Serra Engarceran a Masia Segarra: Etapa 3.
Esta es una etapa que exige planificación y determinación. La ruta se extiende por parajes de gran valor ecológico, lejos de núcleos urbanos. Es la jornada ideal para la conexión personal con el camino y la gestión consciente de sus recursos. La belleza del paisaje agreste le acompañará hasta que Masia Segarra emerja como un punto de encuentro vital y un merecido descanso en la soledad del territorio.
Serra Engarceran a Masia Segarra: La Jornada de Resistencia en el Maestrazgo Indómito. Etapa 3
Esta es una etapa que exige planificación y determinación. La ruta se extiende por parajes de gran valor ecológico, lejos de núcleos urbanos. Es la jornada ideal para la conexión personal con el camino y la gestión consciente de sus recursos. La belleza del paisaje agreste le acompañará hasta que Masia Segarra emerja como un punto de encuentro vital y un merecido descanso en la soledad del territorio.
Navegación Esencial:
Guía Detallada de la Etapa 3 (Masia Segarra).
La gestión de recursos es clave. Este mapa detalla el recorrido extenso, señalando los escasos puntos de agua y resguardo. Descargue el track con antelación, ya que la señalización puede ser discreta. Un desafío de navegación que le conectará con el auténtico espíritu de exploración.
Mapa y Guía Detallada:
La Etapa al completo.
La gestión de recursos es clave. Este mapa detalla el recorrido extenso, señalando los escasos puntos de agua y resguardo. Descargue el track con antelación, ya que la señalización puede ser discreta. Un desafío de navegación que le conectará con el auténtico espíritu de exploración.
Servicios en la etapa
Albergues y sellos
Recoge tu Credencial oficial y duerme tranquilo: tu albergue te espera.
Pueblos en el camino
El inicio de su viaje: historia y naturaleza
Tres municipios en la etapa de mayor reto. Partiendo de Serra Engarceran, el camino le llevará a través de los términos de Albocàsser y Vilar de Canes, aunque no siempre pase directamente por sus centros urbanos. Estos municipios son vitales como posibles puntos de apoyo y desvío para emergencias o avituallamiento. La ruta culmina en la aislada Masia Segarra, punto clave de reposo antes de continuar hacia el norte.
DIARIO DE UN PEREGRINO EN EL CAMINO DE CASTELLÓN
3a Etapa: De Sierra Engarcerán a Más de la Segarra.
Invierno
Amanece en Sierra Engarcerán con un cielo despejado y una temperatura fresca de 8°C. hace frio, en el albergue he pasado frio y he tenido que sumergirme en mi saco y en unas mantas que he encontrado, gracias a dios que en los servicios hay agua caliente y me puedo dar una buena ducha mañanera , que me permite entrar en calor y con ese aire frio matutino, acercarme al pueblo para tomarme en el bar un buen desayuno caliente y tener la conversación matutina de los vecinos, que como siempre te dicen “donde vas loco con este frio” por suerte uno se acostumbra a todo. Ya desde la calle
de la Fuente tomo rumbo hacia la carretera CV-15. Me dirijo al barranco dels Molins para subir al Coll de la Bandereta. Primero desciendo hasta el fondo del barranco, cruzo las escaleras que me llevan junto a la piscina y los lavaderos del pueblo , mi albergue de esta noche, y, desde allí, contemplo una vista soberbia de Sierra Engarceràn que me llena de energía. El día se ha vestido de luz y el viento, aunque intenso, se suaviza con la calidez del sol.
Al poco de comenzar, al cabo de unos 900 metros, alcanzo la CV-155. Aquí el viento golpea con más fuerza, pero la subida y la temperatura que asciende me mantienen en movimiento. Avanzo escuchando el trino de los pájaros y el eco del cucú, mientras los campos de almendros, en distintos niveles como escaleras por la inclinación del terreno, pintan el paisaje de tonalidades verdes y rosadas.

Tras aproximadamente 1,3 kilómetros corono el Coll de la Bandereta. Unos 200 metros más allá se abre el mirador de Làseres, desde donde las vistas son de auténtico regalo: las sierras onduladas, el mosaico de campos y, en la distancia, la línea azulada del mar.
Respiro hondo antes de iniciar la larga bajada por la CV-155. Cada curva me muestra nuevas perspectivas de los almendros plantados en terrazas, de montañas de verde brillante a un lado y de roca agreste al otro; es un contraste que invita a la reflexión.
Pasados 4,2 kilómetros llego al Màs de Cervera. Apenas unos cientos de metros más adelante cruzo la CV-25 y tomo una senda de tierra y piedra que discurre entre la montaña de La Moleta, olivos viejos y almendros floridos. Me maravilla ver, al mismo tiempo, la naturaleza domesticada por el hombre y la montaña salvaje conservando su esencia. Sigo el trazado, cruzando un barranco que vuelve a acercarme al agua y salgo a
una carretera estrecha que discurre paralela al arroyo.
Durante más de seis kilómetros, la senda alterna tramos de tierra, piedra y hormigón. El paisaje va cambiando; aparecen pinos que cobijan nidos y suenan los trinos de los pájaros como si un pequeño coro celebrase mi paso. Finalmente alcanzo la Ermita de San Pau, joya rural con elementos medievales y barrocos. Construida entre los siglos XVI y XVII y ampliada en el XVIII, este conjunto me impresiona no sólo por su
arquitectura, sino por la serenidad que transmite. La ermita, iniciada en 1617, es de nave única, sin capillas ni crucero; el coro alto y los frescos restaurados en los últimos años me dejan sin palabras. Quedo fascinada especialmente por las grisallas de la hospedería: pinturas monocromas que simulan relieves escultóricos, popularizadas en el siglo XIV, y que aquí han sido recuperadas con esmero. Paso un rato contemplándolas y dejo que ese arte delicado se impregne en mi retina.
Tras la visita, decido hacer una parada para comer algo y descansar. Bajo la sombra, repongo fuerzas mientras escucho el susurro del viento en los almendros y el lejano sonido de las fuentes.
El último tramo, de unos cinco kilómetros hasta Màs de la Segarra, transcurre por senderos similares a los anteriores: tierra, piedras, algún tramo de hormigón. El paisaje sigue siendo generoso: campos de cereales que ondean con el aire, olivos de troncos retorcidos, almendros que prometen flor en primavera. Camino disfrutando de cada metro, sabiendo que estos momentos quedarán grabados en mi memoria. Por fin huelo al humo de la chimenea del Màs de la Segarra, el frio del día ya lo dejo atrás, aquí ya encuentro el cariño del buen hospitalero, me atienden con amabilidad y simpatía y por fin cierro la etapa de hoy, con el alma agradecida y la certeza de que cada jornada me acerca a mi destino.















