldo gallego y carne y el postre típico del lugar, queso con miel, la verdad que yo con pocas ganas dejo la mitad de la comida y acto seguido reanudamos la marcha.

Ahora viene una bajada por el arcén izquierdo de la carretera pero mis molestias estomacales van en aumento, voy mas pendiente de ellas que de otra cosa, vaya por Dios, esperemos que no sea nada grave. Tres kilómetros más y llegamos a un pequeño caserío llamado Liñares donde compro yogur para la noche, creo que el estómago no me va a permitir otro alimento.

peregrinos4-01

Proseguimos, ahora en subida hasta el Alto de San Roque (1.270 mts) donde se erige un colosal monumento al peregrino. Empieza a lloviznar, toca enfundarse el poncho. Un peregrino italiano que nos da la impresión de ser un profesional de la fotografía nos saca unas tomas y luego le hago a él una foto con su magnífica cámara. Llegan otros peregrinos y el fotógrafo muy cordial se ofrece a sacarles también unas fotos. Nos despedimos deseándonos Buen Camino.

Reanudamos la marcha por un andadero que aparece a la derecha de la carretera y dos kilómetros más adelante llegamos por fin al Albergue tipo “Fraga” de Hospital de la Condesa, yo lo estaba deseando pues no me encuentro nada bien, las molestias van en aumento.

Después de recoger nuestras mochilas, la hospitalera nos sella la credencial y nos asigna cama, acostándome enseguida a ver si se me pasa, pero las molestias prosiguen. Después de dos horas dando vueltas y más vueltas en la cama me levanto y hasta que no descargo completamente todo lo que llevaba en el estómago, no me encuentro relajado, Visi me dice que es posible que haya sido la combinación de manzana y naranja que tomé subiendo al Cebreiro o algo de la cena de anoche.

Amablemente, la hospitalera me ofrece un sobre de manzanilla, infusión que tomo de cena y a la cama a descansar, en el exterior hace bastante fresco y está lloviendo, menos mal que ya me encuentro bastante restablecido.

Buenas noches y hasta mañana.

Triacastela-01

28ª Jornada

Martes, 21 de mayo de 2002

HOSPITAL DE LA CONDESA-TRIACASTELA

Parcial 15 Km; Total 613 Km; A Santiago: 131 Km

La verde Galicia

Juan Luis y Visi me despiertan con los buenos días e interesándose por mi salud. Menos mal que todo ha quedado en un susto-les contesto -me encuentro verdaderamente en forma. Entonces -me dicen- vamos delante haciendo camino. OK

Me levanto y me arreglo, recojo mis bártulos y a la calle a dar alcance a los compañeros.

El aspecto del tiempo no es muy bueno que digamos, se ha metido niebla y hace bastante fresco. Sigo la carretera por el arcén, a esas horas de la mañana está solitaria. Al poco rato unas flechas me indican desviarme a la derecha pero decido continuar por el arcén. A unos 2 km de nuevo las flechas amarillas me indican una senda a la derecha. Compruebo que esa senda desciende hacia Padornelo y después tendrá que ascender hasta el Alto do Poio por una cuesta de aúpa y hoy por la carretera se va muy bien y la pendiente no da sensación de ser muy fuerte y para mas inri el tiempo no está para experimentos. Así que carretera y manta, pasito a pasito voy superando el puerto, donde llego sin ninguna dificultad. A la derecha se halla el bar de la entrañable Sra. Remedios y allí encuentro a Juan Luis y Visi que acaban de llegar. Ellos han tomado la desviación de Padornelo y no se quieren ni acordar del último tramo, es durísimo-me indican.

La Sra. Remedios nos prepara un buen desayuno, tostadas con mantequilla y café con leche muy calentito que apetece. Nos despedimos de esta buena mujer que tanto ha hecho y sigue haciendo por los peregrinos sobre todo cuando se encuentran en apuros que es cuando se agradece de verdad, no tiene precio la ayuda que te puedan prestar.

Quedan 12 km para llegar a Triacastela, ahora sí que será todo en descenso, a tumba abierta como dirían los ciclistas. El Camino discurre por un andadero que va recortando las revueltas, por parajes muy bellos pasando por las aldeas de montaña de Fonfría y Vidueda con sus casas de piedra, pero no se ve un alma a nuestro paso, solo a los perros ladrar defendiendo su territorio.

triacastela-pueblo

A partir de Vidueda la ruta se convierte en una grandiosa terraza con vistas hacia las suaves colinas del Concello de Triacastela, todo a nuestro alrededor está verde, con unas tonalidades que solo existen en Galicia. Solo el bocado de una cantera desdibuja algo el paisaje.

Atravesamos Filloval siguiendo una senda franqueada de hermosos castaños. Por una corredoira en muy mal estado se accede a As Pasantes. Allí nos llama la atención el tronco de un castaño. Preguntamos a un vecino que nos informa que se trata de un castaño milenario cuyo tronco abarca 9 metros de perímetro. El mismo vecino nos recomienda que vayamos al Albergue privado que está muy bien y asimismo que vayamos a comer a Casa Vilasante, -el camarero es cura -concluye sonriente. Le damos las gracias por la información y continuamos descendiendo por una sombría corredoira empedrada hasta Ramil y un kilómetro más allá encontramos la localidad de Triacastela. A la izquierda, en medio de un prado se halla el albergue de la Xunta pero haciendo caso al vecino de As Pasantes, seguimos nuestro camino por la sirga peregrinal de Triacastela hasta dar con el Albergue privado.

Nos atiende Luis el propietario, natural de Algorta que muy amablemente nos enseña el Albergue con detenimiento explicando los detalles. Somos los primeros en llegar y nos asigna una habitación con tres literas y buenas vistas al valle de San Xil. En la pared hay unos ganchos para colgar las mochilas, detalle práctico. También dispone de calefacción. Nos parece un albergue muy confortable. Visi está muy contenta de haber encontrado este albergue que Juan Luis a pesar de ser veterano desconocía.

AlbergueAitzenea-cara

Me doy una ducha fenomenal en uno de los baños completos, muy cuidado y limpio. Visi y yo hacemos la colada. Luis se desvive por atendernos. Después de lavar la ropa nos dice que la introduzcamos en una centrifugadora de donde sale casi seca. Una vez realizadas las tareas diarias salimos a reponer energías al Restaurante Vilasante, donde el cura-camarero nos sirve con diligencia y cortesía una buena comida. Luego a hacer una buena siesta. Nada más llegar al Albergue comienza a llover fuerte, lluvia que no para en toda la tarde. Solo salgo a comprar sellos para enviar las postales. Donde mejor se está es en el albergue, allí me siento a la mesa de la sala de estar, rodeado de los demás peregrinos. El tablero de la mesa es la antigua puerta de la casona.

Peregrino

Luis está pendiente de todo, nos comunica que si el tiempo lo permite nos hará una visita guiada al pueblo. Pero la lluvia no remite. A eso de las siete asoma por la puerta una figura con apariencia humana envuelta en una negra capa y chorreando agua por los cuatro costados, es un peregrino bilbaíno que viene desde Pereje. Se ha hecho nada menos que 44 Km con un tiempo infernal, está completamente destrozado. Nos dice que en el albergue de la Xunta le han recibido sin educación alguna, -está completo- le dijo de malas maneras el hospitalero, prácticamente le han dado una patada en el culo y a la calle, y con el tiempo que hacía…!! No hay derecho!! -afirma completamente abatido. Toma asiento a mi lado y hunde la cabeza entre sus brazos y la tabla de la mesa. Está muy cabreado. Luis intenta tranquilizarle y le recomienda que se dé un buen baño, -ya verás como te recuperas.

Como la lluvia persiste, no es posible realizar la prevista visita en vivo y a las ocho Luis resuelve hacernos una visita virtual en el bienestar del albergue . El nombre de Triacastela podría significar “de los tres castillos” aunque si los tuvo, de ellos no queda una sola piedra. La Iglesia parroquial está dedicada a Santiago y es de origen románico con una robusta torre. Es curioso que para acceder al interior, hay que atravesar el cementerio. En la Plaza do Concello, a la salida del pueblo, se erige un monumento curioso en el que contrasta el pequeño tamaño de la figura del peregrino en comparación con la altura de la pirámide de piedras sobre la que descansa, por lo que podría decirse que más que al peregrino, el monumento quisiera rememorar las piedras de caliza que los peregrinos acostumbraban llevar desde aquí para ayudar a la construcción de la Catedral de Santiago. Por último, el pueblo vive básicamente del Camino de Santiago y algo de turismo rural, hecho constatado por la cantidad de bares y casas de comida y alojamiento que existen.

Terminada la amena conferencia, dejamos a Visi con su fruta y yogur y nos acercamos, bien protegidos por el poncho porque no deja de llover, al Vilasante para cenar, se hace preciso calentar el estómago. Hay que ver lo bien que me encuentro, si no lo veo no lo creo.

Acto seguido al albergue a dormir. En la habitación solo estamos los tres, ha sido una deferencia de Luis, las otras estancias se encuentran al completo.

Duermo plácidamente con el sonido del chapoteo de la lluvia sobre el asfalto de la carretera que pasa junto al Albergue Aitzenea, muy buen albergue, sí señor, recomendable.

Buenas noches y hasta mañana.

