La clave es la ligereza. La mochila debe pesar como máximo el 10% de tu peso corporal. Es recomendable llevar ropa técnica, transpirable y por capas (camiseta, forro polar, cortavientos). También son esenciales un buen calzado de trekking, un botiquín básico, protección solar y un sombrero. Ah! y no olvides tus calabazas.