Sarria06-01

29ª Jornada

Miércoles, 22 de mayo de 2002

TRIACASTELA-SARRIA

Parcial 19 Km; Total 632 Km; A Santiago: 112 Km

Samos vs. San Xil

Ayer durante la cena nos planteamos la disyuntiva de emprender el camino hasta Sarria, bien por Samos o la ruta alternativa por San Xil, un difícil dilema. La opción Samos lleva implícito un gran gancho, el Monasterio benedictino, uno de los más antiguos de España, aunque para ello tengamos que hacer 5 km más y además por carretera muy transitada por camiones bañeras en trayecto de ida y vuelta hacia las canteras de pizarra. La opción San Xil más corta, transita por sendas y corredoiras en plena naturaleza aunque haciendo honor al dicho “no hay atajo sin trabajo”, hay que salvar un Alto de casi 900 metros de cota. Juan Luis con muy buen criterio me convence, Samos puede esperar a alguna esporádica visita a Galicia con la comodidad del automóvil.

Me levanto tranquilamente a las 07:00 horas, Juan Luis y Visi, como de costumbre me han tomado la delantera. Cuando me acerco a un Bar de la carretera que se encontraba abierto, me saludan desde enfrente, ellos ya se han despachado.

Después de un buen desayuno con bollería me cubro con el poncho y al Camino, el cielo está completamente encapotado y cae un constante chirimiri.

A la salida de Triacastela las flechas amarillas hacia San Xil me orientan a una local asfaltada a la derecha, de haber querido seguir la ruta Samos hubiera tenido que continuar por la carretera.

Tras cruzar un arroyuelo, transito por asfalto casi un kilómetro antes de desviarme por una senda de tierra a la derecha una vez superado lo que aparenta ser un almacén de construcción con dos perrazos guardianes que dan la nota a mi paso con sus estridentes ladridos.

Como señala acertadamente la Guía de El País, el Camino “pronto se sumerge en unos parajes sacados de un pasaje costumbrista de Emilia Pardo Bazán“. Primero me encuentro unas casas que pertenecen a la aldea de Balsa pasando por una pequeña ermita en cuyo interior reposan trastos viejos e imaginería revuelta cubierto todo de polvo y telarañas. Luego comienza un fuerte repecho rodeado de carballos, castaños, chopos y abedules en un entorno de gran frondosidad y con bastante humedad. Alcanzo a los dos matrimonios catalanes cuyas mujeres tienen dificultad para subir, me preguntan si quedará mucho para llegar a la cima, miramos la ficha que llevo colgada al cuello y estimamos que aún hay que salvar unos cien metros de nivel hasta alcanzar la cota máxima de 896 mts. Me indican que Juan Luis y Visi los llevo a unos doscientos metros por delante. El repecho es de una dureza especial que con el hándicap de la humedad ambiental hace que a menudo haya que parar para recobrar el aliento, al final logro llegar de nuevo a la local asfaltada, algunos peregrinos más rápidos me rebasan. Llego a la Fuente dos Lameiros; junto al caño arropado por una gran concha de vieira hay una gran balsa que debe aprovechar como depósito de agua y abrevadero.

Pronto diviso las espaldas de los burgaleses a quienes alcanzo y ya juntos a seguir subiendo hacia el Alto de Riocabo. El paisaje desde luego es maravilloso se siente la naturaleza a tope, los ruiseñores y demás aves canoras del bosque nos deleitan con sus trinos. Alcanzamos a una pareja de peregrinos de Torino, nos llama la atención la gran mochila que lleva la segnorina en comparación con la de su compañero, nos saludamos y nos deseamos buen camino. Pasamos por la vieja aldea de San Xil que dejamos a nuestra izquierda y después de unas revueltas coronamos el Alto, última cima importante del Camino. Seguimos por una corredoira a la derecha que confluye con otra local asfaltada. El cielo amenaza lluvia de nuevo, hay que ponerse el poncho del que me había desprendido durante el ascenso para no sudar, lo que aprovechamos en una parada que hacemos para tomar algo de fruta, continuando preparados para lo que se presente.

Como era de esperar comienza a llover y restan todavía 8 largos kilómetros para llegar a Sarria. Aguantamos como podemos el incesante aguacero descendiendo suavemente por unas corredoiras entre abundante vegetación, en algunos tramos encontramos piedra que dificulta algo la marcha.

malecon

Pasamos por el Albergue de Calvor perteneciente a la red de la Xunta, ya tenemos Sarria a la vista, solo restan 4 km siempre en suave descenso y por un andadero paralelo a la carretera junto a huertas en un entorno más abierto. La lluvia no cesa, estamos deseando llegar, pasamos por un grupo de hermosas villas de piedra, alguna en construcción y después de atravesar Vigo, que en realidad es un barrio de Sarria, se alcanza la carretera de Samos, que se cruza. Un poco más adelante pasamos ante el Hotel Alfonso IX, llegando a la altura de un modernista monumento al peregrino pasado el puente sobre el río Sarria. Se cruza la carretera de Monforte de Lemos y se afronta con resignación un último suplicio, una gran escalinata que nos deja en la calle Mayor junto al Albergue, era lo que faltaba.

El Albergue está todavía cerrado, las mochilas forman cola a su entrada, aún no es la una, hora de apertura, por lo que nos acercamos enfrente al bar “La Escalinata” donde damos cuenta de unas cervezas y preguntamos por algún sitio donde alquilen habitaciones. La camarera nos indica que allí mismo tiene dos habitaciones disponibles, una individual y otra doble, justo lo que queríamos. Nos la enseña y aceptamos por 6 €  no se puede pedir nada mejor, con baño completo y agua caliente. Con Juan Luis comparto la doble que tiene una hermosa galería desde donde se contempla todo el valle de Sarria.

Como ya es tarde nos dirigimos a una Casa de Comidas que conoce Juan Luis situada en la calle Mayor, el baño lo dejaremos para más tarde. El menú del peregrino, caldo gallego y merluza a la romana, muy bien. Luego a descansar un poco el cuerpo y las piernas, ha dejado de llover pero no puede uno fiarse, el tiempo está muy variable.

Después de la siesta me preparo la bañera donde me doy un soberbio baño. Luego a sellar la credencial al albergue y a continuación a la parte baja del pueblo donde dejo a Juan Luis y Visi que tienen que comprar unas cosas. Yo me dirijo al “Malecón”, zona de paseo junto al río con bares, donde cuando el tiempo lo permita deberá dar gusto sentarse en una de las terrazas acompañado del agradable sonido del curso del agua del río. Cruzo el puente y entro en la cafetería del Hotel Alfonso IX a tomarme un café tranquilamente y mientras tanto pongo al día los apuntes de Mi Diario. El Hotel tiene una apariencia excelente así como su cafetería con grandes ventanales. Al poco rato de estar ahí cae un fuerte chaparrón, la verdad que no está el tiempo para paseos.

sarria-torreon

A las ocho y media salgo en busca de Juan Luis que me espera para cenar en la misma Casa de Comidas de la calle Mayor. Mientras cenamos llegan las dos jóvenes peregrinas catalanas que ya hacía unos días que no coincidíamos, parece ser que una de ellas, la que se llama Marta, tuvo problemas en los pies y tuvieron que perder un día para descansar. Poco después aparece Alex el bilbaíno que se sienta junto a ellas. En el Camino, al final acabamos casi todos encontrándonos.

Añadir que Sarria es la segunda localidad más importante del Camino a su paso por la comunidad gallega. En lo más alto del pueblo donde se asienta el casco antiguo, con buenas vistas panorámicas, están los restos de un castillo del que solo se conserva parte de un torreón en medio de una gran finca vallada.

Después de la cena y con la noche que hacía, lo mejor que podíamos hacer es retirarnos a descansar. Ha sido una etapa pasada por agua y aunque no ha sido muy larga, la inclemencia del tiempo ha pasado factura a nuestros cuerpos.

Buenas noches y hasta mañana.

sarria-general

sarria-bosque0001-01

30ª Jornada

Jueves, 23 de mayo de 2002

SARRIA-PORTOMARÍN

Parcial 22 Km; Total 654 Km; A Santiago: 90 Km

Un hito emblemático

Hoy es la primera vez que nos levantamos los tres al mismo tiempo, desayunando en el bar “La Escalinata”. Se ven algunas nubes en el cielo pero el día parece que será mejor que el de ayer, de momento, no hay que ponerse el incómodo “poncho”.

sarria-salida-01

Enfilamos la calle Mayor en subida pasando en primer lugar por la Iglesia de Santa Marina, completamente reconstruida sobre una base románica del siglo XII, su torre-campanario es de las que destacan en la lejanía, luego pasamos por la Casa Consistorial y un poco más arriba encontramos la Iglesia Parroquial del Salvador de estilo románico gallego construida en el siglo XI y muy bien conservada. Llegamos a una fuente encajada en una pared, donde las flechas nos indican a la derecha, si continuamos al frente hubiésemos llegado a lo más alto de la colina donde se asienta el Torreón, último vestigio del que fuera Castillo de los Condes de Sarria. Nosotros seguimos las flechas pasando ante la antigua Prisión Preventiva y una vez rebasada, el Camino se convierte en un espléndido balcón con vista panorámica de Sarria y su valle. Dejamos el Torreón y Campo Ferial a la izquierda llegando a la Iglesia de Santiago, un poco más adelante se encuentra el Convento de la Magdalena, construido el siglo XIII con fines hospitalarios, en el que resalta la fachada de estilo plateresco, pero antes de llegar giramos a la izquierda siguiendo la tapia del Cementerio por una verdadera rampa con una pendiente respetable, hay que bajar lo que hemos subido, llegando a una carretera. Se gira a la derecha y enseguida se llega al Puente Aspera que es prácticamente la salida de Sarria y continuación del Camino.

Por dicho puente se salva el río Celeiro, comenzando otra corredoira que va a cierta distancia en paralelo a la vía del tren, flanqueada por castaños, robles y prados para alimentar al ganado, en un paseo que se agradece. Cruzamos la vía del tren y continuamos ahora por la derecha de las vías y a la izquierda de una hermosa pradera, en el lugar denominado San Michelle inscrito en un mojón kilométrico. Alcanzamos un puentecillo de madera que cruza un arroyo y allí mismo comienza la subida a uno de los bosques más hermosos que jamás haya visto. El repecho es bastante exigente pero es tan agradable ir andando entre tantos viejos robles, castaños y hayas…, que el esfuerzo esta vez resulta gratificante. A la derecha ante un centenario castaño se encuentran los restos de un castro y hasta pudiera ser que alguna meiga estuviera merodeando por los alrededores. En fin, dejemos a las meigas tranquilas y continuemos admirando tanta belleza que la Madre Naturaleza  nos regala.

Sigue la cuesta pero poco a poco vamos observando más claridad por lo que el tránsito por el bosque debe tocar a su fin. Se llega a un claro donde la pendiente se suaviza bastante, con planteles de maíz a ambos lados. Siguiendo por la loma alcanzamos unas casas de labranza llegando a una local asfaltada que debemos seguir para llegar a Barbadelo, donde se sitúa otro Albergue tipo “Fraga”. Frente al albergue se levanta la Iglesia de Santiago de estilo románico gallego y que en su día tuvo adosado un monasterio dependiente de la abadía de Samos. El pórtico está lleno de iconografía y símbolos medievales, destacando la figura humana con los brazos en cruz del tímpano. Es todo muy interesante pero tenemos que continuar.

Nos tropezamos con muchos peregrinos la gran mayoría guiris, pero es agradable saludarnos y desearnos Buen Camino. A menos de un kilómetro queda la aldea de Rente, con su “Casa Grande” dedicada a turismo rural, que atravesamos llegando a la carretera Sarria-Portomarín que cruzamos iniciándose una pista asfaltada justo donde han construido una fuente monumental. Se sigue por la pista durante media hora entre robles, carballos y praderas de pasto limitadas por tapias de losas de pizarra a la vieja usanza. Después de pasar la aldea de Peruscallo y tras descender a un vallejo por el que circula un arroyo, la corredoira se convierte en un arroyuelo que circula por el mismo camino, gracias a las piedras colocadas estratégicamente por las que vamos dando saltitos evitamos mojarnos, es curioso.

087kilometro100-01

En el poblado de Cortiñas comienzan a verse los típicos hórreos gallegos. Pasado la aldea de Brea llegamos por fin al mojón que marca el km 100, hito emblemático del Camino. Son momentos para recordar los kilómetros consumidos. Santiago ya no debe fallarnos. Allí nos encontramos con unos peregrinos japoneses que sin perder su característica sonrisa nos sacan una foto que amablemente nosotros correspondemos, estallan en risas cuando les decimos que deben pronunciar “patata”.

Pasado el arroyo Ferreiros, comienza una subida suave hasta llegar a la aldea del mismo nombre. Sigue una corredoira flanqueada por hermosos carballos y después de cruzar una pista asfaltada descendemos hasta la aldea de Mirallos donde hay una taberna a orillas del Camino y como es hora de almorzar no dudamos en entrar. La taberna está al completo de peregrinos. Cuando nos toca el turno, pedimos unos huevos fritos de corral con chorizo, regado con buen vino de la zona. Mientras, llegan las jóvenes catalanas a las que saludamos recomendándolas los huevos fritos. Una vez el apetito satisfecho, reemprendemos la marcha dispuestos a llegar adonde sea preciso.

090corredoira-01

Antes de llegar a Mercadoiro, mientras transitamos por una corredoira observamos unas cuantas vacas que vienen a nuestro encuentro guiadas por una gallega entrada en años. Nos damos cuenta de un curioso detalle, dos vacas llevan atadas con una soga una de las patas delanteras con el cuerno homónimo. Le preguntamos a la señora el motivo y nos contesta -por malas-. Entendemos que es para que no se embistan.

Hoy nos parece que van más peregrinos en el Camino que nunca, cosa que nos alegra aunque a Visi le produce inquietud y la hace avivar la marcha, no quiere quedarse sin cama en el Albergue.

Poco a poco nos vamos acercando a Portomarín, desde la aldea de Vilochá que se encuentra en un alto ya se puede divisar el poblado nuevo de Portomarín asentado en un alto en la ribera derecha del Embalse de Belesar en el curso del río Miño. Este embalse fue el responsable de la construcción en el año 1960 del nuevo asentamiento ya que el viejo pueblo fue engullido por sus aguas. Solo se salvaron: la iglesia-fortaleza de San Nicolás, que fue desmontada y reconstruida piedra a piedra, la balconada del Ayuntamiento y la bella fachada de la Iglesia de San Pedro.

Después de una pronunciada bajada alcanzamos el embalse, cruzándolo por un moderno puente, afrontando seguidamente una propina, la subida de los 47 peldaños de la escalinata de Nº Sra. de las Nieves para alcanzar una placeta donde comienza la calle principal del pueblo. Por supuesto que llegamos arriba sin aliento. Pasamos por la Plaza Mayor y la Iglesia de San Nicolás e inmediatamente el Albergue que esta vez está a rebosar de peregrinos, el primer pabellón completo, así que a pillar cama a unas antiguas escuelas medio habilitadas para el descanso de los peregrinos, pero enseguida nos damos cuenta que no reúne unas condiciones mínimas de habitabilidad. Un único servicio para hombres y otro para mujeres, las literas demasiado juntas y el agua de la ducha fría como el hielo, el calentador eléctrico de muy poca capacidad es insuficiente para tanto peregrino.

belesar-embalse-01

Después de asearme como puedo y hacer la habitual colada, me dirijo al Restaurante “Rodríguez” a ver si me podían dar de comer, entre unas cosas y otras, se habían hecho las cuatro menos cuarto. Juan Luis y Visi acababan de comer. Tanto la comida como el servicio me pareció bastante deficiente.

Después de una corta siesta, salgo a dar una vuelta por el pueblo. Visito la Iglesia de San Nicolás, muy sencilla pero interesante. Luego en compañía de Juan Luis y Visi nos dirigimos hacia el embalse donde disfrutamos de unas vistas preciosas, lo que nos obliga a hacernos unas fotos.

A las nueve ceno con Juan Luis en La Posada del Peregrino, a Visi la hemos dejado en el albergue, ella solo toma fruta y yogures por la noche. Allí sí que tenemos suerte con la comida.

Como hace fresquillo y ya tenemos el pueblo más que visto nos retiramos a descansar al albergue. Pasamos muy mala noche por culpa de unos gamberros y maleducados peregrinos que no paran de hablar y reírse, pero en fin, a aguantarse toca, es el Camino.

belesar01

31ª Jornada

Viernes, 24 de mayo de 2002

PORTOMARÍN-PAÑAS DEL REY

Parcial 24 Km; Total 678 Km; A Santiago: 66 Km

Un pueblo recuperado

Me levanto disgustado por no haber podido dormir bien esta noche y reprochándome a mí mismo no haber buscado un alojamiento alternativo al comprobar las condiciones en que se encontraba el albergue-anexo, pero la cosa ya no tiene remedio, la próxima vez espero espabilarme.

belesar00-01

De nuevo los burgaleses salen delante de mí. El cielo vuelve a estar encapotado, ya veremos si no tenemos agua. Salgo del Albergue, todo permanece aún cerrado, así que me toca tomarme una tableta energética para disponer de algunas calorías en mi cuerpo y poder afrontar los primeros kilómetros de la etapa sin dificultad. Desciendo por la calle de Fraga Iribarne, la arteria del pueblo, echo un último vistazo al embalse y una vez en la carretera enfilo el arcén izquierdo dirección Palas de Rei evitando el rodeo que hace la senda por donde te dirigen las flechas, me lo advirtió Juan Luis ayer, a estas alturas no se puede andar regalando kilómetros, de todas formas el paisaje lo puedes disfrutar casi igual y el tráfico a esa hora de la mañana es mas bien escaso.

Abordo la primera cuesta que se dirige a la cima del Monte de San Antonio, paso por el puente que salva una vaguada por la que fluye el arroyo Torres y subiendo un poco más, llego a la altura de una gran fábrica de ladrillos de construcción a la izquierda de la carretera, allí se encuentra el desvío de San Mamed donde desemboca el camino señalizado. A la derecha despunta la aldea de Cortapezas. Se toma una pista de tierra que se separa algo de la carretera dejándola a su derecha y atravesando unos pinares donde se respira un profundo sosiego. De repente aparece la temible niebla que al poco tiempo desaparece, se trataba de un banco aislado. Al poco rato llego a una fuente y un área de descanso, donde aprovecho para llenar la botellita de agua. Los peregrinos se van haciendo visibles. Hasta el momento ni rastro de los burgaleses que no deben estar muy lejos. Paso por el poblado de Gonzar que dispone de un albergue tipo “Fraga”. En diez minutos llego a Castromaior, a la entrada hay un gran eucalipto, árbol que formando bosques, me cansaré de ver cuando entre en la provincia de A Coruña. Pasado el poblado viene una subida fuerte que me deja en la carretera y media hora más tarde encuentro un bar abierto a la altura de Hospital de la Cruz, muy apropiado para tomarme el desayuno normal que todavía no he hecho. Y allí mismo es donde encuentro a Juan Luis y Visi que me comentan que habían caminado todo el rato por la carretera, -os habéis perdido la travesía por unos pinares encantadores- les repruebo. Tomo café con leche y ya en compañía reanudo la marcha. Llegamos a un nudo de carreteras que se salva por un paso elevado que sale a una pista asfaltada. A partir de este punto comienza el suave ascenso al Alto de Ligonde, pasando antes por Ventas de Narón en un paisaje de monte y matorral donde predomina la retama que pintarrajea el monte con sus florecillas amarillas. Llegado al alto, la carretera inicia un suave descenso pasando por la aldea de Prebisa.

lameiros01

Poco después, a la salida de una curva, emplazado a la izquierda junto a un viejo y hermoso carballo, se alza uno de los más imponentes cruceiros del Camino, me refiero al de Lameiros; en el pedestal puede observarse una inscripción con el nombre de Ulloa, familia relevante de la zona, junto con simbología propia de la Pasión de Cristo y en el capitel la imagen de Cristo en una cara y la Virgen de los Dolores en la otra. Es una gran suerte haber podido contemplar este bello cruceiroque data del siglo XVII.

Todo son toboganes en esta verde Galicia, subidas y bajadas no muy largas para ir superando las lomas que son parte intrínseca de la orografía gallega. A la salida de Ligonde, paramos en un bar bien atendido por Mari Luz, donde reponemos nuestros estómagos con unos sabrosos bocadillos. Comienza a chispear, vaya por Dios, hay que ponerse los ponchos de nuevo. Un cuarto de hora después llegamos a Eirexe (Iglesia, en gallego), donde un oriundo retornado de Argentina atiende y da conversación a los peregrinos en su casa. Al mismo tiempo les ofrece café, vino o cerveza por un módico precio. Juan Luis y yo aceptamos la cerveza que nos ofrece, al instante aparece la mujer con unos pinchos de tortilla francesa recortada que aunque no teníamos hambre tuvimos que aceptar por deferencia. Comentamos la lamentable situación por la que atraviesa Argentina, él tiene que dar gracias a Dios por haber regresado a tiempo, otros no tienen esa suerte por miedo a perderlo todo al estar atrapados en el “corralito“. Le agradecemos sinceramente su hospitalidad y nos despedimos pues notamos que Visi comienza a impacientarse, sigue obsesionada con quedarse sin cama en el albergue. Le recriminamos si algún día se ha quedado sin poder descansar por falta de cama. Podría ser que en Palas a la hora que vamos a llegar el albergue se encontrase completo al no disponer de un gran aforo, circunstancia factible pero subsanable alquilando habitación en alguno de los hostales o casas particulares que se dedican a ello con precios asequibles. De todas formas está lloviendo, no es cuestión de enfrentarse al Camino con tan adversa meteorología, nos resguardamos bajo un cobertizo en medio de una era que debe usarse para festejos y donde hacen lo propio un grupo de ciclistas holandeses, vamos a esperar un poco a ver si escampa. Cuando pasa la nube continuamos, pasamos delante del Albergue de Peregrinos a cuyo lado crece otro gran roble centenario, al poco tiempo nos alcanza Alex el algorteño que va comunicándose con el móvil con las jóvenes catalanas que van por delante y como nosotros, tienen previsto pernoctar en el albergue de Palas de Rei. Después de unos minutos de charla, dejamos que nos adelante, su paso es más largo que el nuestro. Nos quedan unos 6 kilómetros para llegar, caminando en estos momentos por una pista asfaltada. Intuimos la proximidad de Palas de Rei que permanece oculta a nuestra vista detrás del Alto del Rosario.

Abordamos el Alto desde un bosque de eucaliptos, reparamos en algunos rótulos al borde del Camino dando ánimos a los peregrinos, coronando el alto por un andadero paralelo a la carretera sin dificultad y con las ansias propias de querer divisar la localidad de destino. En el descenso y ya con Palas de Rei por fin a la vista, pasamos por una zona de acampada, campos deportivos y piscinas municipales y sin apenas darnos cuenta nos hallamos entre las primeras casas de la localidad.

Nos dirigimos al albergue pero la hospitalera no está disponible, los que si se encuentran allí son Alex y las jóvenes catalanas que nos adelantan que está completo, la última cama ha sido la de Alex. Yo me alegro porque deseaba un poco de intimidad. Nos dirigimos a Casa Curro y allí nos ofrecen una habitación individual para Visi y una doble para compartir con Juan Luis, ambas con baño completo incorporado. No lo dudamos salvo Visi que le parece un poco cara para ella (18 € ). Al final la convencemos y como era de suponer acepta. Yo me quedo para asearme, darme un buen baño y hacer la colada. Mientras tanto, Juan Luis aprovecha para dar una vuelta. Yo no voy a comer pues bastante lo he hecho por el Camino esta mañana. Después de arreglarme salgo para encontrarme con los compañeros. Hay mucho ambiente de peregrinos, sobre todo guiris.

Nos echamos una buena siesta y después vamos a visitar el pueblo cubiertos con el poncho pues llueve a ratos. Después de dar unas vueltas, me siento en un bar a escribir mientras llegan Juan Luis y Visi que se han acercado a la iglesia para oír la Santa Misa.

Menos mal que Visi se muestra muy contenta con su habitación, comenta que se ha podido dar un buen baño y ha aprovechado para lavarse el pelo. Juntos vamos a cenar a Casa Curro, sopa de verduras y merluza a la gallega. Muy bien.

Ha estado cayendo un casi continuo chirimiri durante toda la tarde, y no escampa ni tiene trazas de hacerlo, el cielo está completamente encapotado, así que como no es cosa de estar vagando por las calles pues ya hemos tenido bastante lluvia por esos caminos de Dios, pensamos que lo más prudente es dirigirnos a nuestras respectivas habitaciones a dormir. Antes de que el sueño me venza, ocupo mi mente con abstracciones de los momentos particularmente intensos vividos en el Camino; son unos recuerdos reparadores.

Mañana entraremos en la provincia de A Coruña, última provincia de paso del Camino, ya estamos como quien dice a las puertas de Santiago, solo nos restan 66 kilómetros.

Buenas noches y hasta mañana.

portomarin-palas02-01

casasomoza01-01

32ª Jornada

Sábado, 25 de mayo de 2002

PALAS DEL REY-MELIDE

Parcial 15 Km; Total 693 Km; A Santiago: 51 Km

La campiña gallega

Hoy nos levantamos sin prisas, tenemos que aprovechar al máximo dormir entre sábanas. Hemos quedado con Visi en el Bar Curro a las 08:00 para desayunar. Llegamos los tres a la hora convenida haciendo un buen desayuno, tostadas con mantequilla y mermelada y café de “puchero” con leche. Hoy si que voy a salir con el estómago calientito y con reservas de calorías.

Se sale de Palas de Rei por la carretera de Santiago pasando junto a la portada románica de la iglesia de San Tirso. Al llegar a una gran curva nos desviamos de la carretera por una corredoira enlosada y en poco más de media hora en suave descenso y acompañados de una exuberante vegetación nos encontramos ante la fachada románica de la Iglesia Parroquial de San Xulián do Camiño que data del siglo XII. Siguen nuestros pasos al vallejo formado por el río Pambre que se salva por un puente de cemento. Vamos muy animados charlando, el tiempo ha mejorado bastante. A lo lejos se adivinan los primeros bosques de eucaliptos lo que significa que estamos aproximándonos a la provincia de A Coruña. Los pájaros contribuyen con sus trinos a esa relajación con la que caminamos.

Llegamos a la aldea de Casanova que según parece es el último enclave habitado de Lugo, donde se sitúa otro Albergue de los de “Fraga” en unas antiguas Escuelas Rurales habilitadas y tras cruzar el río Porto, un mojón nos indica el límite provincial entre Lugo y A Coruña.

coto-leboreiro-01

Un poco más adelante se llega a Coto donde dos establecimientos compiten por atraerse peregrinos, uno de ellos a la izquierda es una especie de venta y el otro situado enfrente es la Casa de los Somoza. Juan Luis conoce a los dueños y por lo tanto entramos allí. Se trata de una gran Casa Rural regentada por Jesús y Puri, un matrimonio gallego retornado de Bilbao y que habilitaron dos casas para convertirlas en un fabuloso Hostal-Restaurante con una terraza y un hermoso jardín con hórreo, cabeceiro y hasta un antiguo carro estratégicamente repartidos sobre el césped. Después de las presentaciones de rigor, la Sra. Puri nos prepara unos huevos fritos con patatas que comemos con apetito en una mesa que nos preparan bajo una carpa. Tanto Jesús como su mujer son muy serviciales y se desviven por atenderte lo mejor posible. Cuando nos disponíamos a marcharnos, aparece el algorteño Alex que resulta ser amigo del matrimonio que conoce del bar que tenían en Bilbao. Las jóvenes catalanas han llegado un poco antes que él pero se encuentran en la venta de enfrente, dice que va a traérselas. -Ya veremos como le sienta a la vieja– afirma la Sra. Puri.

cebolleira-leboreiro-01-300

Salimos de ese lugar muy contentos y dirigimos nuestros pasos hacia la aldea de Leboreiro a través de los restos de una calzada romana. Entramos en esa localidad muy importante para el Camino en la Edad Media, llegando por su calle Mayor a una placeta enlosada presidida por un cruceiro y flanqueada por sólidas casas de piedra. En una segunda placeta más adelante se encuentra a un lado la Iglesia de Ntra. Sra. de las Nieves con un hermoso pórtico y al otro la fachada de lo que fue en su día un hospital de peregrinos fundado por la familia señorial de los Ulloa y entre ellos un original cabeceiro, hórreo fabricado con grandes canastos de ramas de salgueiro superpuestos, uno de los pocos que subsisten en Galicia.

Algo después, se cruza el río Seco por un bello y sencillo puente de factura románica, el puente de la Magdalena. Estábamos contemplándolo cuando suena mi móvil, es mi amigo Vicente de Donosti interesándose por Mi Camino y recomendándome que no deje de ir a Casa Ezequiel en Melide, la mejor pulpería de los contornos.

puente-leboreiro-01

Comienza una pista acondicionada con grava parecida a alguna de Castilla flanqueada por arbolitos pero en un estado de crecimiento más avanzado que los de allá, pasando entre un complejo industrial y la carretera en un paraje que desentona bastante del paisaje por el que veníamos.

Pero al rebasar el complejo y llegar a una serrería, el panorama vuelve a lo suyo, la pista penetra en un frondoso bosque de robles y eucaliptos que desciende por una buena pista hasta el cauce del río Furelos a la altura de un hermoso puente romano de cuatro ojos desiguales en un atractivo entorno.

Atravesamos el robusto puente medieval, iniciando la travesía de Furelos con un giro en ángulo recto. A la derecha podemos contemplar la Iglesia Parroquial de San Juan, donde algunos peregrinos se encuentran sellando sus credenciales.

furelos-01

A la salida de la localidad se retoma una pista acondicionada que nos deja a las puertas de Melide. Por su calle principal pasamos por la pulpería Ezequiel, tomando buena nota de su situación para luego. Se pasa luego por la Ermita de San Roque que conserva como portada principal de estilo románico con algún detalle gótico, la que fue puerta lateral de la desaparecida Iglesia de San Pedro del siglo XII. Llegados a una plaza ajardinada se gira a la derecha por una avenida y enseguida a la izquierda por una calleja del casco antiguo, al final de dicha calle se tuerce de nuevo a la derecha y nos hallamos junto al Albergue de Peregrinos en la plaza del Convento, hemos tenido que atravesar lo que para nosotros ha resultado interminable pueblo para llegar hasta allí.

Después de sellar las credenciales. nos instalamos en la primera planta, me da la sensación que nos encontramos en un magnífico albergue. Yo me doy una buena ducha, hago la colada y después de componerme salgo impaciente para degustar el que aseguran mejor pulpo a feira de la zona, el servido en Casa Ezequiel donde doy buena cuenta de una ración colmada con los típicos cachelos y regado todo con buen vino blanco de ribeiro. Allí entablo conversación con un matrimonio mayor asturiano qua han aprovechado el fin de semana para darse una vuelta por Galicia y por supuesto no iban a perderse el pulpo de la Casa lo que acredita la fama que tiene reconocida.

Ya son casi las cuatro pero como estoy algo cansado me dirijo al albergue a tumbarme un rato, por lo menos me lo agradecerán los pies y piernas.

A la seis me levanto y salgo al centro del pueblo donde encuentro a los burgaleses. Juan Luis se viene conmigo y Visi se disculpa retirándose al Albergue, parece bastante cansada, aunque a decir verdad, ¡¡cuanta resistencia manifiesta esta buena mujer!!. Se nota que es una veterana montañera.

Paseamos por el pueblo haciendo tiempo para cenar y haciendo historia recordamos la importancia que tenía la villa de Melide en el Camino de Santiago en la Edad Media, aquí confluían los peregrinos que llegaban por el Camino Francés y los que retornaban al Camino desde Oviedo, después de pasar por Ribadeo, Villalba y Sobrado. Los peregrinos se habían desviado del Camino Real en Astorga para dirigirse a Oviedo y postrarse ante la imagen del Salvador que presidía el Altar Mayor de la Catedral antes de venerar las reliquias de la Cámara Santa. Un antiguo dicho de origen francés afirma que Quien va a Santiago y no al Salvador, visita al criado y deja al Señor”. Por lo tanto, se puede afirmar que gran parte de la trascendencia histórica de Melide la tiene por encontrarse en este cruce de Caminos.

Después nos acercamos al Bar Sony que Juan Luis conoce bien. De menú, sopa de pescado y bistec con patatas, suficiente para cenar. Allí permanecemos bastante tiempo viendo el Festival de Eurovisión pues hoy no hay prisa. Hasta que no termine el Festival permanecerá abierto el Albergue. Cuando nos cansamos de televisión, nos retiramos a nuestro nido de esta noche y después de quedarnos unos momentos en el amplio salón charlando con los peregrinos y hacer las llamadas de teléfono de costumbre, me retiro a mi litera a dormir.

Verdaderamente este albergue reúne muy buenas condiciones.

Buenas noches, hasta mañana.

palas-melide01

Ribadiso[1]-01

33ª Jornada

Domingo, 26 de mayo de 2002

MELIDE-ARZÚA

Parcial 14 Km; Total 707 Km; A Santiago: 37 Km

Bosques de eucaliptos

Esta noche he dormido bastante bien en este estupendo Albergue, me hago algo el remolón para levantarme, de todas maneras, que más da, que vayan saliendo los demás peregrinos, todavía la alemana de la cama superior sigue durmiendo o haciéndose la dormida.

Los burgaleses hace media hora que han salido cuando traspaso la puerta del albergue. Ya veremos si hay algún bar abierto, será difícil porque precisamente hoy es domingo. Según me descubrió Juan Luis, no es preciso seguir por la calle San Antonio para salir al Camino, se cruza ésta y por un corto callejón en fuerte pendiente se alcanza la carretera hacia Santiago, paso por delante del restaurante Sony y como era de esperar se encontraba cerrado, que le vamos a hacer, habrá que seguir en ayunas hasta el primer bar que haya abierto pues encima se me han acabado las barras energéticas.

Cuando llego a las últimas casas del pueblo, tomo a la izquierda la carretera de San Martiño y enseguida a la derecha se enfila el Camino y tras cruzar el río Lázaro, se llega al Carballal. Por aquí alcanzo a algunos peregrinos conocidos entre ellos a un peruano-alemán que va acompañado por dos alemanes, nos damos los buenos días y el consabido Buen Camino y les rebaso. En estos momentos la ruta atraviesa un bosque de eucaliptos mezclados con robles y otras especies autóctonas, llegando a la aldea de Raido, donde en una huerta a la derecha, un hermoso gallo coquetea, ufano él, entre varias gallinas y pavos.

De momento el tiempo parece que nos respeta pero me da el corazón que puede cambiar en cualquier momento. Poco después entre pinos y helechos se llega al arroyo Valverde, cruzado el cual se entra en la localidad de Boente después de una hora de marcha.

Una vez que salgo de la aldea, se cruza la carretera por un túnel descendiendo hasta el vallejo formado por el río Boente que se salva por un puente siguiendo en ascenso hasta la localidad de Castañeda. En este lugar era donde los peregrinos depositaban las piedras de caliza que transportaban desde Triacastela, en unos hornos que las convertían en cal que era utilizada para la construcción de la Catedral de Santiago.

Un cártel me indica que a 200 metros desviado del camino se encuentra una tienda de ultramarinos con bar, menos mal porque el ayuno de esta mañana empezaba a hacerse notar. El bar está lleno de peregrinos como no podía ser de otra manera, entre ellos mis compañeros Juan Luis y Visi y los dos matrimonios catalanes. Cuando me toca el turno pido un par de huevos fritos de corral con pan gallego y vino del país, que me convierten en otra persona. Descansamos un rato el almuerzo pues no teníamos prisa. Sin embargo, Visi se empieza a impacientar para no perder la costumbre, nos dice que como sigamos tan parsimoniosos no vamos a encontrar cama en el albergue; menuda obsesión la suya.

101ribadiso-01

Salimos del bar y en continuos toboganes primero cruzamos el arroyo Ribeiral y poco después salvando el desnivel formado por los tajos que forma la carretera nacional por un puente de cemento, llegamos a la ribera del río Iso, y cruzando el puente encontramos a la derecha el lugar donde se ubicaba el antiguo Hospital de San Antón de Ponte de Ribadiso que fue restaurado para convertirlo en el actual Albergue de Peregrinos, en un lugar paradisíaco de verdad, a orillas del río y con la bella imagen del puente romano de un arco entre exhuberante vegetación. A pesar de las protestas de Visi, entramos al conjunto del albergue, descargando las mochilas para descansar un rato. Unas fotos son obligatorias. Pronto, entre los refunfuños de Visi y su impaciencia, no tenemos mas remedio que cargar con los bártulos y ponernos en camino.

Dos kilómetros más entre bosque de eucaliptos por un terreno en cuesta, llegamos a las primeras casas de la localidad de Arzúa que se hace tan larga como Melide para alcanzar el centro.

Yo me quedo en el Hostal Teodora mientras Juan Luis y Visi se dirigen por la calle de Santiago al albergue. Hoy tengo ganas de darme un buen baño y dormir entre sábanas. Nada más entrar en el hostal comienza a llover, menos mal, de buena nos hemos librado. Realmente ha debido ser esta etapa la de mas subidas y bajadas del Camino y eso pasa factura a las piernas.

Una vez aseado y recompuesto, me acerco a la plaza de la Iglesia Parroquial de Santiago donde he quedado con Juan Luis para ir a comer. Me lleva al Bar-Hostal El Peregrino donde dice que preparan un pollo de corral auténtico buenísimo. Pero hoy no lo tenían, así que pedimos caldo gallego y merluza a la gallega teniendo suerte con la elección.

Nos retiramos cada uno a nuestro aposento, hay que echarse una buena siesta que relaje los músculos de las piernas. A las seis recibo la llamada del amigo Carlos Zarca de la Lista de Amigos del Camino de Santiago para interesarse por mi estado e infundirme ánimos, lo cual le agradezco de verdad, ya prácticamente el Camino estaba hecho, solo una desgracia podría truncar el ansiado abrazo final al Apóstol.

Me levanto bastante descansado, en el exterior esta lloviendo así que me siento ante el pupitre de la habitación para continuar con el borrador de Mi Diario.

A las ocho me dirijo al centro y me acerco a la Iglesia de Santiago para asistir a la Misa del Peregrino con Juan Luis y Visi. Terminada la Misa Juan Luis y yo orientamos de nuevo nuestros pasos al Bar “El Peregrino” para cenar, Visi como de costumbre se retira al Albergue. Esta vez me pido una ración de pulpo a la gallega y queso de Arzúa con membrillo, no podía dejar la zona sin probar su exquisito queso. Todo muy sabroso.

102arzua-01

Entre unas cosas y otras se han hecho las diez y media, hora razonable para retirarse a dormir. Solo restan 40 km escasos para llegar a Compostela y no creo que tenga dificultades a estas alturas para hacerlos en dos jornadas. Lo peor queda ya en el recuerdo.

Buenas noches y hasta mañana.

arzua1[1]-01-350

106salceda-01

34ª Jornada

Lunes, 27 de mayo de 2002

ARZÚA-PEDROUZO (ARCA)

Parcial 19 Km; Total 726 Km; A Santiago: 18 Km

Santiago, a tiro de piedra

Hoy tampoco tengo prisa en levantarme hay que aprovechar las comodidades que te ofrece el Camino cuando las encuentras. Me despierto a las 07:30 horas y después de asearme y arreglarme sin premura, me cargo los bártulos y me dirijo a la Plaza de la Iglesia. Hoy parece que de nuevo el día se presenta bueno.

Doy una última mirada a las esculturas que se alzan en la plaza en honor a las vaquiñas y a la quesera y accedo al bar Cunqueiro en la misma plaza. En el bar me encuentro con el peruano-alemán y compañía y nos saludamos. Yo le animo comentándole que ya solo nos faltan dos jornadas a lo que me replica que solamente nos resta una, la de hoy ya no cuenta. En realidad tiene toda la razón. Hoy sí que aprovecho el bar abierto para hacerme un buen desayuno.

A las 08:15 me despido de los alemanes con un Buen Camino y a caminar se ha dicho. Dios sabrá donde se hallan a estas horas tempraneras los burgaleses, con la prisa que le irá metiendo Visi a Juan Luis. En fin, a marchar en soledad que también se agradece de vez en cuando.

De Arzúa se sale inmediatamente al Camino por la rúa del Carmen pasando entre huertas y praderas. Hoy parece que los peregrinos han crecido en el Camino, sobre todo los franceses, españoles somos más bien escasos.

108calzada-01-300

El cielo está algo nublado pero no hace frío y se marcha con comodidad. La senda por la que discurre el Camino ayuda a mantener el paso entre bosques de eucaliptos y espacios más abiertos. Todas las aldeas por las que paso tienen sus particulares hórreos con el moho que les transmite una pátina especial. Por las callejuelas no se ve un alma, los vecinos deben estar atendiendo sus huertos y sus vaquiñas, solo los perros montan guardia.

Por Calzada, el Camino atraviesa la aldea por una calle enlosada que pasa bajo un hórreo bastante antiguo en apariencia, curiosa despedida de la aldea.

Sin casi enterarme llego a la localidad de Salceda junto a la carretera nacional. Allí se encuentra el bar “Taberna de Salceda”, me asomo por si estuvieran los burgaleses pero ni rastro de ellos.

Se cruza la nacional discurriendo el Camino por un andadero bien acondicionado. Poco después, se cruza de nuevo la carretera entrando en una pista a la derecha, allí se encuentra un pequeño monumento encajado en la piedra con unas botas en memoria del peregrino alemán Guillermo Watt fallecido en 1993, una inscripción precisa: “a una jornada de Santiago”.

Hoy los kilómetros pasan sin sentir, parece como si Santiago hiciese de imán que me va atrayendo con fuerza. Un poco antes de llegar al cruce con la carretera, me tomo un descanso sentado en unas piedras a la orilla del Camino, donde ya se encuentran varios peregrinos guiris haciendo lo mismo que yo. Cinco minutos y a seguir hasta que me topo de nuevo con la carretera que debo cruzar para marchar paralelo a ella por un andadero, donde me alcanza y rebasa el algorteño Alex que también camina en solitario, nos saludamos y nos deseamos Buen Camino, él va más rápido.

En el cruce del Alto de Sta. Irene entro en un bar donde también lo ha hecho Alex. Nos tomamos unas cervezas con unos frutos secos que saca él de la mochila.

105salceda-01

Salimos juntos y decide acompañarme por esas sendas que van caracoleando y jugueteando con la carretera entre bosques de eucaliptos. Vamos conversando sobre Algorta y Bilbao recordando los viejos tiempos cuando estuve por allí. Es importante de vez en cuando, interrumpir la monotonía de los soliloquios en los que vas absorto cuando caminas en soledad, con la compañía de alguien que te pueda dar conversación.

Un último cruce de la carretera nos conduce a una pista que a través de la aldea de Rúa nos deja de nuevo en ella frente a una gasolinera y ya por el arcén llegamos al Albergue de Peregrinos “O Pino”. El nombre de la parroquia que agrupa a varias aldeas es Arca, aunque realmente la localidad donde nos encontramos se llama Pedrouzo.

Son ya las 13:00 y acaban de abrir el albergue por lo que se ha formado una respetable cola a la entrada. El albergue aparenta buen aspecto, así que decido quedarme. A Juan Luis y Visi los veo entre los primeros de la fila, me saludan e indican que hace una hora que han llegado. Aprovechan su lugar para reservarme una cama apropiada en una de las estancias de la planta baja, aunque después nos enteramos que la planta superior reúne mejores condiciones. Dejamos los trastos y como había llegado bastante fresco, directamente les acompaño al restaurante “Compás” situado junto a la Estación de Servicio.

23[1]

La comida bastante regular tirando a mala, tengo que pedirle al camarero que me retire el caldo gallego que estaba rancio de puro viejo y me traiga una ensalada. Allí nos encontramos con los matrimonios catalanes, los alemanes y Alex junto a las jóvenes catalanas.

De vuelta al albergue, compruebo con disgusto que el peregrino que ocupa la cama superior es un verdadero desastre, ha dejado todas sus pertenencias esparcidas e incluso la mochila, en vez de colocarla en su taquilla, la ha dejado en el suelo impidiéndome la apertura de la mía, ya veremos si no tengo problemas. De momento me acuesto a descansar después Dios dirá.

Pero me es imposible conciliar el sueño, unos peregrinos alemanes no paran de cascar y alborotar con sus carcajadas, y yo que creía que la fama de escandalizadores la teníamos los españoles!!. En fin, por lo que voy observando el ambiente no es de lo más placentero y como no quiero que me pase como en Portomarín, ahora que estoy a tiempo contemplo la posibilidad de largarme, no vaya a ser que a una jornada tan solo de Santiago la vayamos a tener.

Lo comento con los burgaleses y Juan Luis sin pensárselo dos veces me responde que si decido largarme de allí, él me acompaña.

Nos dirigimos al Hostal “El Compás” donde no quedan habitaciones disponibles pero nos hablan de una señora que alquila habitaciones a los peregrinos en su casa. Nos ponemos en contacto con ella y después de cenar, esta vez en el restaurante “Regueiro”, menudo cambio más oportuno, recogemos nuestros bártulos del Albergue y la esperamos para que nos acerque en su coche a la casa. La señora nos enseña la habitación que aceptamos. La casa está algo retirada de la carretera y muy cerca del Camino. Mejor así; intuyo que vamos a poder dormir y descansar apaciblemente.

Me acuesto sin más y compruebo como se repite la misma historia que al inicio del Camino en Roncesvalles. Una sensación de intranquilidad y nervios recorre todo mi cuerpo dificultando el poder conciliar el sueño; y es natural, por fin, tan solo me queda una última jornada, 20 kilómetros escasos, una gota en el océano; puedo mostrarme contento, tengo a Santiago, a tiro de piedra.

Buenas noches y hasta mañana.

santi1

35ª Jornada

Martes, 28 de mayo de 2002

PEDROUZO (ARCA)-SANTIAGO DE COMPOSTELA

Parcial 18 Km; Total 744 Km; A Santiago: 0 Km

El anhelado abrazo 

Nos levantamos a la 07:15, era imposible permanecer más tiempo en la cama, los nervios y la ilusión por llegar a Santiago me tienen despierto hace casi una hora. Además habíamos quedado con Visi a las “y media” en el bar “Regueiro”. Así que a cargar con el morral y a la calle.

Nos dirigimos al bar donde ya se encuentra Visi esperándonos hace un cuarto de hora, me parece que el que más y el que menos tiene los nervios a flor de piel. Hacemos unos buenos desayunos y sin más preámbulos nos disponemos a afrontar la última etapa, eso sí, con un cielo plomizo que no augura nada bueno. Menos mal que de momento las condiciones meteorológicas nos respetan.

En fila india, tomamos el arcén izquierdo de la carretera de Santiago, el Camino señalizado discurre un poco desplazado del pueblo pero que más da, al final llegaremos al mismo sitio y como es temprano, todavía el tráfico es escaso. Divisamos una pareja de cuervos que están dando buena cuenta de la carroña de algún animal atropellado, cuando llegamos a una distancia que los cuervos estiman prudencial, levantan el vuelo pero sin irse muy lejos, tan pronto como se percatan de que nos hemos alejado lo suficiente, vuelven a su particular festín.

En una hora escasa nos encontramos atravesando el río Amenal, llegando a la aldea de Cimadevila donde confluimos con el Camino. Allí giramos por una calle a la izquierda que nos introduce a través de un frondoso corredor en un bosque espeso de eucaliptos altísimos y manto de helechos, -hay que gozar a tope y saborear con codicia el último tramo boscoso del Camino, amigos Juan Luis y Visi- casi les ordeno.

La pista pica en ascenso pero ya no me asusta nada, saturo mis pulmones con el aire aromatizado del bálsamo procedente de las hojas de los eucaliptos y aunque me molesta un poco la zona lumbar, hoy no es día de quejarse, hay que olvidarse de las lumbalgias, no hay dolores que valgan en esta etapa, respiro profundo y a la marcha.

Se sigue ascendiendo hasta alcanzar el alto de Lavacolla terminando en este punto el bosque de eucaliptos para dar paso a un gran espacio abierto en donde se sitúan las pistas de aterrizaje del aeropuerto. Me llama mi hermano Juan por el móvil comunicándome que ya se encuentra con mi padre en Lugo tomándose una ración de pulpo y que nos veremos en el hotel. El camino inicia una bajada pasando pegado a las balizas señalizadoras de la cabecera de pista. Un avión se prepara para despegar llegando hasta nosotros el ensordecedor sonido de las turbinas tratando de alcanzar su potencia máxima. En unos instantes el avión se encuentra en el aire hasta convertirse a nuestra vista en un minúsculo punto del infinito.

109sanpaio-01

El Camino desemboca en la carretera donde está situado un mojón especial que muestra los atributos del peregrino con la leyenda “Santiago” en lo alto y una indicación con los 12 kilómetros que restan para la llegada. Santiago no se distingue aún, pero se siente.

Cruzamos la carretera y enseguida nos hallamos ante un bar a la entrada del poblado de San Paio (San Pelayo). Allí dirigimos nuestros pasos pues el estómago nos está reclamando algo estimulante. Engullo con apetito un suculento bocata de queso con una cerveza rematado con un café caliente. Ya hemos entonado el cuerpo para los 11 kilómetros que faltan.

Al salir nos percatamos que la lluvia va en aumento por lo que se hace preciso enfundarse los incómodos ponchos. Con lluvia incesante atravesamos la localidad de Lavacolla saliendo a la antigua carretera del aeropuerto, ahora con una circulación casi nula, recibo una llamada en el móvil del amigo Antonio Zorrilla de Miranda del Ebro infundiéndome sus ánimos y su enhorabuena adelantada y poco después la de José Luis desde Santiago preguntándome por donde marchaba y citándome a las seis de la tarde en la fuente de la Plaza de Platerías, es natural que hoy sea día de llamadas telefónicas, se trata de un día muy especial.

Ahora tenemos que decidirnos si continuar por la pista que parte a la izquierda y pasa por Villamaior o continuar por el arcén de la carretera. Hacemos caso a Juan Luis que recomienda seguir por la carretera, -se ataja algo- afirma Juan Luis –y además nos evitamos unos repechos duros hasta el Monte del Gozo- concluye. A estas alturas del Camino lo importante es evitar sobreesfuerzos.

La lluvia arrecia y se hace muy incómodo andar en estas condiciones, Visi va como una moto y yo intento seguirla mientras Juan Luis protesta, no es su paso el que vamos imponiendo pero el campo magnético de Santiago parece como si se fortaleciera conforme nos acercamos y nos hace avivar la marcha que en honor a la verdad a veces se convierte en frenética, tiene mucha razón Juan Luis con sus reproches. Paramos un ratito refugiados bajo el voladizo de una parada de autobús y es que caen verdaderos chuzos de punta. Pero hay que proseguir, la borrasca no parece tener visos de remitir.

Alcanzamos el Alto de San Marcos donde entramos en un bar para descansar de la lluvia que se hace insoportable. Aprovechamos para tomarnos unos vinos de albariño, ese blanco aromático gallego de color amarillo-pálido brillante de tan reconocida fama, con unas tapas de empanada de bacalao recién cocinada y por cierto muy gustosa que nos ofrece el camarero, Visi que se encuentra muy nerviosa nos recrimina que no perdemos el tiempo.

Desde allí doblamos a la izquierda por una calle de la población de San Marcos en dirección al Monte del Gozo, donde retomamos el Camino señalizado. Pasamos ante el monumento conmemorativo de la visita del Papa Juan Pablo II en el año 1992, en lo alto de una colina. Desde aquí era donde contemplaban por primera vez los caminantes del medievo las torres de la Catedral, hincando las rodillas en el suelo entre lloros y cánticos, dándole las gracias al Apóstol por haber llegado hasta allí sanos y salvos después de haber padecido tantas calamidades y sacrificios, pero a nosotros, la lluvia y la neblina nos han jugado una mala pasada, no es que nos impidan ver las torres de la Catedral, es que ni siquiera se ve la ciudad.

Vamos descendiendo la colina pasando junto a los barracones que forman parte del macro complejo de acogida de Peregrinos, confluyendo en la carretera después de bajar por una escalinata. Tras cruzar el puente sobre la autovía de circunvalación y la vía férrea Santiago-A Coruña se llega a una rotonda y a partir de ahí comienza la agónica entrada a la ciudad que se encuentra envuelta en niebla y con una lluvia pertinaz que resbala por todos lados y que no remite, vamos completamente mojados por fuera y por dentro. Nos queda casi una hora para alcanzar la Puerta del Camino atravesando el Barrio de San Lázaro por la avenida de los Concheiros (los peregrinos) hasta el crucero de San Pedro y desde este punto seguimos la larga calle del mismo nombre. A pesar de las inclemencias del tiempo vamos contentos pues objetivamente estamos pisando las calles de Santiago. Una vez que llegamos a la Puerta del Camino accedemos al casco antiguo cruzándolo por la rúa de las Casas Reales, praza y rúa das Animas, praza de Cervantes y rúa de la Azabachería, callejas todas ellas empedradas, donde nos cruzamos con una excursión de escolares. La maestra señalándonos con el dedo les explica -mirad niños, estos son peregrinos que bla, bla, bla…-. Por la vía Sacra accedemos a la zona alta de la Plaza de la Quintana entre la Casa de la Parra y el Monasterio de San Paio, donde nos topamos al fin con la impresionante mole de la Catedral con la Torre del Reloj, (la “berenguela”), al frente. Ahora sí que podemos decir que hemos alcanzado la meta, en nuestra mirada queda reflejada una gran satisfacción y orgullo por el deber cumplido.

Inmediatamente descendemos las escalinatas y cruzamos la Plaza de la Quintana y la de Platerías y nos dirigimos a la Oficina del Peregrino situada en una dependencia de la Casa del Dean esquina con la rúa do Vilar y allí cuando me llega el turno, consigo la ansiada Compostela.

Me despido de mis compañeros de fatigas Juan Luis y Visi con un abrazo emocionado, quedando para mañana a las doce para asistir juntos a la Misa del Peregrino en la Catedral, ellos van a alojarse al Seminario Menor y un servidor se dirige al Hotel Peregrino donde me estarán esperando mi padre con 93 años que ha demostrado gran valor por venir a recibirme y mi hermano Juan.

El Hotel queda a un kilómetro desde donde me encuentro, pero qué es un kilómetro a estas alturas…, allí me esperan los besos y abrazos de alegría de mi padre y hermano y un saludable baño.

Una vez aseado y con ropa adecuada, salimos a comer y a continuación una buena siesta.

Cuando me levanto, me dirijo a la Plaza de Platerías donde José Luis ha acudido como un clavo. Nos damos a conocer y nos abrazamos. José Luis contacta con Michell de Pamplona y Silvia de Madrid del mismo grupo de Amigos del Camino de Santiago, para que capturen nuestra imagen junto a la Fuente de los Caballos, “La Fuente del Sueño” como acertadamente la apoda el gran poeta Federico García Lorca, a través de la webcam instalada en la Plaza, para insertarla en la Lista como recuerdo del encuentro. Al poco rato aparece José Antonio Riera, otro miembro puntero de la Lista, dando un respiro de alivio al acreditar que había llegado sano y salvo por lo que quedaba totalmente exonerado de cumplir la promesa de llevarme en volandas hasta la catedral y más aun al darse cuenta de mis arrobas de más.

111santiago-300

Acto seguido, José Luis haciendo de cicerone de lujo, me da un paseo por el casco antiguo en compañía de José Antonio señalándome detalles durante el recorrido que sin su ayuda me hubieran pasado desapercibidos.

Después a celebrar la llegada al bar O Beiro, donde hacen su aparición los amigos Moncho Trigo junto Vera y Rosa María, las brasileñas que conocí de hospitaleras en Castrogeriz y un brasileño que había realizado el Camino Portugués. Poco después se presenta también el hermano de José Antonio un verdadero deportista que hace años realizó el Camino Francés desde Roncesvalles con una mountain-bike pero sin salirse de las sendas, nada de carretera. Entre todos mantuvimos una amena tertulia acompañada por unas botellas de buen albariño y queso gallego, que José Luis no nos dejó pagar, del gasto se hacía cargo él, era el anfitrión. Allí estuvimos hasta las ocho, hora en que se retira José Luis por motivos familiares y poco después lo hago yo disculpándome pues también tenía obligaciones de familia. Fueron unos momentos muy agradables que nunca olvidaré.

Junto a mi padre y Juan, entramos en la Catedral para darle el anhelado abrazo ritual al Apóstol Santiago a quien agradezco la protección recibida durante todo el Camino y hago mis votos por la familia y amigos. Acto seguido bajamos a la cripta donde me tomo unos momentos de reflexión ante los restos mortales de Santiago el Mayor, hijo del Zebedeo contenidos en una urna de plata repujada junto con los de dos de sus discípulos. Quién me iba a decir a mí aquel fatídico y lejano día de mi lesión llegando a Santo Domingo de la Calzada, cuando perdí toda esperanza de llegar hasta aquí, que iba a estar saliendo por el Pórtico de la Gloria tan reconfortado.

fotoxoansantiago[1]

Epílogo

Miércoles, 29 de mayo de 2002

Santiago de Compostela

Misa del Peregrino y despedida 

        Hoy he dormido de un tirón, mi hermano Juan también está despierto, me levanto y descorro las cortinas de la terraza quedando la habitación iluminada por un flujo de luz prometedor. Aunque hace algo de fresquillo me da la impresión que vamos a tener un día espléndido primaveral. Menos mal que el frente nuboso ha pasado.

        Salgo del hotel con mi padre y Juan, haciendo un buen desayuno en una pastelería cercana al hotel y sin más nos encaminamos al casco antiguo para deambular por sus calles y pillar un buen sitio en la Catedral. A esas horas y con el buen día que hace, la ciudad bulle de peregrinos y turistas, casi todos guiris.

        Al paso, me encuentro con muchos peregrinos conocidos de vista pero es una sorpresa para mí encontrar entre ellos a Flor y Emi, el matrimonio de Elda que había perdido la pista desde la etapa Mansilla de la Mulas-León, me explican que Emi había tenido problemas de tendinitis y tuvieron que perder un día para descansar. Nos felicitamos por habernos visto y por la conclusión del Camino.

        Con tiempo por delante nos vamos a la Catedral sentándonos en uno de los bancos de la nave central, enseguida aparecen Juan Luis y Visi que se acomodan junto a nosotros y en unos instantes se van ocupando todos las plazas de asiento. Cuando falta aún media hora para comenzar la Santa Misa, ya estaban los bancos completos, los peregrinos que iban llegando se acomodaban como podían alrededor de ellos. La Misa resulta impresionante y con muchos momentos de emoción. Cerca de nosotros se encuentran el peregrino peruano-alemán y compañeros, otros brasileños, americanos, austriacos, etc. etc. éramos un conjunto heterogéneo de peregrinos de lo más cosmopolita.

Hasta tenemos la suerte de poder ver el botafumeiro en funcionamiento gracias al “donativo” de unos peregrinos alemanes. Un grupo de turistas japoneses contemplan atónitos y boquiabiertos como el botafumeiro controlado con precisión por los ocho botaboleiros, oscila a lo largo de la nave transversal de la catedral echando fuego y humo a través de los orificios. Seguro que no han visto cosa igual en su vida.

  084[1]

      Cuando finaliza la Santa Misa, nos congregamos peregrinos y turistas en la amplia plaza adoquinada del Obradoiro emblema de la ciudad. Empleo unos minutos en observar con admiración el entorno que no tiene desperdicio, mirando al frente la doble escalinata que conduce a la fachada principal de la Catedral con la imagen de Santiago Peregrino allá en lo alto, con su dos torres barrocas protegiendo el hermoso Pórtico de la Gloria del Maestro Mateos y en segundo plano algo desplazada la imponente Torre del Reloj, la berenguela; a mi izquierda el Hostal de los Reyes Católicos antiguo hospital de peregrinos y hoy convertido en un lujoso Hotel; a mi derecha el Colegio de San Jerónimo con fachada procedente del antiguo Hospital de la Azabachería; y a mi espalda el Palacio de Rajoy donde se alojan el Ayuntamiento  y parte de la Xunta de Galicia.

Juan Luis es el más fotografiado por los guiris, al que deben imaginar como prototipo de peregrino medieval con su sombrero y bordón artesano, realmente da el pego.

114santiago

        Juan Luis irradia alegría y nos invita a la cafetería del Hostal de los Reyes Católicos, -un día es un día- nos manifiesta –hay que celebrar el feliz desenlace de nuestro peregrinaje. Brindamos con un buen vino albariño y una vez apurada la consumición nos acercamos a otro bar del casco viejo para devolver la invitación y donde sin querer llega la hora del siempre doloroso acto de la despedida. Sello mi amistad con los burgaleses con un fuerte abrazo agradeciéndoles su compañía y esperando volver a verlos. –Si te decides a volver al Camino- me dice Juan Luis –no dudes en llamarme que me uniré a ti con mucho gusto en Burgos. –De acuerdo, le contesto- ten por seguro que repetiré y no me olvidaré de lo que me has dicho, te lo prometo Juan Luis. Mis compañeros de Camino se alejan con paso cansino por la calle do Franco perdiéndose entre los viandantes.

        Una vez repuesto de la despedida, me dirijo con mi padre y Juan a comer cerca del Hotel y a continuación una corta siesta. Como hace tan buen día aprovecharemos la tarde para ir a Fisterra, sorprende que mi padre a pesar de su edad y de haber viajado tanto desconozca estos lugares.

        Una vez en Fisterra, lo primero que hacemos es acercamos al Faro donde hacemos tiempo para poder contemplar la puesta de sol mas maravillosa que hayamos visto jamás, sin nubes que le estorben, el anaranjado astro rey se posa suavemente sobre la superficie del océano sumergiéndose después con lentitud en las profundidades.

Corría un airecillo molesto del norte mientras nos hacemos las fotos de recuerdo que invita a buscar el socaire, así que entramos en la cafetería del Faro a refugiarnos.

        Después nos dirigimos al restaurante “Tira do Cordel” enclavado en el extremo occidental de la Playa de Langosteira para celebrar como se merece la feliz conclusión de mi Camino con una suculenta cena.

        Ya era bastante tarde cuando nos ponemos en camino de regreso. En las casi dos horas de recorrido tengo tiempo suficiente para hacer un balance final de mi Camino que ha supuesto para mí una experiencia maravillosa, un reencuentro conmigo mismo. Es cuando te das perfecta cuenta de lo poco que se necesita para vivir y ser feliz. En definitiva, ha sido la asignatura pendiente de mi vida que espero haber aprobado con holgura.

santiago5

Recuerdos y agradecimientos

         Por último y haciendo un poco de memoria, quisiera expresar mi recuerdo y agradecimiento a los peregrinos que tuve la suerte de tratar:

Vicenta la primera peregrina del Camino con la que compartí viaje de Zaragoza a Roncesvalles,

Belén y sus compañeros médicos de Castellón que me acogieron en su grupo con tanto cariño,

Jesús el joven desenvuelto riojano y el matrimonio de Sardenyola

Diego el cartagenero, muy buen muchacho, que pacientemente me acompañó durante tres etapas,

Elisabeth la ranchera de Santa Fe,

María la valiente peruana y su marido, el belga René,

Pepe el chileno afincado en Madrid y que ya se encontrará en Los Angeles con sus padres,

Fernando Pazos que vino de Valencia para acompañarme entre Burgos y Castrogeriz,

Jesús con su grupo de los cinco: el matrimonio de Vitoria y los jovencísimos hermanos mejicanos Hugo y Magali,

Flor y Emi el matrimonio de Elda tan servicial y desinteresado,

Marta y Nuria las guapas e inquietas jóvenes catalanas y Alex el algorteño,

Peregrinos brasileños y alemanes con los que compartí mesa y mantel en Ruitelán,

y que decir de Juan Luis y Visi los que fueron mis compañeros durante tantos kilómetros, desde El Burgo Ranero hasta el final,

y en fin, tantos otros que aunque mantuve un menor trato, nos intercambiamos consejos, nos infundimos ánimos y compartimos vivencias, que más se puede pedir.

        Asimismo, quisiera manifestar mi reconocimiento a los hospitaleros por sus generosas atenciones, a los miembros de la Lista de Amigos del Camino de Santiago, Antonio Zorrilla, Ales, Vicente, Carlos Zarca, Silvia y alguno más que no hubiera querido dejar en el tintero y que tantos ánimos me infundieron a lo largo del Camino con mensajes y llamadas de aliento y a José Luis, Moncho Trigo y José Antonio Riera por sus deferencias y especial recibimiento en Santiago.

Para todos vosotros y futuros peregrinos:

ULTREIA!!   SUSEIA!!  Y  BUEN CAMINO!!

COMPÁRTELO EN TUS REDES SOCIALES
Facebooktwittergoogle_pluspinterestlinkedin
Camino Aragonés
RUTA POR TIERRAS DE AYÓDAR